EL IV PODER: Realmente son peligrosos los productos transgénicos

Por: Juan Fregoso

19 / Marzo / 2013

*Sobre este tema existen opiniones diversas que sólo los científicos pueden aclarar


En México, sin duda, el cultivo por excelencia es el maíz por constituir uno de los alimentos básicos para el consumo humano, lo ha sido desde siempre, pues no se puede concebir ninguna familia que no requiera del grano para su sana alimentación. El asunto es que nuestros antepasados no utilizaban insumos que pudieran dañar la salud humana como tampoco la tierra, entonces el maíz que se sembraba se cosechaba sano y se podía comer con toda confianza, pero con el tiempo las cosas han cambiado notablemente, sobre todo si consideramos los adelantos científicos y tecnológicos en un mundo globalizado que ha creado una nueva cultura que aspira al mejoramiento de los diversos cultivos agrícolas sin reparar en los daños potenciales que las nuevas técnicas pueden provocar en la salud de los consumidores.


Es aquí donde surge el fenómeno de los productos transgénicos, podría decir que adulterados químicamente. Antes, los pueblos indígenas domesticaron la planta de maíz y lograron hacer de ella su alimento más importante a base de estarlo sembrando y mejorando cada año durante varios siglos. Nuestros antepasados conocían muy bien la tierra donde vivían. Ellos sabían cuáles eran las tierras buenas, cuándo venían las lluvias o en qué fechas se daba el mejor cultivo. En cada lugar desarrollaron formas de hacer las cosas, es decir, técnicas especiales de cultivo adaptadas que se acomodaban o aclimataban a las condiciones o manera de ser de cada lugar.


Llegó a haber una diversidad de técnicas de cultivo. Algunas eran bastante complicadas por ejemplo, combinaban varios cultivos, cada uno con necesidades distintas y a lo largo de diferentes períodos. También se necesitó de una buena organización del trabajo y en muchos casos de la construcción de obras para regar o para proteger los terrenos. Aunque la herramienta utilizada era en general bastante sencilla, el conjunto de técnicas que emplearon los pueblos indígenas fue muy amplio, variado y sorprendentemente eficiente.


Las herramientas más usadas en las labores agrícolas eran el palo sembrador o espeque, la coa de hoja, la coa de pie y distintas clases de hachas. El espeque se utilizaba para sembrar; la coa de hoja y de pie se utilizaba para labrar el suelo y voltearlo antes de la siembra. El hacha se utilizaba para cortar los árboles; era parecida a la que hoy conocemos excepto que la hoja para cortar era de piedra o de cobre. Nuestros pueblos no usaban el arado ni la rueda probablemente porque en América no había animales grandes que sirvieran para jalar un arado o una carreta.


A pesar de la gran diversidad de técnicas y formas de cultivo todas se podrían resumir diciendo que antes de la llegada de los españoles los pueblos indígenas tenían principalmente cuatro formas de cultivar el maíz: Roza, tumba y quema; metlaplante, culmil y chinampas. Así que la gramínea era cosechada cien por ciento limpia, natural y apta para el consumo humano, lo que hoy no sucede, ya que, con los grandes avances tecnológicos y el afán de lucro, no solamente el maíz ha sido adulterado, cabría decir clonado con el fin de hacerlo rendir y obtener grandes ganancias, por lo tanto, las técnicas antiguas desaparecieron, dando lugar al surgimiento a los productos y hasta animales transgénicos.


Por principio de cuentas hay que aclarar que los animales o plantas transgénicos no son mutantes radioactivos como los de las películas de ciencia ficción; una planta transgénica se ve muy similar a cualquier otra planta de su especie, y lo mismo ocurre con los animales. Lo que hace diferente a un organismo transgénico de uno que no lo es, es que tiene una o más características que no heredó de sus progenitores y que provienen de un ser vivo de otra especie.


Las características que definen a un organismo están escritas en el material genético, que es la información que poseemos todos los seres vivos dentro de casi todas las células de nuestro cuerpo, y que hace que nos parezcamos a nuestros semejantes y al mismo tiempo seamos individuos únicos. Y este material genético está constituido por una larga molécula en forma de escalera de caracol que se llama ácido desoxirribonucleico o ADN, que a su vez está conformado por cuatro sustancias denominadas adenina, guanina, citosina y timina (A, G, C y T) que se combinan de diferentes maneras.


Esas cuatro sustancias forman un código parecido a las notas musicales; las diferentes combinaciones de las notas dan lugar a infinidad de melodías, y de la misma forma las diferentes combinaciones de (A, G, C y T) sirven para producir todas las proteínas que dan lugar a cada organismo. La instrucción para cada una de las proteínas se llama gen. Actualmente sabemos gracias a un proyecto muy importante, llamado Proyecto Genoma, que existen alrededor de 35 mil genes diferentes, que sirven para generar las proteínas que se encargan de construir nuestros cuerpos.


Las proteínas son importantísimas en todos los organismos, ya que constituyen los tejidos, por ejemplo los músculos, las uñas y el pelo; forman parte importante de la sangre, donde unas sirven para transportar el oxigeno a las células del cuerpo y otras para transportar los nutrientes; nos ayudan a combatir los virus y bacterias que atacan a nuestro cuerpo; participan en los cambios que experimentamos cuando somos adolescentes, y desempeñan muchas otras funciones vitales. También sirven para darle a cada organismo características particulares.


En este sentido, en un organismo transgénico o modificado genéticamente el hombre introdujo, de manera artificial, las instrucciones (el gen) para generar una proteína que normalmente no estaría presente en ese organismo. ¿Es posible que en una planta se introduzca un gen de humano? Como ahora el organismo contendrá el gen de una proteína de otra especie, se llama organismo transgénico.


Hay que destacar que los que hacen organismos transgénicos son los científicos que trabajan en el área de biotecnología, que es la rama de la ciencia que estudia procesos que ocurren naturalmente (como la fermentación) y los adapta para el provecho humano. Para ello los científicos tienen que obtener la instrucción de proteína, es decir de un gen, e introducirlo en el núcleo de las células del organismo que pretenden modificar. Todo esto aunque suene muy complicado, hoy en día puede hacerse fácilmente.


Ahora bien, una vez que el organismo que volvemos transgénico tiene entre su material genético el gen del otro organismo, es capaz de producir la proteína a partir de ese gen. Pero, ¿para qué hacer esto?, pues porque el organismo transgénico ahora tendrá una característica que antes no poseía, lo cual puede resultarnos muy útil a los humanos.


Por ello, esta tecnología se ha explotado para producción industrial de proteínas de uso médico, como para las personas que padecen diabetes. Algunas de estas personas necesitan insulina, sin la cual no podrían vivir. Anteriormente se criaban cerdos para extraerles la insulina que ellos producen y emplearla para inyectársela a los seres humanos, aunque podía provocar reacciones alérgicas. Como se puede apreciar este es un aspecto positivo o benéfico de los transgénicos, lo que quiere decir que no son tan nocivos como creemos, puesto que tienen su lado bueno.


Pero no todo es miel sobre hojuelas, porque también hay opiniones que ponen en tela de duda las bondades de los transgénicos, por lo tanto, tenemos que ver el reverso de la medalla que no es tan halagador. Volviendo al tema del maíz, es preciso destacar que México importa este grano principalmente de EU. Y un estudio reciente revela que al menos un 50 por ciento de la siembra de maíz norteamericano es transgénico y es considerado altamente contaminante, es un asunto de supervivencia de una clase que hasta podría desaparecer, por supuesto que me refiero a la campesina.


¿Y por qué está a punto de desaparecer?, simple y llanamente porque la semilla lleva por lo menos 200 o 300 años embodegada y, por tanto, echada a perder por el transcurso del tiempo como por los elementos químicos que se usaron al transformarla en producto transgénico, luego entonces, lo perjudicial de estos productos no radica en su transformación química, sino en su prolongado almacenamiento en bodegas especialmente para ello. Así, la pregunta sobre los riesgos que pudieran implicar los transgénicos sigue quedando en el aire y corresponde a los expertos despejar todas las dudas que existen en torno a este controvertido tema.