EL IV PODER: *Ante la reforma educativa el magisterio se encrespa

Por: Juan Fregoso

22 / Abril / 2013

Los intentos por privatizar la educación en México no son nuevos, pues hay que recordar que los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón, buscaron la forma de hacerla efectiva, pero se encontraron con la oposición del sector magisterial disidente, los cuales defendieron dicha medida con uñas y dientes para que el sistema educativo no pasara a manos de particulares en perjuicio de los padres de familia y de los propios estudiantes.

Hoy, el gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto parece haber logrado lo que sus antecesores no pudieron. Sin embargo, la postura del mandatario no ha hecho más que reactivar una bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento, ya que la reforma peñista indica ser más agresiva que la de los gobiernos anteriores, es decir, que pulveriza los derechos y conquistas de los trabajadores de la educación.

En este contexto, es importante recordar que el 19 de enero de 2009, el maestro e investigador social Marcelo Romero Bueno, perteneciente al CNTE declaró a este columnista lo siguiente: Impulsada por la dirigente vitalicia nacional del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales, la izquierda chucha, por el presidente Felipe Calderón y Josefina Vázquez Mota, así como la Cámara de Diputados, en noviembre pasado (2009) lanzó la iniciativa a la reforma al artículo 3º constitucional, con el propósito de desaparecer el principio de gratuidad de la educación.

El maestro, que goza de gran respeto dentro del círculo docente no se equivocó, salvo en un detalle, que el proceso privatizador educativo se llevaría a cabo con Elba Esther Gordillo o sin ella, pues el destino de la Maestra fue la cárcel como ya todo el mundo lo sabe. Si la Gordillo tenía la intención de privatizar la educación en su momento, habría que pregúntaselo en la celda donde ahora se encuentra, pero lo que si queda claro es que el gobierno sí tenía—como ha demostrado demostrado—privatizar la educación para ponerla en manos de particulares.

Acabar con la educación pública ha sido una constante de todos los gobiernos, y el fin que se persigue con ello es privilegiar a los hombres de dinero, al clero político, que serían los que se harían cargo de la formación educativa de nuestros hijos. Para los expertos en esta materia esta no es una reforma sino una contrarreforma constitucional que vulnera los derechos de los docentes, una contrarreforma que dinamita prácticamente todos sus derechos laborales adquiridos a lo largo del ejercicio de la enseñanza.

Y lo que gobiernos anteriores no pudieron cristalizar en los hechos, hoy que el PRI recuperó la presidencia de la República, con Enrique Peña Nieto, todo indica que la reforma al fin llegó a buen puerto, aunque todavía podría haber una reconsideración a efecto de parar las protestas de miles de maestros que se han manifestado porque esta no pase, ya que incluso, han declarado estar dispuestos a todo y esta frase implica una confrontación más violenta que la que se dio en Chilpancingo el 5 de este mes, cuando fueron desalojados alrededor de 500 maestros de la Autopista del Sol.

Esta visto, pues, que el conflicto magisterial toma matices cada vez más peligrosos, pero tal parece que el gobierno está menospreciando la postura de los trabajadores de la educación; el gobierno parece no interpretar las señales que le está enviando no solamente el gremio magisterial sino el pueblo, y esto es grave, porque al no saber leer esas señales el gobierno está incitando a un estallido social de impredecibles consecuencias.

Los maestros ya fijaron su postura con una frase demoledora, y lo que debiera hacer el gobierno peñanietista es sentarse a dialogar con los inconformes con el fin de establecer acuerdos que no perjudiquen a ninguna de las partes, pero en vez de eso el gobierno federal, a través del secretario de educación, Emilio Chuayfett, ha endurecido su discurso al amenazar conque todo aquel maestro que se ausente de su trabajo para participar en la defensa de sus derechos será despedido, en tanto que el presidente ha declarado que la ley no se negocia, y lo peor, que el uso de la fuerza pública es el último recurso sobre el cual tiene el Estado no sólo atribución sino obligación de hacer valer para hacer respetar los derechos de toda la ciudadanía, como si los docentes no fueran parte de ésta, en una clara muestra de provocación al círculo magisterial.

La ola de protesta de los trabajadores descansa en que de aterrizarse la reforma educativa se violentarían sus derechos, por eso han advertido que de concretarse los cambios que dicta la citada reforma en el sistema educativo se avecinaría un estallido social. No obstante, los maestros hasta ahora han privilegiado el diálogo, aunque la falta de sensibilidad del gobierno federal los está orillando a radicalizar sus acciones, porque ya se perdió la confianza.

Refieren que este es golpe muy al estilo que caracteriza a este gobierno, como un ejercicio de traición; indican que no están solos, que tienen el apoyo del pueblo el cual se está organizando para defender, incluso, las reformas fiscal y energética. En Michoacán hay por lo menos 48 organizaciones con las cuales se constituirá un frente único de trabajadores; los maestros de Oaxaca dicen que el Estado tiene una deuda por la represión de que fueron objeto en 2006, durante el gobierno que condujo Ulises Ruiz.

Exponen que en el estado de Guerrero la Coordinadora se encuentran bien fortalecida y expresan no tener miedo a nada, de salir una vez más, ya que no están solos, pues contarían con el respaldo de un movimiento popular integrado por campesinos, amas de casa, estudiantes y padres de familia. Sin andarse por las ramas los mentores no descartan un posible estallido social, ya que cuando se conjugan el hambre, la pobreza, la marginación y la violencia, todo es posible.
Así, el movimiento magisterial que ha demostrado a propios y extraños su gran poder de convocatoria, sostiene que la reforma despoja a los ciudadanos de derechos constitucionales, empobrece los contenidos en los programas educativos reduciendo la presencia de las humanidades. Desconoce los derechos laborales adquiridos, prescinde de la representación sindical, anula la bilateralidad de las relaciones laborales, y violenta Tratados Internacionales en esta materia, puesto que se quebrantan, inclusive, los derechos humanos signados y reconocidos por el gobierno mexicano.

Al mismo tiempo, señalan, que con la reforma se pierde el derecho de antigüedad, la seguridad social para la familia, no se reconoce el derecho de percibir aguinaldos, ni el derecho de tener vacaciones pagadas, la jubilación y el Fondo de Retiro se esfumaría al momento de aplicarse la reforma, entre otros tantos derechos consagrados en la constitución y en conquistas sindicales.

Por tanto, el gobierno de Enrique Peña Nieto está sentado en un volcán que en cualquier instante puede hacer erupción, por consiguiente es necesario actuar a tiempo, antes de que despierte el México Bronco, que ya dio señales—desde la campaña presidencial—que no está dispuesto a seguir siendo oprimido por la fuerza del estado.

Se acabó la paciencia nos dice el sector magisterial, y con ello nos advierten que no son los tiempos de antes, porque el México del siglo XXI está preparado a dar un giro de 180 grados, lo que significa que de no rectificar el gobierno sus acciones, habrá levantamientos armados no solamente en los estados mencionados sino en todo el país, y una prueba de esto se refleja en la conformación de una policía que está constituida por ciudadanos, por civiles, que al ver la incapacidad del gobierno para enfrentar a la delincuencia se han organizado para defender a sus gentes, es preciso pues, que el gobierno—en vez de reprimir—se siente a dialogar con el magisterio, sólo así se puede evitar un baño de sangre.