EL IV PODER: Estados Unidos con una estancia académica en Harvard, pretende erigir en héroe a Felipe Calderón

Por: Juan Fregoso

05 / Febrero / 2013

*El presidente que bañó de sangre inocente a México
*35 mil firmas se oponen a que el ex mandatario ocupe las aulas universitarias
*Harvard no debe limpiar las atrocidades que cometió durante su mandato
*De ser admitido sería una ofensa más para los mexicanos
*Porque Calderón está sujeto a proceso en la Corte Penal Internacional

El ex presidente Felipe Calderón comienza a cosechar lo que sembró durante su gobierno: El rechazo de los mexicanos por su errónea política anticrimen que desplegó durante todo su sexenio, en el cual desatendió los reclamos de justicia del pueblo de México, que le pidió hasta el cansancio el cese de una guerra atroz que cobró miles de vidas de personas inocentes.

Este rechazo se ha patentizado en el momento que las autoridades estadounidenses le dieron cabida en la universidad de Harvard, como una especie de premio a su lucha contra la delincuencia organizada. Empero, el ex mandatario no contaba conque se enfrentaría con el repudio de un gran sector del pueblo mexicano y estadounidense que lo consideran indigno de ocupar las aulas de la prestigiada universidad de Estados Unidos.

Fue así que se lograron reunir 34 mil firmas para revocar la estancia académica otorgada al ex titular del Poder Ejecutivo, en la mencionada universidad. Las firmas ya fueron presentadas directamente a las oficinas de Drew Gilpin Faust, presidenta de dicha institución académica en Massachussets, por el norteamericano Jhon Randolph y por el empresario poblano Eduardo Cortés Rivadeneyra.
No obstante, la petición de ambos ciudadanos está tropezando con la negativa de las autoridades docentes de Harvard, las cuales argumentan que la estancia académica de Felipe Calderón tiene como fin fomentar el libre intercambio de ideas entre su comunidad. Con todo, Jhon Randolph y el mexicano Eduardo Cortés, estiman que el ex presidente no debe ser admitido en la escuela debido a las miles de muertes provocadas en el combate al narcotráfico durante su gobierno y por los casi 25 desaparecidos.
Aducen que Harvard no debe limpiar las atrocidades que cometió un gobernante que está sujeto a proceso en la Corte Penal Internacional con una estancia académica que insulta a las víctimas de su fallida guerra y a todos los mexicanos.
Harvard puede invitar a Felipe Calderón como conferencista en congresos o simposios cuantas veces considere útil para que debata sus políticas públicas y los resultados de su gobierno, dijo Eduardo Cortés, quien agregó que confía que Harvard revertirá la estancia del ex presidente.

Por su parte, Randolph el principal promotor de la revocación de la estancia académica de Calderón, se dijo horrorizado de la guerra contra el narcotráfico y apuntó que esto fue lo que lo motivó a impulsar esta iniciativa. Pero lo que me motiva más, señaló, es la falta de comprensión de la mayoría de los ciudadanos estadounidenses; no creo que la mayoría entendamos la guerra contra las drogas en México.
Y entre sus argumentos dice que en su petición hay miles de ciudadanos mexicanos que han pedido asilo en Estados Unidos desde 2006 debido a la guerra contra el narcotráfico, pero aún así ¿seleccionan al ex presidente Calderón para ser un miembro de Harvard y para interactuar con los estudiantes de la Escuela Jhon F. Kennedy durante un año completo?, se interroga.
Según información difundida por los medios internacionales, un representante de la escuela recibirá la solicitud de los demandantes para hacerla llegar a su decano, Dean Ellwood. Se añade, además, que por el momento el calendario de actividades de la escuela de Harvard no tiene programadas actividades públicas con el ex mandatario Felipe Calderón.
En torno a este asunto que ha generado una encendida polémica, también el activista Javier Sicilia y el investigador Sergio Aguayo han manifestado, mediante una carta, su rechazo a la estancia académica del ex presidente.

Pero al parecer, la tarea que se han propuesto Randolph y Cortés Rivadeneyra no será fácil, puesto que Dean Ellwood mantiene una posición firme ya que alega que uno de los principios fundamentales de la escuela es permitir el libre intercambio de ideas y la interacción con líderes del mundo sobre temas importantes de políticas de gobierno. En este sentido, expuso que la comunidad de estudiantes valoran la oportunidad única de sostener una discusión directa con un ex jefe de estado, aun cuando pueden estar en desacuerdo con algunas de las políticas de ese líder. Ciertamente, dijo, no es nuestro objetivo impactar ni creo que esta beca afecte la habilidad de México o de sus ciudadanos de abordar temas nacionales importantes; elogio su profundo compromiso con su país y sus esfuerzos por seguir adelante con esos asuntos, remarcó.

Por su parte, Morgan Smith ex alumno de Harvard considera que su estancia (de Calderón) puede hacer visibles muchos de los problemas del combate a las drogas que involucran a México y a Estados Unidos. Es nuestro dinero el que compra las drogas, nuestras armas las que alimentan la violencia y nuestro liderazgo político el que ha evitado abordar el problema de la migración y de la fallida guerra contra las drogas. En este contexto, pareciera que los gringos buscan aprovechar la estancia de Felipe Calderón con el fin exprimirle el cerebro, es decir, que revele todo lo que sabe en torno al crimen organizado para beneficio del gobierno estadounidense, porque es una verdad consabida que ellos no tienen amigos sino intereses.
Cualquiera que sea la decisión final que adopten las autoridades académicas de Harvard—y lo más seguro es que será en sentido afirmativo—es que acepten a Felipe Calderón en las aulas de la escuela, el asunto no terminará ahí, porque la reacción de los ciudadanos mexicanos principalmente se reflejará en protestas, en virtud de que es una burla que después de que el ex presidente ensangrentó al país, Estados Unidos lo condecore como si tratara de un héroe, cuando en México es considerado como el peor magnicida que gobernó a los mexicanos. En consecuencia, las 34 mil firmas presentadas por Jhon Randolph y Eduardo Cortés, lo más probable es que tengan como destino final las alcantarillas de la corrupción del gobierno estadounidense.