EL MOLUSCO : IX CHAMANISMO. Ejercicios Chamánicos.

(Arturo J. soriano)

14 / Junio / 2013

Una vez ubicados y con la música fluyendo en el ambiente, por sí sola, sin que estemos pensando en ella; nuestra mente será quien nos ayude a realizar la visualización creativa. Nuestra mente, sí, esa que hasta hace poco no hacía otra cosa más que distraernos, será quien ahora nos ayude, porque la práctica de la meditación libre y las afirmaciones la han ido entrenando para que sea nuestra aliada. Con los ojos cerrados, relajados, oyendo la música, hay que imaginar una pequeña bolita de luz que flota sobre nuestra cabeza, en un punto imaginario situado detrás y entre medio de los ojos. La imagen es como una pequeña luciérnaga de un color amarillo anaranjado, de menos de cinco milímetros de circunferencia. Al principio la imagen será intermitente; es decir, aparecerá y desaparecerá., porque al principio no podemos fijarla del todo. Debemos concentrarnos en la imagen de esa pequeña bolita de luz, hasta que esa imagen sea constante. Esto tomará determinado tiempo, durante el cual, lo único que debe atraer nuestra atención, es esa luz, que poco a poco irá haciéndose más concreta y tomando entidad física, al tiempo que comenzará a relacionarse con la música y a moverse a su ritmo. Una vez que la luz ya forma parte de nuestra visión interna, que podemos sostenerla sin esfuerzo en esa posición, por detrás y entre medio de los ojos, pasaremos a la segunda fase: Esta consiste en llevar la luz desde el centro de la cabeza hacia el interior de nuestro cuerpo, manejándola como si fuera una lámpara, una sonda luminosa, que alguien ha metido en nuestro cuerpo, es decir, como algo muy físico; como un instrumento real, y no como una simple luz imaginaria. Debemos sentir que somos el médico que introduce su sonda, para reconocer el interior de nuestro cuerpo. Por lo tanto, la luz se irá moviendo desde la cabeza hacia abajo, y la seguiremos con nuestra visión interna a cada movimiento. A medida que la sonda de luz recorre nuestro interior, debemos permanecer muy atentos, porque nuestro cuerpo, conectado totalmente a nuestra alma a través de la respiración libre, y la relajación que estamos practicando, estará en condiciones de darnos aviso acerca de lo que está mal en él. Esto significa que a medida que la luz va pasando (y debemos imaginar perfectamente ese recorrido sin olvidar pasar por ningún órgano); el cuerpo irá sintiendo esa sonda que lo recorre y reaccionando. Cuando la sonda de luz toque algún punto que está sufriendo alguna clase de dolencia, o disfunción, o está a punto de sufrirla, el cuerpo utilizará esa luz para darnos un aviso. Las primeras veces que se realice esta práctica, quizá esto no sea del todo claro, porque como ya hemos dicho, sólo la repetición de una práctica la va haciendo efectiva a medida que se progresa en su realización. Pero pronto el practicante se sorprenderá de cuan claro puede ser el aviso que el cuerpo da a través de este sondeo luminoso. La sonda de repente se detiene bruscamente en un punto de nuestro interior, y en ocasiones hasta puede provocar una sensación de calor en ese punto, como si la luz se pusiera incandescente de pronto. Pues bien, allí hay un problema. Nuestro cuerpo no se equivoca. Las más serias teorías y prácticas externas, (desde la ciencia a la magia) pueden llegar a equivocarse en algún momento del proceso de diagnóstico. En cambio, nuestro propio cuerpo, no se equivoca nunca acerca de sí mismo. Donde él señale que algo anda mal, es mejor apresurarse a arbitrar los medios para saber de qué se trata exactamente. Porque, a no dudarlo, ahí hay algo que funciona mal. Esta experiencia de visualización, no tiene nada de mágico. Sucede que habitualmente no estamos en condiciones de escuchar los avisos de nuestro cuerpo, e incluso en muchos casos, nuestro propio cuerpo ya está adormecido por nuestro desinterés por él y ni siquiera puede avisarnos lo que le sucede. Lo que estamos haciendo con este ejercicio de recorrernos internamente con la sonda de luz, es generar de nuevo las condiciones de atención y concentración corporales que hacen que podamos detectar y notar físicamente los puntos que tienen algún problema en ese momento continuará.