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FUERZA CORA: OTRA ADICCION
Por Ángel Salas Bernáldez
15 / Julio / 2013
Si usted se siente muy orgulloso de ser muy trabajador, valiera más que reconsiderara este pensamiento. No es que sea malo el trabajo, pero cuando se exagera la nota puede ser igual de perjudicial que ser borracho o adicto a otros vicios que invariablemente llevan a que se afecte en lo familiar.
Especialistas en la materia sostienen que la adicción al trabajo ya es la enfermedad del siglo XXI pues desarrolla una gran dependencia de la persona con su ámbito laboral, afectando sus relaciones familiares. Trabajar en exceso implica permanecer mucho tiempo con el jefe y las personas de la empresa restándole horas a la familia, perderse ratos agradables, no estar presente en eventos importantes convirtiéndose solamente en proveedor.
Existen personas, hombres y mujeres, que le dedican al trabajo la mayor parte del día y jornadas de 12 o más horas, incluso hasta los domingos, conlleva muchas veces a involucrarse sentimentalmente con los demás empleados. Y recomiendan lo siguiente:
Permanezca localizable a cualquier hora y día, no lleve consigo las presiones del trabajo a su casa. Muchos llegan a casa de mal humor y tenso, y con parte del trabajo que no alcanzó a terminar.
No piensa exclusivamente en el trabajo, que su toda su vida no gire en torno al trabajo y, aunque no es malo, no exagere en eso de estar siempre desarrollando ideas para el jefe. Tome sus vacaciones, no crea que salir del ámbito laboral unos días significa sentirse desprotegido, inútil ni crea que todas las satisfacciones tienen que ver con el trabajo.
No sea aburrida, no tenga malos hábitos por culpa del excesivo tiempo dedicado al trabajo. Una persona dedicada en cuerpo y mente exclusivamente al trabajo tiene problemas de socialización fuera de su vida laboral, se siente incómodo. Se vuelve sedentario y no tiene horas libres.
Ser adicto al trabajo arrastra problemas de fracasos familiares, de infidelidades, y por eso los adictos buscan sólo relacionarse con miembros de la oficina que a su parecer entienda bien la presión. Si usted se ve reflejado en estos puntos es tiempo de hacer un alto, dicen los que saben, para reflexionar sobre su vida, revisar su escala de valores y mejor buscar lo que verdaderamente le de felicidad.
Muchas personas son adictas, y son fáciles de reconocer pues normalmente son gente muy reservada, de mal humor y creen que es una soberana tontería o pérdida de tiempo esas cosas simples de la vida como charlar con la gente, salir con la familia, involucrarse en causas sociales, hacer deporte y demás.
Se insiste, desde luego que es mejor una persona trabajadora que una floja, pero vale la pena marcar límites, preguntarse si dedicar tanto tiempo al trabajo y dejar solos a sus seres queridos vale realmente la pena.
Después de revisar estos puntos, me llama la atención una en particular: que no es adecuado llevar problemas del trabajo a la casa pues eso tensiona el ambiente familiar. Y cuando se expone que dedicar tanto tiempo al trabajo conlleva el riesgo de provocar infidelidades no se hace para denigrar a nadie sino que realmente eso ayuda a estrechar lazos demasiados estrechos con los demás trabajadores y para qué atizar el fuego.
Reflexione un momento, y haga un conteo de las personas que conoce en muchas empresas que son conocidas por su celo al trabajo y verá que en su gran mayoría son personas difíciles, poco sociables, introvertidas. Cuando mueran quién les hará un monumento como el Gran Trabajador.
Se debe ser responsable, es cierto, leal con el jefe y empresa, pero nunca permita que los intereses de la misma le roben lo más preciado que es su familia. No vale la pena.
Cuando llegue a casa no hable de su trabajo y menos lleve los problemas de la empresa a su familia. Dedíquele al trabajo el tiempo correcto, eso sí buscando ser productivos siempre. Quizá este equilibrio sea el que nos falte a muchísimas personas que anteponen el trabajo a su propia vida, cuando lo que se debe hacer es practicar el profesionalismo, pero sin restarle tiempo y trato de calidad a los suyos.