El Pacto por México y la Izquierda

Iuris Tantum Luis E. Vázquez

06 / Diciembre / 2012

La firma del Pacto por México fue un hecho realmente impresionante, si tomamos en cuenta que apenas tres días antes los diálogos parecían haber llegado a un impasse con la negativa de los sectores más radicales dentro de la izquierda, y si bien las críticas no se hicieron esperar, la sola firma del pacto y su valor simbólico, llenaron de esperanza al pueblo de México, que tiene 18 años de vivir en la tibieza e intrascendencia que conlleva la falta de acuerdos.

Las críticas en cierto punto son normales, incluso previsibles, el primero en descalificar el pacto no fue otro que, Andrés Manuel López Obrador, quien en su cuenta de Twitter manifestó que el pacto por México implica un engaño, arreglos cupulares y corrupción, en resumen la misma paranoia de siempre.

Acto seguido sus vasallos, aún en las filas del PRD, apresuraron a despotricar el pacto, desconociendo la firma del mismo. No debieran preocupar los comentarios de Alejandro Sánchez Camacho, Secretario General del PRD y demás correligionarios afines a López Obrador, porque aunque la firma del pacto no es respaldada por los órganos internos del partido que ellos dirigen, la mayor parte de diputados y senadores del PRD, así como los gobernadores y munícipes emanados de este partido están a favor de este acuerdo.

Comunicadores y pensadores también emitieron distintas opiniones al respecto, algunos lo descalificaron argumentando que el pacto atenta contra la división de poderes y destruye el federalismo que rige nuestro país, debido a que con la firma del pacto se omitirá la discusión de las iniciativas en ambas cámaras de representantes, lo cual en el mejor de los casos es inexacto, ya que el pacto en ningún momento estipula la desaparición de las discusiones, sino que es únicamente la manifestación de la voluntad de los actores políticos de sacar adelante los diálogos sin mermar las discusiones con intereses partidistas.

Otro argumento bastante inteligente se funda en el hecho de que el acuerdo fue firmado por diversos personajes que no emanaron de una votación popular, y que su legitimación esta supeditada al sometimiento y aprobación del ancho de la población, o en su caso a la mayoría de los diputados y senadores, representantes directos del pueblo, lo cual de nuevo es poco preciso, ya que los presidentes de los partidos políticos acudieron a la firma del pacto como representantes de los propios legisladores, no porque se hubiese maquinado el acuerdo a espaldas de los legisladores, sino porque evidentemente se facilita en sobremanera la firma simbólica del pacto entre un determinado número de personas que obtener la firma de todos los legisladores, es obvio que los presidentes de cada partido primeramente cabildearon el apoyo entre sus agremiados y posteriormente firmaron como representantes convencionales, no como entes individuos que habrán de someter la voluntad de los legisladores.

Finalmente es aplaudible la actitud que la mayoría de las tribusinternas del PRD han tomado, es imperativa la reinvención y la toma de riesgos, como tuvo a bien enunciar, Jesús Zambrano, en su discurso durante la ceremonia de la firma del pacto, esto si es que su objetivo es ser verdaderos contendientes para la elección de 2018. Al tomar el riesgo de suscribir el pacto, se deslindan de una vez por todas del lastre que representa López Obrador y su arcaica política mesiánica; quien no quiera aceptar que la apertura al diálogo y la toma de acuerdos son el camino al desarrollo, vive en un error y debería de migrar a otras agrupaciones políticas que prediquen la visión que ellos profesan.
Twitter: @LuisEVazquez_