SANTOS DEGOLLADO, EL OTRO BENÉMERITO - Parte 2

Por: Aurelio Morán Cáceres

29 / Julio / 2013

Con un ejército reforzado en número de combatientes y en armas, El 22 de diciembre de 1860, González Ortega, Zaragoza y Leandro Valle, derrotan de nuevo a Miramón en la batalla de Calpulalpan en el Estado de México, siendo reforzados por Degollado con un ejército de aproximadamente seis mil hombres. Es esta la última gran batalla con la que los liberales logran la victoria decisiva para imponerse a los conservadores, quienes ya muy debilitados no pueden impedir la toma de la ciudad de México por los ejércitos liberales que llegaban de los diferentes puntos del país. Todo esto antes de que el grupo conservador se refugiara en las armas francesas y se convirtieran en cómplices de la guerra de agresión del imperio napoleónico.

El declive político de Degollado estaba en proceso, la batalla de Calpulalpan fue solo una tregua, es destituido de su cargo y tenía que presentarse a juicio y no lo rehuía. Él, que había mantenido siempre una fe inquebrantable y una constancia sin límite en la reforma liberal; él que en los momentos más difíciles, cuando parecía por las constantes batallas perdidas que la derrota era inminente, regresaba rehaciendo ejércitos y manteniendo con su palabra profética y con su ejemplo la fe y constancia de los demás; debía de responder por las decisiones erráticas tomadas en un momento de confusión. Finalmente se le recluye en prisión, aunque con sus convicciones patrióticas intactas, su error de apreciación lo hace caer en una profunda depresión, de la que saldrá solo con la muerte. En 1861 cuando Ocampo es asesinado, intenta reivindicarse prometiendo vengar a su gran amigo; a su solicitud se le permite salir con esa encomienda. Marchando al frente de un grupo de combatientes, en los Llanos de Salazar, Estado de México, es emboscado por fuerzas de Márquez y muere el 15 de junio. Posteriormente reconociendo toda su trayectoria, es absuelto por el Congreso, de las acusaciones en su contra y es declarado Benemérito de la patria. Desde el 26 de noviembre de 1936 sus restos son depositados en la Rotonda de las personas ilustres.