EL RITMO DE LA VIDA: Caras vemos, capacidad no sabemos

Por Pepe Reyna

30 / Abril / 2018

Luego de que partidos políticos descubrieran que lanzar como candidatos a puestos de elección popular a famosos del espectáculo y del deporte, en vez de arriegarse a perder votos con políticos gruñones y antipopulares, con resultados positivos, ahora la moda es la de candidatear a féminas caras bonitas, de preferencia con cuerpo escultural, si es que se puede, y claro, jovencitas, sobre todo, aunque carezcan de capacidad para expresarse, sin importar que tengan o no preparación para saber manejar los temas de la vida nacional y de fuera de nuestras fronteras. Si son mal habladas, no le hace; si son proclives a meter la pata en cuanto abren la boca para hacer declaraciones, què importa.

Lo esencial en esta nueva estrategia es que con la belleza física como cómplice logren arrastrar multitudes, con sòlo sonreír, guiñándole el ojo al elector y logrando despertar el interés de las electoras por parecerse a ellas y reconquistar al marido que ya ni las pela.

Hace seis años, las mexicanas de todos los rumbos del país se enamoraron del bello rostro del candidato priìsta a presidente de la república y le dieron el voto por guapo. Lo mismo sucedió con Adolfo López Mateos al final de los años 50 y con el varonil Josè López Portillo en la década de los 70.

En Nayarit, las que mueven corazones del votante masculino son Jazmine Bugarìn, aunque se le reproche de ser vulgar en sus expresiones; Geraldine Ponce, la belleza Nayarit, aunque confunda la reforma energética con la educativa, y la compostelense Gloria Nùñez, a pesar de que se le acusa de haber participado directamente en la aprobación de las reformas peñanietistas.

Con la mentada moda de elegir candidaturas sobre la base de jovencitas y algunas no muy jovencitas pero que de todas maneras arrancan suspiros masculinos y admiración entre el sector femenino, atrás van quedando los políticos feos, gordos y valentones del añorado PRI del siglo pasado y principios del actual, para dar paso a una nueva generación donde las muchachitas de buen ver, aunque de dudosa capacidad para sacarnos adelante a los mexicanos, son las que caminan a paso apresurado tras la conquista del poder público. Ahora sì, que sòlo por su cara bonita.