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¿Qué estás diciendo?
Francisco Javier Nieves Aguilar
18 / Julio / 2018
Un anciano llama a su hijo que se encontraba en Los Ángeles, California, y le dice:
- No quiero arruinar tus días festivos; pero tengo que decirte que tu madre y yo nos estamos divorciando; 45 años de matrimonio y tanta miseria, ¡Ya es suficiente!
- Papá, ¿qué estás diciendo? -grita el hijo.
- No podemos seguir juntos, la convivencia se ha vuelto insoportable estamos hartos el uno del otro.
- ¿Por qué papá?, ¡si estaban de maravilla la última vez que fui a Tepic a visitarlos!
- ¡Hijo, ya estoy hato de hablar de esto y es caro hacerlo por teléfono!, por favor avísale de esto a tu hermana en Francia.
Frenético, el hijo llama a su hermana y ésta al enterarse explota en el teléfono.
- ¿Cómo diablos se están divorciando?, yo me encargo de esto.
Ella llama a su anciano padre de inmediato y le grita:
- ¡No se divorcien aún! No hagan una sólo cosa hasta que yo llegue. Voy a llamar a mi hermano de vuelta y los dos estaremos allí mañana. Hasta entonces no hagan nada, ¿me oyes? -gritó mientras colgaba el teléfono-.
El anciano cuelga el teléfono y se dirige a su esposa:
- Lo logramos amor, nuestros hijos estarán aquí en tu cumpleaños y ellos pagarán. Te amo.
Cuántas veces vivimos olvidándonos de nuestros padres y ni siquiera una llamada por teléfono les hacemos, siendo que a ellos les debemos todo.
En Estados Unidos se acostumbran mucho las residencias para ancianos, tal vez porque allá se vive más aprisa o las ocupaciones así lo requieren, pero no hay mejor manera de demostrar nuestra gratitud y cariño a nuestros padres y abuelos que teniéndolos con nosotros hasta que mueran.
No dejes de abrazar y honrar a tus padres mientras puedas hacerlo.