Líneas: Otra burla más: Sacarán a los vendedores ambulantes y otros rollos

Por: José Ma. Narváez Ramírez.

23 / Mayo / 2013

Ya suena a chunga eso de acabar con los vendedores ambulantes, suena a lo mismo que la campaña contra las sexi-vendedoras y versius los antros de vicio

Por ahí entre la larga lista de ambulantes y semi-fijos, hay unos cuates millonarios que a la chita callando siguen la rola frente a sus propias tiendas en servicio y lo que empezaron como una necesidad de combatir ahora se transformó en pasada al enemigo, y tan orondos y lirondos, matan dos pájaros de una pedrada.

Por un lado alegan que los vendedores les hacen la mala onda de desleal competencia y que ellos pagan grandes cantidades de renta, luz, impuestos, empleados y mil anchetas más, que por eso les pagan una miseria a las personas que emplean, (no les dan seguro y lo único seguro es que las tienen muertas de hambre) y que ya se cansaron de estar en plena lucha campal contra ellos, además están obligados al cumplimiento de horarios, porque cierran a las dos y abren a las tres, y vuelven a cerrar a las ocho o nueve de la noche para reabrir a las nueve de la mañana del día siguiente y apenas ganan para mal comer
Eso es una mentira de a ocho columnas, porque la empleada más modesta que tiene que presentarse bañada, cambiada, maquilada –perdón, maquillada- bien vestida, calzada y mejor comida, sabe que el negocio fijo en el área del perímetro central de las ciudades, es muy bueno y si no que lo digan los propietarios de este tipo de bisness, que son dueños igualmente de los inmuebles donde están ubicados sus respectivos expendios de ropa, medicinas, tanguarnices, tiendas de autoservicio, edificios de contadores de las firmas, de teléfonos y de lo que usted imagine Ahora póngale una tiendita enfrente con carácter de puesto semi-fijo y ¡a puro contar billetes! Y pensar que así empezaron sus padres
Acuérdese del dicho aquél que dice: Donde lloran está el difunto Así que ahora hay negocios sobre los negocios, están entreverados en las calles, afuera de Coppel Puebla hay una plaga de vendedores de frutas, aguas, tejuínos y párele de contar, a pesar de que la tienda tiembla al paso de los camiones que pululan por enfrente y a los costados Nomás la calle México se salva pero todo lo demás, hasta Catedral y a la Victoria, aquello está que temor-diéra No se diga en la Terminal de camiones de los que van a los ranchos zafando el del Góber que es especial o frente al Seguro o a Hospital

Y hablando de los vendedores de alrededor del Mercado Juan Escutia, hay algunos que tienen más de 30 años en la raya y no se rajan Y eso que cada período de elecciones aumenta el número de locatarios al igual que los burócratas que ya parecen pericos en sus periqueras de tanto individuo que cobra por hacer y no hacer pero si se hace bolas en sus oficinas, que parecen mercados persas de tanto hacinamiento
Por otro lado salen a colación las medidas que están implementando las autoridades para controlar el vicio en pleno centro de la ciudad Yo dijera que así lo dejen para que los campesinos que vienen a la capirucha a divertirse lo sigan haciendo regularmente, ya todos se conocen y este mal seguirá siendo necesario, aunque deberían poner inspectores de la Profeco por aquello de que las tarifas de cobro por rato andan muy variables van de cien a mil pesos, pero estas últimas con derecho a doblete
Así que Control Señores Control que al fin y al cabo ya existen los preservativos y aunque no se siente igual –dicen- cuando menos se evitan las enfermedades venéreas que son precisamente pertenecientes a Venus. la diosa del placer Pero yo más bien las catalogaría de venero maledetto o agujero del diablo o diablas
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