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EL SINDROME DE LA PLANCHITA
Por: Olegario Zamudio Quezada
13 / Diciembre / 2012
El síndrome de la planchita, es una personalidad característica de niños primogénitos,niños que tienen la suerte de tener por un lado una mamá aprehensiva, amorosa, cálida y protectora y por otro lado también, la suerte detener un papá bohemio, trazado y cabrón.
Este tipo de niños tienden a ser retraídos, finitos, hasta medios afeminados, pero contrario a sus apariencias, son personas educadas, moderadas, correctas y adecuadas, no saben hacer amigos en la calle, pero se les facilita traer amigos al jardín de la casa, son diligentes en el trato, solitarios en la adolescencia y con gran capacidad para atesorar amigos, sobre todo los hijos de las amigas de su mamá o los chamacos de la prepa, que es cuando más capacidad deliberativa tienen.
Pero ¿qué es el síndrome de la planchita?, cómo explicar el transcurrir de un individuo por el sendero del cordel eléctrico hasta llegar y quedar situado en su esencia, en el centro del alma de la plancha.
En este de los casos por ejemplo el Toñito, nuestro hombrecito afortunado de poseer un papá trazado,bohemio, andariego, desapegado un tanto del hogar con perfil de língole, língoley por otro lado tener una mamá amorosa vivirá por ser mayor, una infancia ligada al seno materno a quien la acompañará de cerca en los quehaceres de la casa, incluso a planchar, que es un asunto artesanal que requiere atención, cuidado, mesura y concentración.
Para que no distraiga, el delinear la raya del pantalón del viejo, el hijo se entretendrá con una plancha, claro que sin cordón eléctrico y ese aparato será durante toda su niñez su carrito, su barco y hasta su trenecito.
En Navidad el papá, con problemas de conciencia por el desapego y su condición de trazado, le hace un regalo al chamaco, inspirado en el Centauro del Norte, llega antes de la media noche y llama a sus piernas al heredero, diciéndole, mire mijo lo que le trajo el wey del Santaclos, las pistolas doradas de Villa y una bolsa con triques, pa que espante los caballos y las vacas.
El niño tímidamente estira las manos para recoger las armas de juguete y de reojo barre una mirada furtiva a la mamá, el papá al ver esto, frunce el ceño y le revira, ¿qué paso pues, qué no le gustóel regalo del wey del Santaclos?, ante la mirada incisiva como de tigre del papá, el niño responde con voz trémula y casi al punto del llanto,..que sí, que sí le gustaron las pistolotas, pero que él hubiera preferido mejor una planchita.
Así surge el Súper Toñito, personaje de hojalata como el del Mago de Oz, que pretende ser lanzado al estrellato, por un puño de amigos mineros quienes le han vendido la idea de que con su pasividad nos está dejando en la orfandad y el desamparo sin su presencia y que nos debe de hacer el favor a los que vivimos en Tepic de ser Nuestro Presidente Municipal.
Pues a este chamaco de ojitos de corcholata, nos lo quieren endilgar en el Ayuntamiento y para eso sus mineros amigos, ya le construyeron una alianza con todos los partidos, claro el chavalo merece más, pero con esto se conforman sus amiguis, suyos de él. Ya lo decía el Temo Coronado en sus mejores tiempos, que para explotar una mina, se ocupan esencialmente tres cosas, primero, claro está, una mina, luego un minero y ya después, por último, un pendejo con dinero.