Padres asisten a audiencia que reconstruye brutal asesinato de dos menores

04 / Mayo / 2018

Por Oscar Verdín Camacho

Hay veces que una audiencia de carácter penal llega a ser despiadada.

Padres de la joven de 17 años que murió el miércoles 25 de abril junto a su hija de siete meses, sometidas a golpes, rociadas con gasolina y prendiéndoles fuego, escucharon este jueves la narrativa de datos con que cuenta la Fiscalía General del Estado (FGE) para creer que Francisco Javier, un joven estudiante de veterinaria, fue quien cometió los crímenes.

A indicación de un policía estatal, el jefe de familia se quita la cachucha. Su barba es entrecana y hay una impresión de desvelo en su cara. Sentada a su lado, su esposa lleva agarrado el cabello.

Tristes, pensativos, los dos escuchan y escuchan limitándose a parpadear, mientras es reconstruida con las palabras de dos agentes del Ministerio Público, mujeres, la brutal muerte de su hija y su nieta.

Se trata de la segunda audiencia a la que es traído Francisco Javier ante el juez Guillermo Romero Ríos, en relación con los hechos registrados en la casa 291 de la calle Juárez, en la cabecera municipal de Compostela.

Si efectivamente el hubiera no existe, en este caso el destino debió ser distinto con un par de policías municipales que recibieron un primer reporte de violencia familiar: una mujer gritaba pidiendo auxilio, mientras una bebé lloraba.

Los policías llegaron a la casa, tocaron a la puerta, pero nadie salió. Y se retiraron. Les faltó trepar y asomarse por alguna barda, una casa vecina, algo más.

Se deduce que aún no se prendía fuego a las víctimas en el patio, porque los agentes no percibieron el humo o el evidente olor.

Pasadas las dos de la tarde de ese miércoles, Francisco Javier llegó a la escuela de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) para encontrarse con un amigo, quien renta la casa ya mencionada junto a otros compañeros.

Ambos se dirigieron a comer a un negocio en Compostela y, alrededor de las 3:30 de la tarde, ingresaron a la casa. El testigo, clave ahora, percibió un olor a quemado, un olor feo, y al asomarse al patio vio que aún ardía el cuerpo de una persona. Se asustó. Oyó exclamar a Francisco Javier: ¡yo la maté, por puta, no sé qué me pasó!.

El testigo salió de la casa con prisa, temiendo que Francisco Javier también lo atacara. Después se reunió con un policía y regresaron a la finca de la calle Juárez. Ahí se les unieron los dos agentes que horas antes acudieron al lugar. Para entonces el fuego estaba apagado –se deduce que por el hoy imputado- y sobre los cuerpos había basura sin quemar.

Según los datos de prueba ventilados por las agentes ministeriales, la inspección ocular dentro de la casa arrojó la existencia de manchas rojas -que resultó ser sangre-, por goteo o escurrimiento, o en un muro, e incluso sangre en una pala. Uno de los peritajes determinó la utilización de gasolina para prenderles fuego, cuando las menores aún estaban vivas.

Como se conoce, esa noche Francisco Javier fue detenido por policías federales a la altura del municipio de Acaponeta, mientras viajaba a bordo de un autobús de la empresa Elite, en dirección al norte del país.

De acuerdo con información divulgada en la audiencia, a propósito del proceso 579/2018, un peritaje determinó el hallazgo de sangre en la camisa, el pantalón y los tenis que Francisco Javier llevaba puestos cuando fue detenido. Igualmente se determinó que tenía rasguños en la cara y uno de los brazos, además de encontrarse evidencia de gasolina en los tenis.

¿Qué fue lo que motivó un actuar de esa manera?, aún no se conoce con seguridad.

Se sabe que Francisco Javier tenía llave de la referida casa y con alguna frecuencia iba a bañarse, aunque ya no vivía ahí; es originario de Coastecomate, municipio de San Pedro Lagunillas, donde también habría nacido la ahora occisa de mayor edad.

Esa mañana del miércoles, la adolescente llegó con su mamá, a una casa en Compostela, para recoger algunas cosas personales. La señora la vio hablar por celular y le dijo que regresaría en breve; salió llevándose a su pequeña pero ya no regresó, ni tampoco contestó el celular.

La agencia ministerial solicitó al juez que se dictara auto de vinculación a proceso por el delito de feminicidio, remarcando las evidencias de odio, dominio y desprecio del imputado hacia la víctima adolescente en la expresión revelada por un testigo.

Se ensañó con ellas, las golpeó y las quemó, actuó con odio, fue por gasolina para rociarlas, insistió una agente ministerial.

Por su parte, la defensa particular se pronunció para que el juez reclasificara el delito, resumiendo que no todos los crímenes de mujeres deben tratarse como feminicidios. Señaló que no se contaba, por ejemplo, con datos de una violencia anterior, a lo que la agente ministerial recordó que el primer llamado a la policía anunciaba la agresión física que estaba ocurriendo.

Agotado el debate y tras un receso, el juez Romero Ríos dictó el auto de vinculación a proceso contra Francisco Javier, como probable responsable de feminicidio.

Igualmente se establecieron tres meses de investigación complementaria.

Francisco Javier no ha emitido declaración sobre los cargos.

El papá y la mamá de la víctima de mayor edad, y abuelos de la niña, abandonaron la sala con total desaliento. Habían escuchado demasiado.

Al tratarse de menores de edad, la identidad de las víctimas se mantiene oficialmente reservada.