Debe Compostela homenaje al capitán Zúñiga

11 / Abril / 2013

Por Ángel Salas/Compostela

COMPOSTELA.- La ciudad de Compostela, según consta en los archivos y obra del historiador Salvador Gutiérrez Contreras, estaba guarnecida por 35 soldados y clases del 33 Regimiento de Caballería, al mando del Capitán Marcos Zúñiga, pues hace nueve décadas la ciudad era asaltada constantemente por grupos de hombres que andaban en la bola y ocupaban provisiones y dinero para seguir en su lucha.

Uno de los grupos era comandado por el general revolucionario Pablo González, y atacaban poblaciones tanto de Jalisco como de Nayarit. El día 5 de Marzo de 1918, al mando de 500 hombres, se dispuso a saquear la entonces muy tranquila ciudad de Compostela, pero el reducido grupo de militares al mando del Capitán Zúñiga, lejos de escapar ante la superioridad numérica de los llamados gavilleros, decidieron cumplir con su deber quedándose a defender la ciudad.

Entraron los hombres de Pablo González y el primero en caer fue el señor Trinidad Ulloa, persona con una sola pierna que hacía el servicio postal entre Compostela y Tepic. El grupo rebelde encontró una férrea oposición de parte de los miembros del ejército nacional quienes se parapetraron en la torre del Templo, en el campanario, para repeler la lluvia de balas que les mandaban desde distintos puntos.

Doce soldados murieron en el asedio y los hombres de Pablo González tuvieron 22 bajas. A las 13:00 horas los soldados se rindieron al terminárseles las municiones. Un soldado aventó su rifle y gritó que lo mataran pues ya no tenía parque, y cuando un rebelde se aprestaba a asesinarlo intervino uno de sus compañeros diciendo No lo mates, éste es más hombre que tú, salvando al militar de morir.
Al caer Compostela el Capitán Zúñiga y sus hombres fueron hechos prisioneros y los llevaron a un punto de la ciudad para fusilarlos. Entonces el Capitán Zúñiga pidió hacer uso de la palabra y les dijo que ellos representaban el desorden, el crimen y el latrocinio, mientras que él representaba el respeto a la ley, la defensa de la sociedad y de las instituciones. Que jamás se arrepentiría de haber cumplido con su deber y que no pedía ninguna consideración alguna pero sí para sus hombres que como soldados sólo obedecían órdenes, pidiendo que losa dejaran en libertad y que sólo a él se le fusilara.
El Jefe rebelde accedió a su petición liberando a la tropa, pero ordenando se pasara por las armas al veterano Capitán. Ya para ser fusilado, un joven sargento se colocó a su lado y le dijo Yo muero con usted, y enseguida se escuchó la descarga asesina. Sus cuerpos fueron enterrados ahí mismo y ha sido tema de debate conocer el sitio exacto.

Con Compostela a su merced los rebeldes robaron comercios, plagiaron a varias personas para exigir rescates.
Aunque han habido algunos intentos por no olvidar la gesta heroica del Capitán Zúñiga, su sacrificio no ha sido debidamente valorado. Ninguna calle lleva su nombre, no existe un monumento a su memoria y parece que esto terminará por olvidarse. El Capitán Zúñiga nació en La Noria, cerca de Mazatlán, Sinaloa. Y pensar que por simple trabajo político de algunos cuantos existen calles e instalaciones con sus nombres.
Es de esperar que tanto nuestro instituto armado, como las autoridades municipales, reparen este olvido histórico.