Líneas: Qué lo done qué lo done

Por: José Ma. Narváez Ramírez.

17 / Junio / 2013

La gran familia –o perrada- periodística con su infaltable fauna de acompañamiento –léase empleados de primera, segunda, tercera y cuarta categoría de las empresas de radio y televisión- ha venido asistiendo a los diferentes eventos que se vienen organizando con motivo de los festejos de la libertad de expresión, organizados por la presidencia municipal, el gobierno del estado, el partido revolucionario institucional y el congreso nayarita respectivamente, y en los que hemos anotado diversas circunstancias que presentamos a ustedes para su debida interpretación o para que cuando menos se enteren de la neta, y no le platiquen de más.

En el de la presidencia, que prometía mayor solemnidad por el reconocimiento a periodistas desaparecidos y premiados con un lugar en el Muro de Periodistas Destacados, sucedió que coincidió con un movimiento de protestas de los trabajadores de aseo y limpia de Tepic, y la seriedad se entreveró con las cacayacas contra el primer edil, lográndose calmar un poco con la actuación de la banda municipal de guerra al acompañar a los presentes –de este lado- que entonaron a capella las estrofas principales de nuestro glorioso Himno Nacional.

Y así entre puyas y reconvenciones de pago, siguió la ceremonia oficial contra viento y marea, otorgándose los reconocimientos a los familiares de los compañeros que hicieron el viaje al Oriente, y los que se presentaron a recibir sus respectivos diplomas. Enseguida se procedió a develar las placas con los nombres de los periodistas reconocidos, previas palabras del presidente municipal, y se acabó el atropellado acto.
En la invitación oficial al Día de la Libertad de Expresión, que recibimos –previo registro del nombre, ocupación y demás generales en las oficinas de prensa de la Allende en esta capital- (creo que porque se ignoraban estos datos en las oficinas de turismo), se invitó a una conferencia de prensa sustentada por un fulano –homónimo de nuestro amigo y compañero Mario Coz- al cual todo el mundillo oficial saludó, y bajo una muy pésima iluminación en el foro del recinto de la Escuela Miguel Alemán, disertó sobre periodismo barbero, terminando sentado con los invitados especiales y aplaudiendo –como todo el público asistente- al Internacional Ballet Mexcaltitán, que dio una extraordinaria muestra de su indiscutible calidad. Se entregaron los premios prometidos, y la comida fue servida en el Hotel Real de Don Juan, atendida en forma archi-ultra-súper bien por un equipo de veinte meseros de la casa, sirviendo con un solo caso de accidente, a más de mil comensales que dieron cuenta de un exquisito menú confeccionado por: plato de pollo con mole francés, rociado de ambarinas y vinos selectos como tequila y Whiskey de la firma y amenizada magistralmente por un conjunto musical local de primera clase, mientras se empedaba la tropa –que no la perrada- porque asistió en un uno por ciento contra un 99 de empleados de la radio y la tele oficial.

El evento del partido tricolor que antes era un señor evento ahora pasó sin pena ni gloria pobre y triste.

El que realizó el Congreso del Estado fue puntual y tuvo como flamante escenario el Casino D´Games, en Puerta del Sol, de Xalisco, Nayarit. En la que el Diputado Presidente Armando García Jiménez y su distinguida esposa, Sra. Mónica Castillón de García, acompañados de varias diputadas y diputados de las diferentes bancadas atendieron y convivieron –ahora sí- con los periodistas, y aunque la comida fue una especie de exquisita botana tipo mexcalteco y la bebida variada, los regalos modestos se repartieron democráticamente –para estar a tono-.

Lo único que merece comentario especial es que el periodista y jefe de Prensa Tico se reportó en calidad de enfermo y sus segundos se encargaron de ayudar con el paquete que resultó muy bueno por la calidad de música que interpretó el conocido dueto artístico y la especial animadora que hizo muy amena la entrega de chácharas y chayótes
Lo curioso fue que a algunos colegas que recibieron su presente, la gallada les gritaba: Qué lo done qué lo done pero era tal la algarabía que imperaba en el ambiente que ninguno de los agraciados los escuchó Sí no, de todas maneras habría resultado igual, porque casi todos decían que fue lo único que se sacaron y todavía querían que lo donara ¡Están chetos!
311 145-18-81