Los desaparecidos que piden ser encontrados: soy Selene, Miguel, Jaime, Oscar, Zoraida

07 / Mayo / 2018

Por Oscar Verdín Camacho


Soy Selene González y tengo derecho a la verdad y volver a casa, se lee en varios anuncios que sostienen la señora María Teresa Rodríguez, su nieta de algunos cuatro años y otra familiar.

El 23 de abril del 2017, la joven Selene desapareció y desde entonces se desconoce su paradero. La casa donde vivía en el fraccionamiento Villas del Molino fue baleada y un grupo de sujetos se la llevaron.

Con frecuencia, la pequeña pregunta por su mamá y ahora está a cargo de su abuela.

Las mujeres son puntuales y antes de las cinco de la tarde del viernes cuatro llegan al monumento del Ángel de la Independencia, desde donde cientos de personas inician una caminata con una petición, una súplica, un ruego y una exigencia al gobierno: que la búsqueda de los desaparecidos no se detenga jamás. Hay que encontrarlos.

Selene cumplió 22 años el pasado 16 de abril. Los ojos de la señora María Teresa se humedecen: fue una fecha de cumpleaños totalmente distinta.

¡Esto es horrible!, sintetiza la señora Carmen Julieta Delgadillo, que es toda entrega y jamás se cansa, ni se cansará, en la búsqueda de su hijo Miguel Guillermo Vergara Delgadillo, que el jueves tres cumplió 29 años, pero fue desaparecido el 19 de enero del 2013, en Escuinapa, Sinaloa.

Ya 5 años que me desaparecieron. Hasta cuándo se me hará justicia. ¿Qué esperas para encontrarme?, se pregunta en una pancarta en la que aparece la cara del joven Miguel Guillermo.

En ese andar del contingente, la señora Carmen Julieta recuerda a este reportero aquel terrible suceso de cuatro jóvenes nayaritas que arribaron a la comandancia de policía de Escuinapa, para reportar el robo de un vehículo, pero en lugar de recuperar el carro fueron desaparecidos, aunque posteriormente tres aparecieron muertos y sigue faltando Miguel Guillermo, que entonces era empleado de Telégrafos.

Con entereza, la señora Carmen Julieta señala: tenemos que seguir con la esperanza, tenemos que dar con ellos, ¿cómo?, no sé, pero los vamos a encontrar.

El 21 de marzo del 2017, Jaime Salas Ramírez fue ‘levantado’ por sujetos que portaban armas de fuego, en Mecatán, municipio de San Blas, minutos antes de las seis de la tarde.

Su mamá, que presenció los hechos, enfrentó a los desconocidos, los maltrató e hizo un intento por subirse a la camioneta cerrada en la que viajaban, color azul, pero no lo consiguió.

Fue la última vez que vio a Jaime, quien en agosto pasado cumplió 37 años.

Oscar Mota Rojas, de 36 años, fue ‘levantado’ el siete de septiembre del 2017 en el fraccionamiento FOVISSSTE Colosio. Sujetos con armas de fuego entraron a la casa donde vivía.

Su mamá María Magdalena Rojas se enteró de lo sucedido el mismo día y presentó denuncia en la Fiscalía General del Estado (FGE). Incluso, comenta que ofreció algunos datos que podrían servir en la indagatoria, por lo que reclama:

¡Aquí no investigan nada, la policía ni siquiera fue a la casa de donde se lo llevaron!.

Te extrañamos mucho, dice en una pancarta donde se aprecia el rostro de Zoraida García Frayle, de 36 años.

Vivía con una amiga en la colonia 2 de Agosto y ambas fueron ‘levantadas’ el 12 de junio del 2017; desde entonces no se sabe de ellas.

Zoraida es mamá de un adolescente de 15 años y una niña de ocho.

No sabemos nada, nada, es como si se las hubiera llevado el aire, comentan sus hermanas Mirna y Sugei.

En esta marcha de protesta, de solidaridad, de esperanza, se suma la mamá de Zoraida y si bien esta tarde sus pasos se encaminan a Palacio de Gobierno, también significan algo más: representan la exigencia de una señora para que estas investigaciones nunca se detengan, para que la búsqueda se realice como si los desaparecidos fueran los hijos de altos funcionarios públicos.

Todas estas familias se han sometido a los protocolos marcados para la entrega de muestras de sangre, con el fin de obtener el ADN a fin de que se realicen comparativos con los tantos cadáveres que han sido encontrados.

Son cientos de familias que esperan finalmente encontrar al hijo, hija, esposo, hermano, nieto, que un día desapareció a manos de una delincuencia despiadada.