Líneas: El mundo real en que vivimos

Por: José Ma. Narváez Ramírez.

18 / Octubre / 2012

La pobreza extrema en que vive la mayoría de la gente en la actualidad –y que va en crescendo de manera alarmante- debería ser motivo de noticia principal en los medios En estos tiempos en que el mundo de los necesitados se trasforma en una avalancha de deudas, y por consiguiente en una catarata de excusas que se vienen en un interminable rosario cuajado tanto de necesidad, como de ingenio para capotearlas –aunque no en forma conveniente, como quisiéramos- así como el bombardeo sostenido de las ofertas promovidas en las tiendas de autoservicio, mientras que por otro lado se entretejen aprobaciones de intereses que nos llevan a la miseria, a la injusticia y a la corrupción Todo esto nos deja en un estado de convalecencia sostenida.

En otras palabras, día a día nos sumimos más en las arenas movedizas del desempleo y de la mala paga, para aquellos que logran desempeñar algún puesto y que tienen la Espada de Damocles sobre sus cabezas, aunque estén sindicalizados o agrupados en asociaciones de trabajadores para supuestamente defenderse del patrón, contra el que no hay ninguna protección porque es el poder empresarial el que esta socorrido por el gobierno o solapado por este por conveniencia propia; es el que marca las pautas a seguir (consumismo ahuevoluntario), y no conforme con esto también permite la construcción de presas que perjudican, más que benefician a nuestra gente. Por qué: ¿Para qué queremos tanta energía eléctrica, si a pesar de que utilizan nuestras aguas y nuestras tierras para generarla, nos la hacen pagar a precios prohibitivos? ¿Y por qué nos engañan prometiéndonos obras hidráulicas de gran envergadura y centros paradisíacos de pesca si no los vemos por ningún lado?

Ayer estuve con el Ing. Gilberto González Rodríguez, maestro de la UAN y alto directivo de las ONG (Organizaciones no Gubernamentales), y en una interesante plática tocamos el tema de las grandes presas que ha construido en forma arbitraria el Gobierno Federal en el país, especialmente en Nayarit, y me explicó que las considera como males necesarios pero no las aprueba por el daño ecológico que originan, y señaló que en una conversación con el titular de Obras Públicas en el Estado, le expuso los contras generados por esas gigantescas moles de concreto y varilla contra los escasos beneficios que ofrecen a –principalmente- las gentes del campo y de la sierra, donde pregonan que está centrado el Gobernador de la entidad, Roberto Sandoval Castañeda. Y las protestas se han generalizado en todos sentidos, ya que los Gobernadores de los indígenas en la zona serrana, los pescadores, los cultivadores de la tierra, los criadores de animales y aquellos que se preocupan por la ecología en general, se han lanzado en contra de este proyecto –que de todas maneras de construirá porque no toman en cuenta a la sociedad civil, porque el Río San Pedro es el único que queda sin formar parte de una presa, no está contaminado y es el bastión de la agricultura y la pesca de Nayarit.

Por eso decimos que en la actualidad el mundillo de los pobres esta marginado, relegado a su suerte y empobrecido en grado superlativo. Los proyectistas de esta obra deben –dijo- escuchar los argumentos de aquellos que serán afectados con esta magna construcción, para impedir que nuevamente se salgan con la suya.

Control Señores Control Ya está bueno que presten oídos sordos a la ciudadanía y que, aunque generen trabajo eventual para cinco o diez mil personas, que reflexionen a cuantos campesinos, pescadores, criadores de ganado o indígenas, van afectar de por vida, así como el daño irreversible al hábitat de las especies y de la vegetación. Antes inspiramos a José Alfredo Jiménez –el guanajuatense de oro que le cantó a nuestro estado aquella frase del Corrido del Caballo Blanco, (que quieren borrar de nuestro diccionario musical de recuerdos): Cruzó como rayo, tierras nayaritas, entre cerros verdes y el azul del cielo No se vale Señores.

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