EL ITACATE: SELENE: UN REGALO DE DIOS.
Para Velia.

Por Agustín Almanza Aguilar

05 / Junio / 2013

El pasado viernes 24 del pasado mayo la iglesia católica celebró a nuestra señora del rocío, y se contemplaba en lo alto del cielo una luna llena de hermosísimo color cetrino, esmeralda, verde amarillo: era el rocío verde del mes de María. Y es primavera. Dos días después, un 26, hace tiempo ya, venia a este mundo una bella niña, una criatura de Dios: Selene.

Selene es el nombre que los griegos le dieron a la luna, y pertenecía a la estirpe de los titanes. Fué asimilada a Diana, a Artemisa, representada en el arte clásico como una joven intrépida, llena de salud, vigor y belleza. Hermana gemela de Apolo-Helios. Su cuna fue la isla de Delos, y fue cazadora que alcanzaba con sus flechas a todos aquellos que la insultaban u osaban menospreciar a su madre.

Bien, la pequeña Selene (Jacqueline Teresa) nació bajo el signo de géminis como su hermano, el güero Teddy, y a ella le hubiera gustado llamarse Deyanira y a su hermano, llevar el nombre de Heriberto.

En una vieja grabación casera encontré algo significativo, precisamente el día 26. Una canción que interpreta, a sus tres años de edad: Hay un sol brillante hoy en este día (‘el sol nace para todos’, interviene Teddy) hoy es mi cumpleaños, habrá mucha alegría, hoy vendrán mis amigos a felicitarme, habrá muchos dulces para agasajarme. Cariño de hermanos los que prefiero, amor de mis padres los que más quiero. Hoy es mi día, de fiesta estamos
Recuerdos que enfrentan el enigma de la muerte, donde naciendo morimos cada día. Ineluctable destino de toda criatura; tema de reflexiones y que ha llevado a configurar doctrinas religiosas y filosóficas muy interesantes, como la de la resurrección o la de la reencarnación.

En lo personal, nuestro timón y brújula es la fe en Dios y

Cristo que, sin ella, la navegación de la mente y el sufrimiento ante la pérdida de seres queridos hubiera hecho encallar mi barca en un mar oscuro y tenebroso (‘Modhallam’, dirían los árabes), pero el ancla sigue en leva con la mirada del espíritu puesta en la luz eterna, porque Dios es Amor y Vida, y no creó nada en vano,

El tesoro que me envió en mis pequeños es algo que me fortaleció e hizo que el panorama que tenía se expandiera aún más, ahora ante el misterio de la vida, de la vida en Dios.

Los grandes poetas han dicho que la vida es un sueño y que los sueños sueños son. El gran maestro Jesucristo hablaba de la muerte como de un sueño, y en efecto, ¿qué es la muerte; qué es la vida? ¿Existe un más allá, un infierno o un purgatorio, o nos espera un mundo lleno de luz y vida? Nosotros aceptamos que al morir el cuerpo, el alma pasa a otro plano existencial, a otra dimensión del ser, yque Dios existe y es todo bondad y amor.

FINIS TERRAE: La niña duerme. Jesucristo (Juan IX,27).