En Santiago los albergues para jornaleros no deben cobrar ningún cinco: Langarica

16 / Noviembre / 2012

Por José María Castañeda

SANTIAGO.- En el entorno de una entrevista que nos concediera Federico Langarica Chavarín, quien fuera presidente de la Asociación Rural de Interés Colectivo, le preguntamos si era legal que se les cobrara alojamiento a los jornaleros agrícolas que se encuentran en los albergues propiedad del gobierno federal en tierras de Otates.

Mira aquí existen en la región dos sistemas -expresó el entrevistado-, yo me enteré de uno porque participe en él, que son los albergues agrícolas del tabaco, que funcionan con un mecanismo de brindarles educación a los hijos de los jornaleros, salud, alimentación y condiciones de bienestar a los niños. El otro mecanismo que hace jornaleros agrícolas, que depende del gobierno federal por medio de la SEDESOL, son los albergues que tienen en Otates y en Villa Juárez, y tengo entendido que el cobro que hacen es para el mantenimiento del lugar. Tuvieron varios problemas y nosotros lo vimos cuando estuvimos creando los albergues de FLORECE, fuimos a Sinaloa y a Jalisco para ver como trabajaban los albergues allá, y se daban condiciones no solamente de inseguridad y de insalubridad, porque es un autogobierno el que regula ahí; entonces ellos jornaleros agrícolas por intervención por SEDESOL, no deben de cobrar ni un cinco. Pero si te digo que hay jornaleros que vienen de fuera que son súper borrachos agresivos y cochinos, y están en las reglas para que aporten cierto dinero en el mantenimiento de las instalaciones, bienvenido ya que es para su beneficio.

Pero jornaleros agrícolas, en mi entender, no creo que estén cobrando en los albergues de FLORECE.

Por cierto, mención aparte, fue la ocasión en la que me tocó cubrir la asistencia del embajador de Gran Bretaña, quien en compañía de altos funcionarios de la American Brithis Tobacco, vino personalmente a supervisar los albergues; luego que es el Reino Unido quien se encarga de sufragar los gastos de mantenimiento de los citados, además que en lo que refiere a la educación a los hijos de los migrantes jornaleros había un área de computadoras donde los menores se empeñaban junto con sus maestros de aprender lo básico de las computadoras, amén de contar con un huerto familiar y una granja, ídem.