EL IV PODER: Ney González, volverá por sus propios fueros

*Se equivocan aquellos que lo dan por muerto
*Sus propios adversarios se han encargado de fortalecerlo políticamente
*Y las acusaciones en su contra son insostenibles jurídicamente

30 / Mayo / 2013

Por: Juan Fregoso.- Para muchos el ex gobernador, Ney González Sánchez, ya es un cadáver político, pero quienes tienen esa creencia están totalmente equivocados, porque a pesar de todo el lodo que le han echado, el gobernador está más vivo que nunca, tan vivo está que pronto lo veremos nuevamente en el escenario político en donde se mueve como pez en el agua.

Al Ney le han achacado que se llevó carretadas de millones de pesos, de haber gastado una descomunal cifra en publicidad, entre otras irregularidades. Es muy fácil acusar a un hombre, a cualquier hombre, lo difícil es sostener la acusación, porque para ello se necesitan pruebas contundentes que demuestren su presunta culpabilidad.
Cualquier abogado sabe que en cualquier caso como este, no se puede ni siquiera especular acerca de la inocencia o culpabilidad de un acusado, puesto que si obrara de esta manera estaría prejuzgando y juzgar no es atribución ni del ministerio público ni de la ciudadanía ni de la defensa, sino la única quien puede—por estar facultada por la ley—es la autoridad judicial, es decir, el juzgador y siempre con base en las pruebas aportadas en el curso de un juicio.

Empero, en política prevalece la práctica perniciosa de culpar de todos los males al que se va. Y esta es una práctica muy bondadosa para el gobernante que arriba al poder, quien de esta manera se yergue como el Mesías impoluto que viene a salvar al mundo, que viene a limpiar la casa que dejó toda desordenada y saqueada su antecesor; sobre su cabeza aparece una aureola de santo y los cortesanos que nunca faltan se postran de hinojos ante el nuevo rey a quien alaban haciéndole creer que, efectivamente, está lleno de virtudes, pero lo mismo le dijeron al que se fue y que al dejar el poder perdió el aura de la divinidad.
En este contexto el ex gobernante es satanizado, calumniado e injuriado. La razón de ello es muy simple: Como ya no tiene los bártulos del poder ha dejado de ser útil, ya no es el hombre poderoso que antes concedió cientos de favores a sus corifeos, por eso ahora a quien hay que rendirle pleitesía es al gobernante en turno, hay que hacerle creerle que todas sus decisiones son las más acertadas—no importa que sea una mentira—porque es mucho más inteligente que su antecesor, a ese hay que enterrarlo a periodicazos, no interesa lo que se gaste en ello, porque ningún medio ni escrito ni electrónico es producto de la beneficencia, sino son empresas creadas para ganar dinero.
Desde que el ex gobernador Ney González cumplió su mandato han corrido ríos de tinta en su contra para acabarlo políticamente. Sin embargo, los estrategas no han podido cumplir con su cometido simplemente porque han errado en sus ataques irracionales. Si de veras fueran lo que presumen ser, desde cuando hubiesen dejado por la paz este asunto, puesto que no perciben siquiera que sus brillantes estrategias en vez de aniquilar al adversario lo reviven que cada vez arrojan lodo.

Seguramente los asesores del actual mandatario ignoran olímpicamente un viejo principio que reza: En política, más vale ser difamado e injuriado que ignorado, mientras que Rigoberto Ochoa Zaragoza, otro ex gobernador, al abandonar el poder y ser cuestionado sobre su gobierno, pronunció estas palabras; los carniceros de hoy, serán las reses del mañana, ésta es una frase que deberían tener muy presentes los que ahora nos gobiernan, que más temprano que tarde dejarán sus cargos porque sólo son transitorios y no vitalicios, y los que les pisan los talones también terminarán haciendo escarnio de ellos, pues también serán acusados de ladrones, ya que en política no hay hombres enteramente honrados.
Por lo tanto, Ney González sigue vivo en el ánimo de la gente, y paradójicamente son sus propios adversarios los que se han encargado de mantenerlo más vivo que ayer. Y la famosa ola roja creada y liderada por el ex gobernador, también se mueve—y se mueve hacia sola dirección—, conservar el control en el Congreso del Estado, —lo que se verá en los comicios de 2014, cuando el Ney asome el rostro para jugarse la revancha, porque no es hombre que se de por vencido tan fácilmente.

Además, hay que recordar un hecho que parece haber olvidado la clase política que hoy conduce los destinos de Nayarit. Se olvidan que fue precisamente la esposa del ex mandatario, Sharo Mejía, la que destapó a Roberto Sandoval Castañeda como el candidato ideal para gobernar los siguientes seis años, inclusive haciendo a un lado a su hermano Raúl Mejía. Este acontecimiento tiene un gran significado político o varias lecturas, y no se necesita mucho seso para descifrar el crucigrama, porque son valores entendidos que se reflejarán muy pronto.

Así, desde esta perspectiva el propio gobernador conoce el alcance político de este hecho, porque fue parte decisiva en los arreglos palaciegos entre él y su antecesor. En esta lógica no será ninguna sorpresa que Ney González, en 2014, salte a la palestra con toda la fuerza que sus propios adversarios le han dado, por consiguiente, no es remota la idea de ver en el Senado al ex gobernador, como tampoco retener el control político en la Cámara de Diputados.

Así pues, creer que Ney González está políticamente muerto es una idea que sólo tiene cabida en aquellos que no conocen los sótanos de la política, el ex mandatario volverá por sus propios fueros al escenario político, que no se equivoquen los que lo dan por difunto, ya que en política sólo puede estar muerto aquel que ha dejado de existir físicamente.

Por lo demás, todo el fango que le han arrojado, sólo ha servido para robustecerlo; las acusaciones de malversación de fondos que se le han imputado de manera torpe o ingenua, no han prosperado—y no creo que prosperen, en el supuesto de que fuera cierto—por una sencilla razón, porque no se han presentado las pruebas concluyentes que demuestren la culpabilidad del controvertido político.