Curando el mal de ojo

20 / Septiembre / 2018

FRANCISCO JAVIER NIEVES AGUILAR


Cuando Miguel Aguilar era niño, padeció una fiebre que su madre no pudo controlar. Después de que fallaron los remedios caseros, la mujer recurrió a la única persona que sabía podía ayudarla: Doña María.

Doña María rezó sobre el cuerpo del niño, le dio masajes y le pasó por sobre la piel un huevo de gallina desde la cabeza hasta los pies.

Recuerdo lo terapéutico y benéfico que era su tacto, y el simple hecho de que tus seres queridos estén cerca y quieran que te mejores; ello forma parte del proceso de curación, dijo Eliseo Al concluir el ritual, Doña María diagnosticó que Torres tenía el mal de ojo.

El huevo y las oraciones de la mujer extrajeron la mala voluntad que lo estaba enfermando. Poco después, él se sentía mejor y su fe en los poderes curativos de Doña María quedó consolidada, indicó Eliseo.

Ella es una figura conocida en muchas comunidades de la zona sur. La gente la llama la curandera; y, según se dice, Doña María emplea métodos naturales y otros basados en una fe religiosa en lugar de la medicina con bases científicas.

El curanderismo se practica en toda Latinoamérica y el Caribe y ha evolucionado a través de generaciones de practicantes y sus pacientes.

En su práctica moderna es reconocido como una forma de medicina alternativa, e incluso la Sociedad Oncológica Estadounidense (ACS, por sus siglas en inglés) ha indicado que ha ayudado a disminuir los síntomas de algunos pacientes que padecen cáncer. Sin embargo, la ACS hace énfasis en que no hay evidencia de que estos rituales puedan curar nada, incluyendo el cáncer.

Suelen existir tres tipos de curanderos, de acuerdo con los expertos. El Manual de Texas en Internet los nombra como hierbero, partera y sobador –masajista -.

Los curanderos creen haber recibido un don de Dios para sanar a los enfermos. Se enseña la práctica a través de aprendizajes entre familiares.

Para muchos como Miguel, quien nació hace poco más de 60 años, en Michoacán pero que desde hace tiempo radica en Ahuacatlán, el curandero sigue siendo un vínculo importante con su pasado y parte de su presente Crecimos sin seguro. O visitábamos a un curandero o no teníamos ninguna medicina, señala.

Doña María es una mujer que apenas sí cursó su instrucción secundaria. Sin embargo, el curanderismo sigue ocupando un lugar en su vida.

Veo a curanderos de otros lugares para recibir masajes y en ocasiones obtengo remedios de hierbas, indica.

La antigua práctica, que evolucionó de una mezcla de culturas indígenas, africanas y europeas, ha sufrido pocos cambios. Y aunque algunos podrían pensar que la medicina moderna y una cultura más secular reemplazarían la fe en estas prácticas, no ha ocurrido así.

Eliseo señala que podrían complementarse la orientación adecuada, hierbas y medicinas que requieren receta con el fin de agilizar la recuperación del individuo.

Eche un vistazo a las tiendas de hierbas en todo el país. A través de los años los curanderos han adoptado la reflexología, la acupuntura y la terapia con masaje – indica - lo que sea que les ayude a sanar.

La mayoría de los clientes de Doña María, tres o cuatro al día, padecen de susto debido a alguna conmoción o trauma en sus vidas, tal como un accidente automovilístico o un delito. Ella cree que una persona afligida por un susto debe recuperar su alma, la cual ha dejado el cuerpo debido al miedo que ha entrado en él.

Su método para curar el susto es bañarse durante tres noches en agua infundida con albahaca fina y una piedra caliente. A la tercera noche, la piedra arderá y sanará al afligido.

Otros recomendarán un remedio herbal. Incluso se ha sugerido emplear una cucharada de azúcar para niños que muestran indicios de tener susto.

Otro padecimiento común del que los pacientes se quejan ante Doña María es el mal de ojo, el cual es producido por una admiración excesiva o mala voluntad. Es la fuerza óptica de una persona sobre una persona más débil, explicó.

Cada semana atiende hasta a siete personas que creen que deben ser curadas de los efectos del mal de ojo, y lo hace agitando un huevo sobre el cuerpo de la persona al tiempo que recita tres veces la oración del Padre Nuestro.

El huevo recolecta las malas vibraciones, dijo, y explicó que se cree que los huevos poseen poderes mágicos. Es uno de los objetos más comunes entre los curanderos.