Flavio Peña, inspector del rastro municipal no ejerce ningún control sanitario

10 / Diciembre / 2012

Por: Juan Fregoso

Acaponeta, Nayarit.-Trascendió que el inspector del rastro municipal, Flavio Peña, desde que se le confirió la responsabilidad de supervisar el estado en que ingresan y son sacrificadas las reses para proteger la salud de los consumidores, el funcionario está completamente desatendido completamente de tal encomienda.

Según las fuentes, la conducta irresponsable de Flavio Peña se debe a que trabaja en la fitosanitaria enclavada en el macromódulo; en apariencia realiza una duplicidad de funciones, y por lo mismo, no puede estar en las dos partes al mismo tiempo.

Probablemente el sueldo que percibe como supervisor en el macromódulo sea más generoso que el que le paga el Ayuntamiento, ya que en la fitosanitaria sí cumple con el horario de trabajo de ocho horas, que va de las nueve de la maña a las cinco de la tarde, mientras que la entrada al rastro es de ocho de la mañana a tres de la tarde, por lo que es evidente que le es imposible hacerse cargo de su trabajo como inspector del rastro municipal.

Esta situación merece ser evaluada por la autoridad municipal, porque si el médico veterinario no realiza sus labores de revisión en el sacrifico de animales que se lleva a cabo en el rastro, todo hace suponer que podemos estar consumiendo carne no certificada o contaminada, sin que esto tenga la menor importancia para don Flavio Peña a quien no le interesa la salud de los consumidores de productos cárnicos.

Nuestras fuentes opinan que este dizque funcionario municipal debería decidir cuál es el trabajo que más le conviene, puesto que no se puede cantar y chiflar al mismo tiempo. O dedica su tiempo al control de la matanza de reses, que para eso lo puso el presidente municipal, o bien, continúa en la fitosanitaria, porque definitivamente dichos cargos son incompatibles, en virtud de los horarios como ya se reseñó líneas arriba.

De acuerdo a los denunciantes que pidieron el anonimato, Flavio Peña debería ser cesado como encargado del rastro para que con toda libertad, entonces sí, se dedique a su verdadero trabajo, ya que no es justo que la administración municipal le esté pagando sin hacer nada, pues además, extraoficialmente se asegura que desde el inicio de la presente administración, el veterinario nunca se ha presentado a cumplir con sus tareas de control sanitario, pero eso sí, cada quincena se presenta a cobrar como si realmente trabajara para el Ayuntamiento, cuando no es más que un mero aviador que medra de los impuestos del pueblo.
Lo justo sería, dicen, que en su lugar fuera colocada otra persona que sí necesite el trabajo para que se dedique al cien por ciento a éste, pues no se trata de una actividad cualquiera sino de estar al tanto del estado físico en que son sacrificados los animales, puesto que si no hay un control sanitario adecuado, se corre el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por la carne que puede estar contaminada y la cual es consumida por el público consumidor.