Acaponeta, en las garras de la delincuencia

*Y las autoridades bien gracias.. durmiendo la mona dicen los habitantes de la ciudad de las gardenias

*En todas las colonias no paran los robos, el día y por la noche, no importa a qué horas

26 / Junio / 2013

Por: REDACCIÓN

Acaponeta, Nayarit.-Hace apenas unos meses que una cadena de robos mantuvo en vilo a la ciudad de Tecuala. Los ladrones cometían sus raterías lo mismo de noche que de día y lo mismo robaban en las colonias que en pleno centro de la ciudad. En el centro arremetían contra todo tipo de comercios, violando las chapas para sustraer dinero en efectivo, objetos de valor y hasta artículos comerciales de poca monta, el asunto era allegarse de bienes ajenos a como diera lugar.

La actuación de la policía municipal particularmente estaba desconcertada, tanto que le fue imposible establecer una estrategia para aprehender a los malvivientes, su capacidad se vio rebasada por la de los delincuentes que seguían cometiendo sus tropelías impunemente. Fue necesaria la movilización de la ciudadanía, especialmente de los comerciantes, principales afectados por esta ola de robos y asaltos, fueron ellos los que de alguna manera lograron aportar pistas de los bandidos y lograron establecer que los rateros eran procedentes, unos de Tecuala, otros de Santiago Ixcuintla, como quedó demostrado luego de que algunos de ellos fueron detenidos cuando intentaban penetrar a una casa de préstamo ubicada en pleno corazón de la ciudad.

Al parecer, desde entonces los robos disminuyeron. Pero ahora resulta que esta situación se trasladó a la ciudad de Acaponeta, en donde últimamente la sociedad ha venido resintiendo el fenómeno delincuencial. Y al igual que en Tecuala, los robos se cometen en el centro a escasas cuadras de la Dirección de Seguridad Pública. Hace unos días fue asaltada la señora, Soraya Valenzuela, quien tiene su negocio por la calle Matamoros, la señora no denunció el monto de lo robado, como tampoco el número de individuos ni sus características físicas, la razón de no denunciar el robo perpetrado a plena luz del día, seguramente fue por temor a las represalias de sus agresores.
Un día después, fue asaltado al filo de las 12 del mediodía la casa de préstamo situada en la esquina que forman las calles Matamoros y México. El atraco se cometió por tres sujetos completamente descubiertos del rostro, lo que indica probablemente que no sean de aquí, relatan algunos testigos que presenciaron los hechos delictuosos. Este evento, según parece, tampoco fue reportado a las autoridades policiacas, por lo que no se reveló el monto de lo robado por los encargados del citado negocio; el asunto es que los acaponetenses parecen ignorar que al quedarse callados se fomenta más la comisión de delitos, es decir, el índice delincuencial va en aumento para beneplácito de los ladrones, que siguen operando impunemente ante la apatía de las autoridades.

El mismo día que fue atracada la señora, Soraya Valenzuela y la casa de préstamo ya referidos, con una diferencia de dos horas aproximadamente, una joven mujer fue encañonada y subida violentamente por varios sujetos, a su propio vehículo, al parecer querían secuestrarla, pero la dama—que según testigos no era de aquí, a juzgar por las placas del carro—optó por arrojar las llaves por la ventana de su coche, mientras gritaba pidiendo auxilio, sin embargo nadie de los presentes—pues había una muchedumbre de gente, entre hombres y mujeres—se atrevió a intervenir, la señora quedó atrapada por los delincuentes dentro del vehículo, los tipos, seguramente al ver el arrojo de la joven señora, se acobardaron y abandonaron la unidad automotriz, dejando por fortuna sana y salva a la señora, que al recoger las llaves de su coche se fue lanzando una sarta de improperios en contra de la concurrencia, tildándolos de cobardes, porque nadie se atrevió a defenderla. Y todo esto ocurrió en solo día.

Pero la ola de robos se va extendiendo a las partes más vulnerables de la ciudad, como son las colonias Las Mojoneras, Lázaro Cárdenas, Cerro de la Glorieta y Cerro de la Cruz, entre otros asentamientos. Por ejemplo, en la colonia Cerro de la Cruz, la noche del domingo 23 fue robada de una casa habitación una bicicleta, mientras que a un vehículo le fueron pinchadas las cuatro llantas al no poder abrirlo para robárselo, sobre estos hechos los vecinos manifestaron saber quienes son los malhechores, aunque no quisieron dar pormenores, porque aseguraron que ante la ineptitud de la policía, ellos se harían cargo del asunto, lo que significa que podrían tomar la justicia en sus manos, lo cual es muy delicado que si así fuera, porque si la ciudadanía adopta este tipo de actitudes, se trataría de volver a la vieja ley del talión de ojo por ojo, diente por diente.

Por lo tanto, las autoridades municipales o a cualquier rango a que pertenezcan están obligadas a impedir que esto llegue ocurrir. Los cuerpos policiacos tienen el deber de hacer cumplir la ley, porque se les paga por salvaguardar la seguridad de la sociedad, no para dormir la mona, como coloquialmente se dice. Urge, pues, que nuestras autoridades se pongan a trabajar de a de veras.

Los robos deben parar a brevedad posible, detener y poner a buen resguardo a las bandas de delincuentes, que en su mayoría son jóvenes drogadictos o que de plano no les gusta trabajar honestamente. Si los cuerpos policiacos quieren que la ciudadanía confíe en ellos, deben realizar patrullajes efectivos, lo mismo de día que de noche, porque los vándalos operan a toda hora, quizá porque conocen la vulnerabilidad de las autoridades policiacas.