Líneas: Aquellas inundaciones

Por: José Ma. Narváez Ramírez.

09 / Julio / 2013

Las avenidas del Río Santiago causaban verdaderas catástrofes casi imposible de superar de la manera inmediata como requería la difícil situación que padecían los hermanos en desgracia, el agua desbordada invadía las casas levantadas en los lugares expuestos al ímpetu embravecido de las furiosas corrientes, arrasando con todo y despojando de sus pertenencias a aquellos indefensos seres humanos que las veían desparecer ante su imposibilidad de salvar algunas, porque era más imperioso conservar la vida que reclamaba aquel torrente incesante y destructivo que amenazaba con acarrearlos entre sus garras llevándolos a la muerte.

Y así sucedía con sus animales, sus siembras, sus aperos de trabajo, sus recuerdos y sus esperanzas

Las aguas del río, tranquilo y protector, que traían el limo benéfico para sus tierras, que les servía para lavar su ropa y limpiar sus cuerpos, para transportarse hacia los pueblos aledaños en los que se surtían de alimentos y se proveían de lo que ellos no producían, hoy les cobraba despiadado –podríamos decir- la renta por cobijarse a su vera, por servirse de su cauce, por formar parte de su cultura e historia, por irrigar sus terrenos y por proporcionarles la frescura de sus aguas en los tiempos de secas cuando el calor aprieta

Pero en el supuesto cobro ya le anexaba el IVA con los males que le ocasionaba al cobrar igualmente con las víctimas que arrastraba, con la destrucción de sus hogares, con los animales que remolcaba en su serpenteante camino, sin faltar el puente de vigas que levantaban cada temporada los cargadores con ingenio natural, para aligerar el peso de las grandes y pequeñas canoas que palanqueaban para transportar a los moradores de esas ubérrimas tierras a lomo de los gigantescos huanacaxtles que fabricaban los carpinteros de El Nayar
Ahí tuvimos la suerte de vivir nuestra infancia y adolescencia, y en sus extensas playas practicamos varios deportes porque se utilizaban de canchas deportivas en la escuela secundaria federal número 26, que funcionaba en la calle Zaragoza en una casona donada altruistamente por don Rafael Tortajada Rivera, prominente hombre de negocios dueño de una amplia visión futurista. En esas arenas, sobre la cenefa del río, don Félix construía al igual que los cargadores, los famosos baños de don Félix que con rudimentarios lavaderos, alquilaba a bajo precio.

Pero esas son otras historias, que si Dios y ustedes me lo permiten, les seguiré contando Hoy las recordé por la desgracia que causó otro fenómeno meteorológico tan respetable como las inundaciones del Santiago, una tromba de agua que llevó a su paso varias casas y automóviles, cobró vidas y anegó calles y hogares de muchos vecinos de Xalisco llenándolos de lodo y dejándolos más pobres y necesitados (a algunos) que ocupan de la protección de los que puedan ayudar para proveerlos temporalmente de lo más indispensable Control Señores Control Vamos a tratar de ayudarlos y que Dios nos proteja porque estamos igualmente de damnificados pero por otras causas que ustedes ya saben

Aunque deberíamos saber que la gente dañada por la tromba en Xalisco, se vieron afectados por abusivos, ya que quienes conocimos el arroyo del Indio en los años sesentas, recordamos que aún en los meses de enero llevaba agua, que su cauce era enorme a la altura del mismo pueblo de Xalisco, ahí en donde sucedió el fenómeno la mayor parte el arroyo era extenso y formó una especie de isleta, ahí se asentaron personas sin visión, ni por parte de las autoridades que les permitieron fincar; todos los años se comentaba que el día que cayeran trombas esa gente sabría el error que cometieron; eso mismo va a suceder con el arroyo que confluye en el fraccionamiento Puerta del Sol y el arroyo que baja a la altura del panteón, esa calle (la del panteón) es el camino que lleva al poblado de Pantanal, ese arroyo es una calle y luego se hace carretera asfaltada, pues esa carretera y calle es un señor arroyo que también reclamará en su momento, su dignidad y serán los mismos lamentos, lamentos que se deben a la irresponsabilidad de los gobiernos mediocres que permiten este tipo de allanamientos a la naturaleza. Nada de damnificados, son auto-damnificados
(Gracias a A.)
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