Líneas: A prepararse para la puntilla final

Por: José Ma. Narváez Ramírez.

12 / Noviembre / 2012

Somos más de setenta millones de pobres los que habitamos –juntos, pero no revueltos con los ricos y los de clase media- contando a los miles que militan en la clase politiquera que acaba de apoyar la reforma laboral para que sigamos trabajando tipo gringo: por hora pagada por usureros y explotadores, o sea la clase empresarial, los patrones –como vuelve la historia y repite la canción de El Barzón (reventado).

Las tiendas de la era moderna siguen los pasos heredados de las de raya y ahora con las líneas de crédito, ahí nos tienen de clientes cautivos al través del poder de nuestra firma, siempre y cuando tengamos el respaldo de un trabajo o de una pensión o de un aval pudiente, para prestarnos de nuestro mismo dinero que vienen cobrando con intereses leoninos, increíbles en estos tiempos en los que deberían de ayudar en lugar de seguirnos reventando, apoyados por las leyes que los protegen ampliamente. En el entendido de que no pueden llenar las plazas de trabajo para aquellas grandes cantidades de desempleados. Los que se fueron de braceros, vuelven –o fueron defenestrados- a encontrar su patria igual o peor de cómo la dejaron

Y decimos que viene la puntilla del año porque le entregarán a los trabajadores y agregados, un aguinaldo y sueldos adelantados incluidos, para arrebatárselos con las estrategias de las ofertas de fin de año y las de buen fin, viviendo en un sueño guajiro para tener un amargo despertar el próximo año nuevo en la llamada Per sécula seculórum: cuesta de enero febrero y los meses que siguen hasta volver al término de los 365 días siguientes

El trabajador es condenado en vida a seguir laborando, ganando el salario mínimo y proseguir pagando ahuevoluntariamente intereses tras intereses, comprando medicamentos caros y pagando atención médica especializada porque nuestras instituciones de salud se están cayendo (al igual que las educativas) y los galenos y las enfermeras no se dan abasto aprovechándose de los equipos y medicinas que se apropian, amén de los enfermos que controlan para atenderlos como se debe en forma privada y especializada, fuera de los hospitales del gobierno. Ahí están los laboratorios y gabinetes radiológicos que funcionan a la par que el ISSSTE, el SS y el Seguro Popular, cobrando grandes sumas a quienes los necesitan y son cubiertas en forma privada o por medio de las mismas instituciones.

NO entendemos por qué pagan rentas exorbitantes de edificios propiedad de particulares, al igual que otras dependencias del gobierno, que ya no hayan donde meter a tanta gente que se encarga –generalmente- unos de elaborar los planes de cobro, otros de dizque atenderlos para proporcionarles alguna ayuda oficial que es nimia, mientras los más: flojean.

Pero esto lo generó el mismo sistema y ahora no encuentran el camino correcto para eliminarlo, porque se necesita gastar un dinero que les mermaría sus ganancias y prefieren mantenerlos para tener un pretexto mayúsculo.

En fin, debemos prepararnos para la derrama de fin de año que se esfumará como aire fétido en nuestras manos, pero eso sí: brindando por el año que se va, por los que se fueron y que nunca -jamás de los jamases- volverán.

Control Señores Control Los más de sesenta millones de pobres, seguiremos condenados a vivir trabajando como se pueda, para mal comer y sostener a los miles de parásitos que nos mantienen todos jodidos pero –al parecer- contentos, porque nadie protesta y por el contrario asiste a los informes y aplaude a quien lo explota No se quejen aunque se estén muriendo de hambre y deban todo lo que tienen

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