EL AGUA: ORIGEN DE LA VIDA

24 / Julio / 2013

Por el Profr. José Luis Lara Orendaín

La vida apareció en la tierra con el agua. Las primeras escrituras que se desarrollaron a plenitud se establecieron en la vera de grandes corrientes o masas de agua, verbigracia: La cultura egipcia junto al río Nilo, la china junto al Hoan- Ho y Yan-tze- Kiang y la asirio caldea entre el Tigris y el Éufrates. Eran ríos que cantaban su himno de la vida abriéndose paso a través de las quemantes arenas del desierto, horadando inhóspitas montañas o corriendo por la lujuriosa vegetación de la selva.

Fertilísimas eran sus tierras aledañas y abundantísimas las frutas que rendían, hermosas y multicolores aves surcaban su cielo y una variada fauna convivía en sus riberas.
En nuestro México, nuestros ríos eran lo mismo. Ejemplos de ello: el Papaloapan, Lerma, Usumacinta, Grijalva, Coatzacoalcos y tantos otros que escapan a mi memoria. Pletóricos de peces y otras especies acuáticas, eran la delicia y sostén de pueblos enteros.

En su cercanía se respiraba un aire impregnado todo de frescura y la invitación a reposar a la sombra de algún árbol se hacía irresistible. Las aguas nos vivificaban gratamente y un íntimo gozo nos invadía cuando sentíamos su caricia y aspirábamos el precioso aroma de su fronda rivereña. Muy adentro de nosotros dábamos gracias al creador por permitirnos disfrutar de tan genuinos placeres.

Pero ¿Que ha pasado? De manera insensata contaminamos el agua que tantos dones nos proporciona. En forma irracional la atiborramos de basura de todo tipo: plásticos vidrios, aguas de albañal, y lo peor, residuos industriales que muchas veces llevan en su propia naturaleza una amenaza de muerte inmediata para el desdichado que haga uso de esas desgraciadas aguas.

Muchos ríos mexicanos, otrora cristalinos y fragantes, hoy corren turbios y pestilentes. Otros ¡que desdicha!, ni tan siquiera corren; estancadas sus aguas, agonizan aprisionados por compactas masas de lirios ya no alimentan a nadie; antes bien, a vecesmatan.

Reflexionemos antes de que sea demasiado tarde. El progreso civilizador y los grandes complejos industriales, de la mano con gran irresponsabilidad, están acabando a grandes pasos con el agua que es el origen de la vida.
Volvamos los ojos a la naturaleza y restituyámosle a ese bendito líquido su calidad vital, pues si pierde totalmente su capacidad de hacer brotar la simiente en los campos que mas tarde nos dará alimento, y de saciar la sed que a veces nos abrasa, entonces, en ese momento, habrá concluido la historia de la humanidad.