La humildad del buen Rafa

Francisco Javier Nieves Aguilar

15 / Octubre / 2018

Cometer errores es un defecto común; pero pedir disculpas es una virtud de pocos. Y es eso precisamente lo que sucede con el buen Rafa –el mero jefe de distribución-, quien de la manera más humilde apela a la comprensión de su gran amigo –en grado superlativo- Beto Ramírez, por la omisión en la que incurrió al extraviar algunas fotos, propiedad de éste.

Sin caer en exageraciones, Rafa carga sobre sus espaldas un sentimiento de culpa que no lo deja en paz. ¡Vaya!, ni siquiera puede dormir debido pues a esta situación.

Este descuido –lo dice con toda franqueza- lo atribuye a su edad; pero va más allá al confesar que fue presa de un mal que él mismo califica como lapsus pendejus.

Supone que estas imágenes las olvidó en una unidad del servicio urbano: Anduve como loco de camión en camión. Me preocupan un chingo estas fotos. Por eso le pido disculpas a mi amigo Betito, señala textualmente Rafa.

Las mencionadas fotografías corresponden a dos legendarios equipos de fútbol conformado por jugadores nacidos en los 50´s, siendo estos los casos del Alameda y el de Artes Gráficas, pero también se extravió un diploma que se le entregó a un hermano de Beto, en su época de boxeador.

Rafa insiste en que se siente terriblemente mal por este error; creo que ya estoy viejo y le pido a Beto perdón por eso, apunta, evidentemente afligido.

Así las cosas, Rafa nos da una buena lección que incita a la reflexión, porque efectivamente, equivocarse es humano, además de ser también una oportunidad excepcional para crecer en humildad y darnos cuenta de que la vida es casi un ensayo continuo del que aprender.

Es de sabios el acompañar cada fallo, cada descuido y ofensa con un perdóname. Una virtud de unos pocos que muchos deberían poner en práctica.