Relatos de pasión: CAPÍTULO CLXXXV

RIGOBERTO GUZMÀN ARCE

22 / Agosto / 2018

766.- CHONA CHALLENGE

Como ráfagas en la red, una explosión que irrumpe la rutina en la sociedad cibernética, el vendaval que azota a la Aldea Global y otra moda, reto llega y pronto se imita por aquellos que no quieren ser viejos en instantes y la adoptan, la exhiben y la repiten hasta hacerla viral, que significa millones de veces visto el video.

Surge el desafío en Estados Unidos con la canción In My Feelings del rapero Drake y pronto es adoptado en español como Chona Challenge con música de los Tucanes. El reto es filmarse al descender bailando con el carro en movimiento con una puerta abierta.

Pronto las autoridades lo prohíben por afectación personal y de terceros y en YouTube abundan tantos casos de personas de todo tipo de cuerpos: chuscos, conmovedores, atléticos. El furor sigue y ya se prepara otra moda. Nadie se quiere quedar atrás de la velocidad.

767.- CRUZ AZUL

Tantos años tirados al olvido y resurge la pasión cementera, la máquina azul la de Miguel Marín, Javier Kalimán Guzmán, Eladio Vera, Octavio Muciño, Alberto Quintano. Tanta historia en los setentas con sus copas, que son ocho y las estrellas en su escudo. La última en 1997 con un gol de Héctor Hermosillo. Lo demás han sido fracasos a pesar de contar con fuertes contrataciones y técnicos famosos. Mis pocos amigos que le van a este club de futbol, saludos Enrique Tadeo, están emocionados.

En cinco jornadas se muestra el equipo poderoso y con suerte, llevan trece puntos, cuatro triunfos y un empate; nueve goles y uno en contra. Ya juega de nuevo en el majestuoso Estadio Azteca y tritura a los rivales con el empaque que necesitaba. Ojalá que esta vez no sea un espejismo de oasis para sus seguidores y para los que queremos y respetamos la nostalgia de aquellos maravillosos años que se repita con la belleza de la creatividad. Extraño también a los excelentes narradores como Ángel Fernández.

768.- AÑO

Un nuevo año escolar y pronto el árbol de los recuerdos se cimbra y caen miles de hojas en forma de imágenes de mi vida como el profe Rigo. Me conmueve ver a los alumnos que temprano se levantan aún con pedazos de sueños no consumidos, sienten horror como si fuera la madrugada a las siete de la mañana. Volver a sentir después de tres años viviendo ya en otras estaciones y trenes de mi vida, otros cruces y destinos, me resulta tan fuerte.

Se me iba el sueño como mariposas que agazapadas estaban en el azul y la blancura del cielo. Me sentía parte del remolino de sentimientos encontrados con algún barco a la deriva de arrepentimiento y de ilusiones perdidas, del respirar con angustia cuando a las cinco de la mañana mi cuerpo y mi mente eran un sólo resorte para preparar mi travesía a mi último pueblo, escuela de La Venta de Mochitiltic.

Admirar con ojos de asombro la transición de las sombras y la luz genial, el follaje y las siluetas de montañas, la carretera agreste y los abismos, contemplar la claridad y el caserío abierto a la vida. Por eso mi emoción me atrapó y a duras penas logré dormir algunas horas. No me acostumbro a pensar que dejé la profesión más hermosa del mundo. Fluye en mis venas la sangre de mis alumnos de todos los tiempos.