EL IV PODER: Las cuentas alegres de EPN

Por: Juan Fregoso

03 / Junio / 2013

El presidente de la República cumplió en sus primeros seis meses de gobierno el 6. 61 por ciento de las 363 acciones y promesas que ofreció llevar a cabo durante su administración, revela el Promesómetro del primer mandatario, herramienta de consulta de ADNPolítico.com. Según este portal, la base de datos que da seguimiento puntual a cada uno de los compromisos del presidente, Enrique Peña Nieto durante todo su sexenio, indica que hasta este sábado 1 de junio, día 183 de los 2 mil 191 que durará su administración, el mandatario priísta concretó 24 de las acciones de las 363 tareas que se ha propuesto.

Los compromisos asumidos por Enrique Peña Nieto se reparten en tres rubros: sus 13 primeras acciones de gobierno, los 95 acuerdos del Pacto Por México y sus 255 promesas de campaña. Y de acuerdo al portal mencionado, Peña Nieto ya cumplió con 12 de las 13 primeras acciones de gobierno que anunció durante su discurso de toma de posesión como presidente de la República, realizado el 1 de diciembre de 2012 en Palacio nacional.

Siguiendo el hilo de ADNPolítico se desprende que del Pacto por México, firmado con los dirigentes del PRI, PAN y PRD, se han concretado seis, y también ha finiquitado seis de sus 255 promesas de campaña. Peña Nieto todavía cuenta con 2 mil ocho días, es decir, el 91. 7 por ciento de su sexenio, para cumplir las 339 acciones pendientes, que equivalen al 93. 3 por ciento de sus promesas.

Asimismo, se afirma que de los 24 compromisos ya cumplidos de un total de 363, actualmente, Peña Nieto tiene 117 (el 32. 23 por ciento) en estatus de en desarrollo y 222 sin avance (61. 15 por ciento). En la revisión de los avances realizada al cumplir 100 días del mandato, Enrique Peña Nieto había cumplido con 17 compromisos, es decir, con el 4. 68 por ciento de los 363 que se marcó el mexiquense.

El panorama hasta aquí parece alentador, pero al mismo tiempo contradictorio, porque a pesar de la creación del Programa Nacional de Prevención al Delito, a que hace referencia el portal señalado, la ola de violencia continúa imparable, el índice de asesinatos se incrementa día tras día, lo que significa que dicho programa no cumple con las expectativas del gobierno peñanietista, como que hace algo más para frenar el fantasma de la violencia que sigue galopando impunemente.

Tampoco la Cruzada contra el Hambre ha sido capaz de paliar la hambruna que existe a lo largo y ancho de la geografía mexicana, especialemente en las comunidades netamente rurales, incluso en las urbanas, en donde el número de pobres avanza incontenible, sobre todo porque son localidades que carecen de fuentes de trabajo y quienes lo tienen, apenas perciben un raquítico salario que no les permite alimentarse debidamente, como tampoco vestir decentemente; el grado de escolaridad en ciertos puntos del país es desastroso por el número de analfabetos que hay; tampoco, muchas de estas regiones particularmente serranas ni siquiera cuenta con una modesta clínica de salud, en consecuencia, muchas personas mueren a causa de enfermedades curables.

El informe dice que el presidente ya creó un seguro para mujeres jefas de familia, pero con todo y eso el fenómeno de la prostitución refuta la eficacia de este programa; se amplió el programa de 70 y más, beneficiando con pensiones a los adultos mayores de 65 años. El problema radica en que con este tipo de programas populistas sólo se fomenta un paternalismo que a estas alturas ya no debe de existir. Lo que el gobierno debería de hacer es impulsar la creación de fuentes de empleo para que el gran universo de jóvenes asegure su futuro y para cuando lleguen a la edad improductiva se puedan sostener con sus propios recursos, no con magras dádivas que son muy similares a una aspirina que se le suministra a un enfermo de cáncer.

Por otra parte, se encuentra en discusión el establecimiento de un Código Penal único en el país. Esta medida de llevarse a cabo vulneraría la soberanía nacional, se rompería el Pacto Federal. La homologación del código penal no tiene razón de ser, puesto que todos los que hay son un reflejo del código del DF, salvo algunas variantes, pero son casi exactamente iguales. Luego entonces, qué es lo que se pretende con esta reforma penal, acaso elevar la penalidad de ciertos delitos. Si así fuere no sería una reforma sustancial, pues con ello no se va a frenar la delincuencia organizada como tampoco la delincuencia común.

Por tanto, hacer un código penal único que rija en todo el país, más bien parece una medida cosmética para encubrir las impurezas del tejido social, no para resolver definitivamente el problema delincuencial, por consiguiente, este un error de cálculo del gobierno federal, porque lo que realmente necesita el pueblo de México son fuentes de empleo y centros educativos que de verdad impartan una enseñanza de calidad en se fomenten los valores del ser humano que se han perdido, propiciando la descomposición social que se vive.

Se habla, también, de la promulgación de la Ley General de Víctimas, la promulgación de una nueva Ley de Amparo, así como de una mayor inclusión del presupuesto para las comunidades indígenas. Teóricamente, todo esto suena muy bien si en verdad se llevara a la práctica, pero sucede que en el caso de las víctimas de un delito—cualquiera que sea su denominación—siguen y seguirán sufriendo objeto del menosprecio de las autoridades.
En cuanto a un mayor presupuesto para las comunidades indígenas, bien puede hacerse, pero resulta que la mayor parte de éste se queda en los bolsillos de muchos gobernantes, por tanto, los pueblos indígenas sólo reciben migajas del gran pastel que la federación distribuye en estados y municipios, y esto es fácil constatarlo, pues basta con ver cómo muchos asumen un cargo público con una mano por delante y otra por detrás, pero al abandonar sus puestos salen convertidos en poderosos potentados. ¿Qué se ocupa en este caso?, simplemente una verdadera fiscalización de los recursos públicos, ya que los órganos hasta ahora encargados de realizar esta función no dejan de ser elefantes blancos.

El gobierno peñanietista promete construir una nueva Ley de Amparo, pero señores, si todas las leyes que tenemos son buenas, incluso tenemos una de las constituciones más avanzadas del mundo y, sin embargo, cada vez que hay un cambio de gobierno es mancillada. No, lo que realmente necesitamos es que las leyes se apliquen como debe ser, que sean acatadas, empezando por los propios hombres que las hicieron, no obstante ocurre que éstos son los primeros en violarlas.

Así pues, no hay porqué echar a andar todavía las campanas al vuelo, los logros obtenidos—si hemos de conceder que sean ciertos—son pírricos, insignificantes y faltan cinco años seis meses para que el presidente, Enrique Peña Nieto, demuestre a cabalidad el cumplimiento de ese calendario de acciones y promesas que se impuso, al asumir la primera magistratura, no es tiempo pues, de convertir en éxitos los pocos logros que se resaltan, el camino apenas comienza, es apenas un paso que se ha dado de los muchos que faltan por darse.