EL IV PODER

*La prostitución, el negocio más jugoso del mundo

*La mujer se ha convertido en una mercancía al alcance del mejor postor

*Mientras que las autoridades se mantienen apáticas ante este problema de salud pública
Por: Juan Fregoso

31 / Enero / 2013

La falta de fuentes de trabajo ha originado que el problema de la prostitución se esté acentuando cada día más no solamente en las grandes ciudades, sino también en las pequeñas, como es el caso de Acaponeta y Tecuala en donde podemos ver mujeres casi niñas y maduras ejercer el oficio más viejo de mundo.

Esta situación se aprecia con nitidez en la mayoría de las cantinas y en los llamados Centros Familiares, pero que en puridad de verdad vienen siendo lo mismo; antros de vicio donde se concentran las mujeres en busca de clientela. Este asunto no es para tomarse a la ligera, es un problema social muy delicado porque está en juego la salud pública, dado a que las sexoservidoras no toman las medidas profilácticas en el ejercicio de su trabajo, de tal manera que exponen y se exponen a contraer y transmitir enfermedades venéreas incurables.

El problema de la prostitución es multifactorial en donde concurren muchos elementos, tales como el no tener un empleo porque no existen centros de trabajo, la falta de una orientación adecuada, la desintegración familiar, problemas intrafamiliares, la pobreza en que viven muchas familias que tienen en su seno a madres solteras, las cuales se ven orilladas a prostituirse para poder mantener a sus hijos.

Lo más grave de esta situación es que las autoridades no hacen nada para medio solucionar este problema, pareciera que existe una especie de complicidad entre autoridades y lenones que permiten el acceso a las cantinas de muchas mujeres, algunas de ellas menores de edad, que lo mismo se dan a la ingesta de bebidas embriagantes que a venderse al mejor postor, pero a ellas no les interesa perder su dignidad vendiendo su cuerpo, lo que les importa es ganarse un peso para llevárselo a sus familias.

El asunto de la prostitución conlleva a la comisión de delitos, particularmente al robo de sus clientes, lo que ocasiona un problema más; la violencia, debido a que cuando son descubiertas son golpeadas salvajemente por aquellos hombres que pagaron por sus servicios. Sus derechos humanos son violentados impunemente, porque nadie toma en cuenta las causas que impulsan a la mujer a prostituirse, por supuesto, que no se trata de avalar una conducta delictiva, sino de valorar el estado de necesidad de las sexoservidoras, ya que es en las causas en donde las autoridades municipales y sanitarias deberían poner el acento, lo que no se hace porque vivimos en un país machista.

Es evidente que el ser humano tiene muchas necesidades que satisfacer, las cuales se pueden clasificar en necesidades primarias; casa, vivienda digna y una adecuada alimentación que le permita un sano desarrollo. Todo sistema económico que se respete está obligado a proveer la satisfacción de esas necesidades mínimas para la supervivencia, pero lamentablemente en un sistema capitalista esto no es posible, al contrario, este sistema ha venido creando más necesidades que en vez de resolver el problema lo empeora.

La historia así lo demuestra con toda crudeza. Nuestro benéfico sistema capitalista ha creado la necesidad de beber; la publicidad le ha hecho creer a la gente que la mejor forma de disfrutar de la vida es alcoholizándose o drogándose, es decir, embruteciéndose, porque para este sistema, todo, absolutamente todo, es una mercancía que le reditúa pingües ganancias.

Por tanto, la mujer, vanidosa por naturaleza ha sido presa fácil del sistema capitalista, el cual sutilmente se ha adueñado de su voluntad, sometiéndola a modas extravagantes y ésta sucumbe a ellas con tal de verse hermosa. Es así como la mujer adquiere artículos milagrosos que la harán supuestamente lucir mejor para el hombre, de este modo termina por convertirse en un objeto sexual, o lo que lo mismo, en una mercancía, en un valor de uso cuyas ganancias van a parar a los bolsillos de sus explotadores, porque aun cuando la mujer es la que vende su cuerpo apenas recibe una migaja por su trabajo.

En consecuencia, el sistema capitalista es otro factor que incide en el alto índice de prostitución que existe en México. Y entre algunas de las posibles soluciones a este problema consiste en cambiar dicho sistema por uno más humanitario que valore a la persona humana, aunque esto se antoja imposible porque muchos empresarios que se dedican a regentear prostíbulos dejarían de percibir carretadas de dinero, que por supuesto, no están dispuestos a matar la gallina de los huevos de oro.

Así las cosas, la prostitución seguirá en ascenso ante la complacencia de los gobiernos, porque es un jugoso negocio mediante el cual los gobernantes también reciben su tajada, sin preocuparse porque la mujer se denigre cada día más, al fin y al cabo, que en nuestra sociedad lo que importa es el dinero, proceda de donde proceda, que más da que la mujer se venda como cualquier artículo de consumo si lo que se quiere es hacer fortuna, qué importan los riesgos que se corran al comprar este objeto sui géneris, finalmente el negocio es el negocio, dicen muchos que se dedican al mercado de la explotación del sexo, mientras nos deje dinero, que se vayan al diablo los prejuicios morales, si esta actividad aunada al consumo de drogas, son los mejores negocios del mundo.