EL IV PODER: Peña Nieto forma el Centro Nacional de Inteligencia o CNI, igual a la CIA

Por: Juan Fregoso

21 / Enero / 2013

El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto comienza a dar muestras de su sumisión al imperio estadounidense, y eso que acaba de ceñirse la banda presidencial, qué será de aquí al final de su mandato, seguramente terminaremos convertidos en una colonia, en una estrella más en la bandera yanqui.

El IV Poder se refiere a la inminente creación del Centro Nacional de Inteligencia CNI, una figura similar a la siniestra Central de Investigación norteamericana CIA, cuyos tentáculos se extienden por todo el mundo, el cual se encuentra bajo el control de este poderoso organismo que realiza tareas de espionaje, particularmente de políticos, candidatos, empresarios, luchadores sociales, sindicatos independientes y, por supuesto, hasta del ciudadano común y corriente. La CIA está en todo y en todas partes y esto cualquiera persona medianamente informada lo sabe, no es pues, algo novedoso, lo novedoso sería entonces la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto, quien pretende construir un organismo análogo con el pretexto de combatir el crimen organizado más sutilmente.

Pero, para entender un poco más este asunto tendríamos que recurrir a Manuel Buendía, quien se encargó prácticamente toda su vida profesional al rastreo de esta asociación comisionada de infiltrar a sus agentes para hurgar los más mínimos detalles de la vida interna política y social de todos los países, espiándolos, antes de manera encubierta, hoy de manera abierta y con la complacencia del gobierno mexicano.

En la biblia, escribió certeramente Buendía, hay numerosas referencias al espionaje, tanto en el antiguo como en el nuevo testamento. En éste habría que consultar el evangelio de San Lucas, capítulo XX, donde se narra cómo los fariseos incrustaron algunos espías entre las personas que rodeaban a Jesús para que haciéndose pasar por justos tratasen de sorprenderlos. Como se ve, la analogía entre espías y fariseos es una muestra de buen gusto por parte del evangelista.

En el antiguo testamento se pueden consultar los libros de Jueces, Oseas, el Levítico, el Génesis y otros. Pudiera ser que la referencia histórica más remota al espionaje, a los espías y a su quehacer social date de cuatro mil años antes Cristo y se encuentre en el capítulo II, versículo 3 del libro de Josué. Si se consulta ese texto, se encontrará un relato verdaderamente interesante que comienza así: Josué, hijo de Nun, envió desde Sitim dos espías secretamente diciéndoles: andad, reconoced la tierra y a Jericó. Y ellos fueron y entraron en la casa de una ramera que se llamaba Rahab y posaron ahí.

Aquí ya se descubre cómo dos de las profesiones más antiguas del mundo se reúnen en una sola intriga. Seis mil años después, las cosas siguen siendo más o menos iguales. Como me propongo relatar a los largo de esta charla, se verá que la CIA es entre otras cosas, una perfecta síntesis o muestra de alianza entre los intereses políticos y militares del gobierno norteamericano y los de la delincuencia organizada o libre dentro de ese mismo país y otros.

Me gustaría insistir en que se leyera completo el relato de lo que ocurrió a los espías de Josué en la casa de la señorita Rahab. Probablemente se llegará a la conclusión de que ahí se escribió el primer argumento para una película de James Bond. Hasta aquí el esbozo de Manuel Buendía, certero e indubitable de lo que es ese monstruo llamado Central Intelligence Agency, o sea, la CIA.
Con estos antecedentes centrémonos ahora en el símil que busca crear Enrique Peña Nieto: El Centro Nacional de Inteligencia CNI, un proyecto ideado desde que éste andaba en campaña. La CNI o CIA de guarache tiene como objetivo la recolección de información de inteligencia entre todas las agencias de seguridad del Estado mexicano para realizar operativos más eficaces, menos vistosos y mejor coordinados contra el narcotráfico, refiere la prensa nacional.

Abrevando de datos difundidos por los medios nacionales, la CNI estará bajo el mando directo de la secretaría de Gobernación, teniendo como intermediario al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN). Por lo tanto, se trata de imitar el modelo estadounidense, sus operaciones de inteligencia o de espionaje, que es lo mismo, exactamente con las mismas tácticas y actividades de investigación de la CIA.

En una palabra, el gobierno mexicano se propone concentrar en una sola entidad, igual que como se hace en los centros u oficinas de fusión que existen en Estados Unidos, toda la información de inteligencia que recopilan el Ejército, la Marina, el CISEN, la PGR y todas las demás dependencias federales y estatales involucradas en la lucha contra el narcotráfico.

Con la creación de la CNI el presidente pretende cumplir con una de sus promesas de campaña, la desmilitarización en forma gradual al combate contra el crimen organizado. En este contexto, la idea del presidente de la República parece tomar visos hasta cierto punto creíbles, ya que la demanda generalizada de la sociedad ha sido precisamente que los cuerpos castrenses vuelvan a sus cuarteles, más ahora que ha trascendido que la propia (Sedena) ha reconocido que, por lo menos, 10 mil militares se encuentran sujetos a proceso por la comisión de diversos delitos con motivo de la lucha contra el narcotráfico.

Sin embargo, la decisión presidencial implica una contradicción que es necesario resaltar, puesto que por un lado se dice que el Ejército será retirado de las calles, por otro, se afirma que cuando se realice un operativo podrían participar juntos el Ejército, la PGR, la Marina, la Gendarmería Nacional, policías estatales y municipales, todas bajo el mando de la secretaría de Gobernación.

Esto quiere decir, lisa y llanamente que el gobierno federal no tiene una idea concreta de lo que pretende hacer. Lo que si queda claro es que el espionaje ya no será exclusivo de nuestro sacrosanto CISEN, o de la DEA, sino además por ese engendro que está a punto de nacer y el cual ya fue bautizado como CNI, gemelo de la temible CIA, aparte por las diversas Fuerzas Armadas, lo que apunta a la constitución de un estado policiaco al más puro estilo fascista y esto no es lo que necesita México.

México lo que requiere es gozar de una tranquilidad, de una tranquilidad que le fue arrebatada en el sexenio pasado, no un estado policiaco que sólo generará más violencia, con todo y las bondades que se le atribuyan al CNI, porque incluso, el mismo gobierno ha reconocido que no tiene elementos lo suficientemente preparados para emprender una tarea tan delicada como es el salvaguardar la seguridad pública, por consiguiente, se tendrá que echar mano de agentes extranjeros para capacitar adecuadamente a quienes vayan a integrar la multicitada CNI, y esto significa una descarada intromisión a nuestra soberanía nacional. Así pues, todo indica que el gobierno federal lo que realmente persigue es someterse, como siempre, a los dictados del gobierno estadounidense, que de este modo amplía su poderío con el propósito velado de apoderarse de nuestro suelo, de nuestra patria, lo cual sería un verdadero crimen del gobierno mexicano.

La patria es de nosotros y de nadie más, los gringos ya nos robaron un gran trozo de nuestro territorio, pero su voracidad no conoce límites, por eso, sabedores del poder que ejercen sobre los pueblos subdesarrollados como México, recomienda la instrumentación de organismos de espionajes como el citado CNI bajo el argumento de que con este se logrará abatir el crimen organizado, lo cual es una falacia, ya que de hacerlo se les acabaría el negocio porque ya no tendrían que venderle a México sus pavorosas armas, sin guerras en el mundo, el imperio estadounidense se desmoronaría, aunque está visto que en un futuro no muy lejano, caerá, de la misma manera que cayó el impero de Roma.