EL IV PODER: En riesgo la estabilidad del gobierno tecualense

Por: Juan Fregoso

29 / Abril / 2013

Generalmente, los desaciertos de algunos gobernantes que realizan en la designación de sus colaboradores, en vez de beneficiarlos les acarrea problemas gratuitos, como parece sucederle al presidente municipal de Tecuala, Rubén Benítez Rodríguez, a quien en los últimos días le estalló la bomba, que ahora es necesario desactivarla con inteligencia, si es que se quiere evitar que sus efectos se propaguen y se caiga en la ingobernabilidad.

Según ha trascendido que el pueblo le exige al alcalde rectificar en el nombramiento de algunos funcionarios públicos debido a que desde que arribaron al poder han incurrido en maltrato hacia la ciudadanía, la cual aduce que quien toma las decisiones concernientes a la administración municipal es la tesorera, Silvia Esthela Orozco Rodríguez, la cual se rodeó de familiares para ejecutar los trabajos en materia financiera, inclusive en asuntos de carácter político que son competencia exclusiva del presidente.

De acuerdo con la periodista Sagrario de León, quien escribe bajo el pseudónimo de Saga y que le ha dado puntual seguimiento a este problema, los tecualenses se encuentran molestos por la manera en que son marginados por las autoridades municipales, principalmente por el alcalde, quien, al parecer, ha dejado siempre al frente a la tesorera cuando se trata de decidir alguna cuestión relacionada con el funcionamiento del Ayuntamiento.


El problema principal se desprende de la oficina de Tesorería, incluyendo el no pago a proveedores, así como un grosero trato a los mismos cuando intentan cobrar, escribe la periodista, quien añade que otra de las causas del conflicto estriba en el despido de empleados de niveles más bajos, los cuales aún no han sido indemnizados.

Detalla que en el gobierno que preside Rubén Benítez, hay un marcado nepotismo, figura que consiste en la preferencia no justificada razonablemente, otorgada por un gobernante a sus parientes para el desempeño de los cargos o funciones públicas. Los efectos del nepotismo son altamente perjudiciales y se hallan en una flagrante contradicción con el principio democrático, según el cual todos los ciudadanos tienen derecho a los cargos públicos de acuerdo a sus méritos y capacidad.

De León, también relata que el gobierno tecualense se burla de la ciudadanía, que hay abuso de autoridad, impunidad, negligencia y parcialidad, lo cual pone en tela de juicio al gobierno que ostenta el signo del Partido Verde Ecologista, y que encabeza Rubén Benítez. Asimismo, la periodista apunta sobre la grave inseguridad que priva en aquel municipio, pues asegura que la mayoría de robos perpetrados por los delincuentes quedan en la más completa impunidad, ya que los infractores inmediatamente salen libres tras pagar una módica cuota, a pesar de las pruebas que no son tomadas en cuenta por las autoridades.


La rebelión de la sociedad tecualense se localiza, en lo que pareciera ser, el epicentro de la cesión de poder que ha hecho el edil a un reducido grupo de funcionarios, aunque no se descarta que el fondo del conflicto tenga matices políticos, pero si hemos de dar crédito a la periodista Sagrario de León, quien ha seguido el curso de los acontecimientos, habremos de coincidir que el pueblo de Tecuala tiene toda la razón para inconformarse, pues el voto para presidente se lo dieron a Rubén Benítez, no a personas ajenas al municipio.


Como quiera sea, el asunto es destrabar el problema mediante la vía de la concertación y el diálogo, antes de que alcance otros niveles, ya que de por sí la administración tecualense ha sido severamente lastimada con los recortes presupuestales y al añadir otro problema más, su credibilidad como su estabilidad, se acentuarían en detrimento, tanto del propio gobierno como de la ciudadanía.

En este contexto, es de suma importancia anteponer los intereses del bien común, antes que los grupales. El presidente municipal—nadie más—tiene la solución en sus manos, no puede dejar crecer el problema que amenaza en convertirse en una bola de nieve, porque eso a ninguna de las partes les conviene, dado a que se frenaría el desarrollo de la comuna. Por tanto, aquí no se trata de buscar culpables, sino de buscar soluciones inteligentes al problema que se vive, para que retorne la armonía entre pueblo y gobierno.

Este es el reto que tiene ante sí el presidente municipal, quien está obligado a consensuar, construir acuerdos con toda esa gente que depositó en él su confianza, porque además, en cualquier pleito o desavenencia, las partes deben ceder y no encapricharse en que una tiene la razón, puesto que en realidad, nadie es dueño absoluto de ésta, así pues, la única herramienta para desenredar el hilo de la madeja es el diálogo inteligente, ya que de adoptar una actitud cerrada—vale para las dos partes—sólo conduciría al estancamiento de cualquier negociación que lleve a la resolución del problema. A nadie le conviene asumir un comportamiento cerril, pues por encima de todo se encuentra la estabilidad del gobierno tecualense y, en consecuencia, el bienestar de su pueblo.