¿Cinco o cuatro?

FRANCISCO JAVIER NIEVES AGUILAR

06 / Febrero / 2019


Cierto día un mercader ambulante iba caminando hacia un pueblo. Por el camino encontró una bolsa con cuatro mil pesos. El mercader decidió buscar a la persona que había perdido el dinero para entregárselo pues pensó que el dinero pertenecía a alguien que llevaba su misma ruta.

Cuando llegó a la ciudad, fue a visitar un amigo.

- ¿Sabes quién ha perdido una gran cantidad de dinero? le preguntó a éste.

- Sí, sí. Lo perdió Juan, nuestro vecino, que vive en la casa del frente.

El mercader fue a la casa indicada y devolvió la bolsa. Juan era una persona avara y apenas terminó de contar el dinero gritó:

- ¡Faltan mil pesos! Esa era la cantidad de dinero que yo iba a dar como recompensa. ¿Cómo lo has agarrado sin mi permiso? Vete de una vez. Ya no tienes nada que hacer aquí.

El honrado mercader se sintió indignado por la falta de agradecimiento. No quiso pasar por ladrón y fue a ver al juez.

El avaro fue llamado a la corte. Insistió ante el Juez que la bolsa contenía cinco mil pesos. El mercader aseguraba que eran cuatro. El juez, que tenía fama de sabio y honrado, no tardó en decidir el caso. Le preguntó al avaro:

- Tú dices que la bolsa contenía cinco mil pesos, ¿Verdad?

- Sí, señor, respondió Juan.

- ¿Tú dices que la bolsa contenía cuatro mil pesos?, le preguntó el juez al mercader.

- Sí, señor.

- Pues, bien, dijo el juez, considero que ambos son personas honradas e incapaces de mentir. A ti porque has devuelto la bolsa con el dinero, pudiéndote quedar con ella. A Juan porque lo conozco desde hace tiempo. Esta bolsa de dinero no es la de Juan; aquella contenía cinco mil pesos. Esta solo tiene cuatro mil. Así pues, quédate tú con ella hasta que aparezca su dueño. Y tú, Juan, espera que alguien te devuelva la tuya.