Todos piensan que merezco el Nobel de la Paz, pero yo no lo diría: Trump

10 / Mayo / 2018

Nueva York. Donald Trump, gozando de su hazaña diplomática al conseguir liberar a tres detenidos en Corea del Norte como parte del proceso de las negociaciones iniciales con ese régimen, al responder si merece el Premio Nobel durante una reunión de su gabinete, comentó: todos piensan que sí, pero yo nunca lo diría.

El nominado por el premio de la paz advirtió, en esa misma reunión, que habrá consecuencias muy severas si Irán reinicia sus programas nucleares, mientras su recién llegado embajador a Alemania advirtió a los empresarios de ese país que deben empezar a desmantelar sus negocios con Irán de inmediato.

Su secretario de Estado, Mike Pompeo, regresará esta madrugada de un viaje sorpresa a Corea del Norte con tres coreano-estadunidenses, dos académicos acusados de actos hostiles y otro de espionaje, que fueron liberados aparentemente como un gesto de buena voluntad al prepararse una cumbre entre Trump y Kim Jong-un. Trump anunció que estará en el aeropuerto para recibirlos.

Al mismo tiempo, se intensificó la crítica de lo que un amplio coro de políticos, líderes de países aliados y expertos condenan como un grave error diplomático, muchos de los cuales alertan que esto podría detonar otra guerra más en Medio Oriente.

La audiencia de Gina Haspel

Todo esto mientras una veterana de la parte clandestina de esas guerras fue interrogada por el uso de la tortura bajo su mando. Gina Haspel, nominada por Trump como próxima jefa de la CIA (sería la primera mujer en ocupar el puesto) se presentó hoy ante una audiencia para su ratificación frente al Comité de Inteligencia del Senado, donde enfrentó su pasado como jefa de un centro clandestino de la CIA en Tailandia y donde sospechosos de terrorismo fueron sujetos a técnicas de interrogación calificadas como tortura. Más aún, ella fue uno de los oficiales de la agencia que autorizó la destrucción de videos documentando el uso de estas técnicas.

Haspel, actualmente directora en funciones de la agencia, no logró responder una y otra cuando se le preguntó su opinión de que la tortura es inmoral ni como respondería si el presidente le ordenara usar técnicas como el waterboarding otra vez (Trump reiteró durante su campaña que autorizaría el waterbording –un tipo de ahogamiento simulado– y técnicas aun mucho peores). Provocando algunas risas del público, aseguró que no creía que el presidente me pediría hacer eso.

Indicó que ahora hay otras entidades del gobierno que se dedican a las interrogaciones, y afirmó que no cree que la CIA sea la agencia apropiada para eso. La CIA hoy no conduce interrogaciones, históricamente nunca lo hacíamos, y no vamos a regresar a ese negocio. Poco después enfatizó que bajo ninguna circunstancia reiniciaría un programa de interrogaciones en la CIA.

Mientras republicanos la elogiaban, como también un demócrata, otros insistieron en el tema de la tortura. Mi brújula moral es fuerte. No permitiría que la CIA llevara a cabo una actividad inmoral, aun si es técnicamente legal. Absolutamente no lo permitiría, respondió.

La audiencia fue interrumpida un par de veces por protestas contra Haspel, y la segunda parte fue realizada en privado por abordar asuntos clasificados. Pero al final, críticos –agrupaciones de derechos humanos y libertades civiles, religiosos y otros– insistieron que por su historial en uno de los capítulos más oscuros del país, Haspel debería ser inaceptable. Su ratificación no está asegurada ante este comité ni entre el pleno del Senado.

Abogado de Stormy Daniels revela información de Michael Cohen

Detrás del escenario público, continuaron los escándalos, sospechas de corrupción y las investigaciones que ya son parte constante de la vida cotidiana en Washington. El martes, el abogado de la actriz porno Stormy Daniels, Michael Avenatti, continuó con su incesante y efectivo ataque mediático contra el presidente y sus allegados al divulgar información sobre los clientes del ahora ex abogado personal de Trump, Michael Cohen, quien se encuentra bajo una investigación criminal, provocando nuevas preocupaciones para la Casa Blanca.

Lo más explosivo fue un pago de aproximadamente 500 mil dólares a Essential Consultants, una empresa fantasma creada por Cohen, la misma desde donde hizo el pago a Daniels de 130 mil dólares a cambio de su silencio sobre una aventura sexual con Trump pocos días antes de la elección.

Los fondos provinieron de Columbus Nova, una empresa afiliada al oligarca ruso Viktor Vekselberg, personaje cercano a Putin y quien asistió a la toma de posesión de Trump. La semana pasada fue interrogado por agentes de la investigación del fiscal especial encabezada por Robert Mueller sobre la mano rusa en las elecciones estadunidenses.

Abogados de la empresa confirmaron que le habían pagado a Cohen por trabajo de asesoría, que los dueños de la empresa son estadunidenses y que el asunto no tenía nada que ver con los rusos. Sin embargo, el primo estadunidense de Vekselberg, Andrew Intratert, es el ejecutivo en jefe de la empresa.

Otras dos empresas, ATT y Novartis, también confirmaron que hicieron pagos a la empresa de Cohen por servicios de asesoría. En total, la empresa de Cohen recibió por lo menos 1.2 millones de dólares en 2017 y a principios de este año, todo después de que el jefe del abogado había asumido la presidencia. Lo anterior ahora será parte de las investigaciones no sólo sobre Cohen, sino al jefe que deseaba proteger de estrellas porno y tal vez de manejos financieros sospechosos.

Nobel para Donald Trump

Mientras tanto, algunos no descartan por completo la posibilidad de un Nobel para Trump. Sus fanáticos han empezado a corear Nobel, Nobel en sus actos públicos cuando habla de su esfuerzo para lograr la paz en la península coreana. Unos 18 legisladores federales republicanos formalmente han nominado a Trump para el premio, y varios personajes controvertidos están entre los premiados.

Una de las premiaciones más sorprendentes fue la de 1973. En ese entonces Tom Lehrer, famoso compositor satírico, proclamó que la sátira poltiica se volvió obsoleta cuando otorgaron el Premio Nobel de la Paz a Henry Kissinger.