El kilométrico de nombre de un periodista y otras cosas (Primera Parte)

03 / Mayo / 2013

Algunos de los amables lectores recordarán las naves espaciales o sondas Voyager que en los años 70 del siglo pasado, la NASA envió al espacio, donde aún ahora viajan por el infinito, esperando que alguna inteligencia las recoja en un lapso gigantesco. Esas naves llevan sendos discos de oro, grabados con sonidos de la naturaleza de nuestro planeta, música de todas partes del mundo, un saludo en 55 lenguas y 115 imágenes de bellos paisajes, ciudades, arte y gente. En el rubro de la música, México colaboró con el famoso Son de la Negra, creado en 1926 en la ciudad de Tepic, gracias a la autoría de los hermanos Fidencio y Alberto Lomelí Gutiérrez, en honor de Albina Luna Pérez La Negra, de quien Fidencio estaba enamorado y no era correspondido; la música es de Alberto, quien la creó con su grupo de mariachi tradicional Los Chalinas, que después fue el Marichi Excélsior, pero para conocer las caras de estas personas, aquí les dejo un video del popular YouTube con la historia de esa canción que hoy viaja por el espacio sideral, descubriendo planetas y a la espera de ser recogido por alguna entidad del vasto universo.

Mi nombre siempre ha sido un problema para su servidor, primero por ser muy largo, apenas 33 letras; segundo por tener un apellido compuesto Sánchez Hidalgo, además de un doble nombre José Ricardo. El caso es que nunca, de los nuncas, fue escrito como debió de ser, siempre me quitan un apellido o confuden estos con los nombres, así que alguna vez fui Hidalgo José Ricardo Morales Sánchez. En las listas escolares jamás entró mi nombre completo. Además de todo lo anterior, cuando me llevaron a registrar, el encargado o encargada de elaborar el acta, por sus calzones me endilgó una Y entre Morales y Sánchez Hidalgo, agravando más mi problema, espero encontralo en el infierno en un futuro no muy lejano. En ocasiones me he sentido como la Divina Trinidad o aún más, pues he aparecido simultáneamente en diversas listas con nombres distintos, así en una ocasión en los listados del IMSS me tenían el Sánchez Hidalgo, separado por un guión Sanchez-Hidalgo y para la computadora, ese simple guión, ya me hacía otra persona; al mismo tiempo mi credencial del IFE no tenía la maldita Y y en el Afore del banco, quitaron el Hidalgo, lo dicho tres personas y un solo Pepe verdadero. Infinidad de veces he peleado por la desaparición insultante de Sánchez o Hidalgo alternativamente, incluso hay personas que se han negado a creer que tenga tres apellidos y sin más me quitan uno, solo porque eso no es posible, a menos, me dijo una vez una burócrata vieja, gorda y fea, que tenga dos padres. Ahora mismo estoy inmerso en un Diplomado a distancia y mi nombre apareció como José María Morales Sánchez, es decir, pasé de un plumazo de Pepe a Chema, un compañero del mismo curso me dijo: tal vez sea por lo del Bicentenario. Hay noches que llegan al pie de mi cama íncubus y sucubus a asaltarme con preguntas necias y recurrentes, amén de jalarme las patas me preguntan cuestionamientos que no sé responder, comprendo que cuando alguien captura mi apelativo para algún trámite, se le vaya la famosa Y, cualquiera tiene un error de dedo, es comprensible que de vez en cuando me borren el Hidalgo, porque ese apellido no es, posible, como ya expliqué arriba; lo que no me cabe en el coco, es cómo alguien puede borrar el Ricardo y trastocarlo por María. No lo entiendo, ni lo entenderé, a veces hasta creo que Dios no me quiere. Quizá. Bueno todo esto se lo cuento al caro lector, por lo que salió publicado en un panfleto que aparece en el pueblo un mes tal vez y el otro tampoco, donde un compañero periodista, obviamente pagado por el charalito vengador del que, en las últimas semanas he hecho referencia y que para quedar bien con el presidente municipal, paga para que nos peguen duro en los medios. En esa revista me ponen como palo de gallinero, no solo a su servilleta, sino también al Lic. Antonio Sáizar Guerrero, con quien comparto estelares en este mocudrama, que nuestro amigo reportero llamó El Chaiquillo y José Ricardo Morales andan como puercas en brama, que en uno de sus más selectos y regocijantes párrafos dice: ...Es por ello que Antonio Sáizar mejor conocido como el chaiquillo, y otro que se dice llamar José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo, este nombre es sin duda ficticio porque no tiene la hombría de ponerse su verdadero nombre o sencillamente reniega de su madre y de su padre... (respeté la redacción y puntuación originales). De risa loca. Este tipo que se firma, él sí con seudónimo, como Octavio Salas, me demuestra que mis esfuerzos no han sido en vano, pues si se fijan, escribió mi nombre con sus 33 letras, sin olvidar ¡¡Milagro!! la méndiga Y.