EL IV PODER: El verdadero rostro de Rosario Robles

Por: Juan Fregoso

14 / Mayo / 2013

Al parecer, la titular de la Secretaría de Desarrollo Social, la ex perredista Rosario Robles Berlanga, salió ilesa de la comparencia ante el Senado por el escándalo suscitado por el presunto desvío de recursos de esa dependencia para la compra de votos en el estado de Veracruz, todo indica que no se lo comprobó nada y la funcionaria federal seguirá en el cargo.

Esto es fácil de entender si tomamos como premisa de que cuando te alineas al sistema éste te tolera todo, el problema surge cuando te revelas, porque es entonces cuando todo el aparato estatal se va contra ti hasta aplastarte. Pero como Rosario Robles se alineó a sus nuevos patrones, no es de sorprender que fuera exonerada de los cargos que le imputaron Acción Nacional y el PRD.

En este sainete salió a relucir el nombre del ex priísta y ex presidenciable, Manuel Camacho Solís, quien es atacado visceralmente por una revista capitalina, que en un tiempo gozó de gran prestigio, pero que ahora se encuentra en decadencia y si aún subsiste es gracias al generoso subsidio que recibe del gobierno federal, de otra manera ya habría sucumbido ante los vaivenes políticos.

La citada revista cuyo nombre no vale la pena ni mencionarlo, describe a Camacho Solís de la siguiente manera: El rostro descompuesto del ahora senador Camacho Solís en las pantallas de televisión y sus palabras desafiantes, arrojadas con soberbia y violencia en contra de Rosario Robles, sonaron huecas. Sólo aplaudidas por algunos senadores desinformados.

Más aún, dice el libelo que su protagonismo—de Camacho—sirvió, para entender que no hay mucha diferencia entre los actos vandálicos orquestados durante los últimos días en Guerrero, Oaxaca, Michoacán, la UNAM, la UAM Ixtapalapa y el linchamiento verbal que pretendieron hacer el PAN y el PRD en el Senado de la República durante la comparencia de la titular de la Secretaría de Desarrollo Social.
Linchamiento, que no democracia, escribe la autora de este panfleto al servicio de la clase gobernante. El mismo fanatismo e intolerancia con que de los maestros destruyeron e incendiaron las instalaciones del Congreso de Guerrero y las sedes de los partidos políticos en la entidad—por oponerse a la reforma educativa—estuvo presente en aquellos senadores que sólo aceptaban imponer su verdad y llevar a juicio a su opositor, léase Rosario Robles.

Sin duda, las máscaras han comenzado a caerse—escribe con su pluma flamígera, la heredera de un verdadero periodista—.La rebelión de los que rompen con machetes puertas y cristales, de los que toman la Torre de la Rectoría y destruyen el patrimonio de la UNAM, de los que bloquean autopistas y se ocultan en una capucha o en un paliacate para ocultar su identidad, es la misma que en el Senado y en los partidos intenta abortar el Pacto por México.

Para esta destacada periodista la lucha de los maestros y de los partidos políticos representan una especie de terrorismo político que impide sobrevivir impidiendo la construcción de acuerdos; que apuesta al fracaso del gobierno de Enrique Peña Nieto—según ellos—tener la posibilidad de recuperar espacios o llegar al poder en 2018.

El artículo está lleno de zalamería palaciega, y elude que la lucha de los maestros es una lucha justa y que no solamente los mentores utilizan capuchas para ocultar su identidad, sino que también el gobierno lo hace para cometer sus abusos en contra del pueblo, el mismo al que flagela llevada por la ambición de no perder las canonjías que le otorga el gobierno.
En México, ya se ha hecho costumbre andar encapuchados, pues todo el mundo teme por su vida, ¿por qué entonces denostar a los luchadores sociales, nomás porque en sus manifestaciones ocultan su rostro para protegerse?, cuando el estado también se enfunda en una máscara de impunidad, es que acaso los gobernantes sí tienen derecho de cuidar su identidad, mientras que los gobernados no tienen ese privilegio, ¿en dónde está el principio de igualdad que establece la ley?
La revista de marras pretende presentar a una Rosario Robles impoluta, pero habría que recordarle, tanto a la periodista como a la propia titular de la Secretaría de Desarrollo Social, algunas de sus huelas marcadas por la corrupción y que dejó impresas para la posteridad. Rosario Robles, asumió la jefatura de gobierno en septiembre de 1999, en carácter de interina, pues en ese entonces el jefe de gobierno era el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien renunció para postularse a la presidencia de la República.

Posteriormente, durante la inauguración de un dique de contención en Iztapalapa—la delegación más populosa del DF—, el delegado Ramón Sosamontes Herreramoro, amigo entrañable de Carlos Ahumada, la presentó con el contratista. La entonces perredista quedó prendada de las ideas progresistas del invitado, y desde luego, de la apostura del empresario argentino, que terminó en un tórrido romance, al grado que lo nombró entonces su asesor económico.

La relación Robles-Ahumada generó una lluvia de contratos multimillonarios, tanto del gobierno capitalino como de los delegados. De acuerdo con cifras de la propia Contraloría del DF, el empresario argentino logró contratos por 700 millones de pesos, esto es, el 90 por ciento del presupuesto delegacional destinado a obras públicas para el trienio 1997-2000. La obra más vistosa fue el remozamiento de la llamada Cabeza de Juárez, un descomunal monumento al prócer levantado en esa demarcación, justo cuando doña Rosario fungía como jefa del gobierno capitalino.


Asimismo, contratos similares obtuvo en la delegación Álvaro Obregón, cuya titular, Guadalupe Rivera Marín (1997-2000), hizo tan buenas migas que la mujer le vendió a Carlos Ahumada una residencia ubicada en San Ángel, al sur del DF. Casi a finales de 2000, las alianzas de Carlos Ahumada con el PRD se extendían más allá del Distrito Federal; implementó un Plan de Apoyo a Tabasco para auxiliar al partido en las elecciones celebradas en aquel estado. El candidato César Raúl Ojeda Zubieta recibió camionetas, teléfonos celulares y apoyo logístico, enseguida fijó su atención en las elecciones de Michoacán, proporcionando una flotilla de Cherokees a Lázaro Cárdenas Batel, a la sazón candidato a la gubernatura.
Cuando AMLO tomó las riendas de la capital azteca denunció los derroches de su antecesora, aunque se dice que lo hizo sólo para curarse en salud que para combatir la corrupción. Así, permitió a la Contralora capitalina, Bertha Luján Uranga, informar que la administración de Rosario Robles no comprobó el destino de 5 mil 984 millones de pesos ejercidos durante el año 2000, pero luego ordenó la exoneración de su correligionaria, para lo cual se valió del secretario de Finanzas, Gustavo Ponce Meléndez, a quien instruyó para encubrir las irregularidades.

Enseguida vino el distanciamiento entre AMLO y Rosario Robles, pero esto no impidió al gobierno del DF asignar al Grupo Quart 20 contratos por 193 millones de pesos en 2001 y otro, de Mil millones, al año siguiente, justamente cuando le encargó elaborar el plan maestro de la construcción del segundo piso en el Periférico y el Viaducto.

Para entonces, Rosario Robles fue electa presidenta del PRD en marzo de 2002 y aparentemente el suceso marcó el inicio de la caída de Carlos Ahumada, reveló entonces el connotado columnista Carlos Ramírez. Comenzaron entonces a retrasarse los pagos a Quart. Más tarde, fue cancelada su participación en la construcción del segundo piso del Periférico. Ahumada intentó sortear los obstáculos acercándose a los políticos más influyentes de la ciudad y creyó encontrar un buen interlocutor en René Bejarano, quien se comprometió a resolver cualquier irregularidad a cambio de 11 millones de pesos y con la condición de que todo quedara en secreto.

Así, cuando Carlos Ahumada intentó hablar personalmente con AMLO, Bejarano se opuso, diciendo que él era la mano derecha del entonces jefe capitalino; puedo resolverlo todo sin hacer olas, reveló en una entrevista que salió a la luz con los videoescándalos.
Mientras tanto, Rosario Robles blandía el bastón de mando sobre las huestes perredistas, pero el daño ya estaba hecho, Robles le abrió el camino del enriquecimiento más descarado a su amasio y AMLO no tuvo el valor de sostener su acusación que hiciera cuando descubrió el desvío multimillonario, parte de ese dinero fue a parar a las campañas del partido del sol azteca, es decir, lo mismo que la ahora neopriísta ha hecho con los recursos de la Sedesol, aunque esta vez a favor de otro partido, el PRI.

El PRI, que en un acto vergonzoso la nombró Secretaria de esta dependencia clave, en donde se manejan miles de millones de pesos para ser destinados a las clases más vulnerables, pero que bajo la férula de Rosario Robles, un gran porcentaje de esos recursos tiene como destino final el apoyo a las campañas políticas, por lo tanto, estos antecedentes no los puede borrar y las sospechas en torno a ella crecen, se expanden inundando de lodo a todo un sistema político, a un nuevo gobierno que se comprometió a gobernar con transparencia, pero la opacidad es el sello que Robles ha impreso al gobierno peñanietista, así nos quieran vender la idea de que Rosario Robles, es una persona intachable, cuando su pasado la condena.