¡Me hicieron llorar!

FRANCISCO JAVIER NIEVES AGUILAR

14 / Enero / 2022

¡Esperaaa!, ¡No lo hagas!, exclamé. No la pude detener. Mi nieta Ilsy Jacqueline ya lo había decidido. Simplemente agarró vuelo y, con una piedra de molcajete golpeó con fuerza su alcancía para dejar el descubierto el dinero que con sacrificios e ilusiones había venido ahorrando.

¡Por favor, mija!, ¿qué hiciste?, inquirió mi esposa, al tiempo que soltó el llanto, evidentemente conmovida. Lo mismo pasó con Érika, mi hija. La escena nos hizo llorar. En lo personal traté de disimularlo jugueteando con Érik, otro de mis nietos.

Fueron momentos de suyo emotivos, pero en grado superlativo. Hubiera yo querido abrazar con todas mis fuerzas a Yaki, pues de esa manera demostró su gran amor por su abuela y sus deseos de verla siempre sana y fuerte.

Mi nieta sabe del problema que actualmente aqueja a la familia. Se enteró hace una o dos semanas y a partir de entonces externó su voluntad de romper su cochinito para colaborar con los gastos.

Por más que la conminamos a que no lo hiciera ella cumplió su amenaza. Escuchó con atención la plática que su mamá y su abuela sostenían en ese instante relacionada con un problema de salud.

Yaki escuchaba atenta a Érika y a mi esposa. Yo simplemente observaba y pensaba una y mil cosas. De pronto vi que salió de la habitación, regresando un minuto después. En su diestra traía su alcancía y en la otra mano la piedra de molcajete. Dejó el cochinito en el piso para luego golpearlo con fuerza.

Mis súplicas llegaron demasiado tarde. Estaba decidida. Su alcancía se hizo añicos y de inmediato quiso entregar parte de sus ahorros a su abuela quien, llorando, la abrazó y también le dijo cuánto la amaba. Érika, en tanto, tampoco pudo evitar las lágrimas generándose una escena a todas luces conmovedora derivada de ese hermoso gesto de mi nieta a quien no le importa deshacerse de sus ahorros con tal de ver a su familia sana y fuerte.

Aún en este instante y en tanto escribo estas líneas siento un nudo en la garganta y las lágrimas inundan mis ojos. Yaki, mi nieta es una niña tierna, generosa, inteligente. En resumidas cuentas ¡Es un amor!