JUMATAN, EL SALTO Y SU PLANTA HIDROELECTRICA.

Por Aurelio Morán Cáceres.

06 / Agosto / 2013

Parte 1

Hablar de Jumatán es hablar de la Planta hidroeléctrica construida por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de 1938 a 1941, porque antes de que se iniciara su construcción, no existía, en la época contemporanea, el poblado de Jumatán; es hablar también de una parte importante de la historia de la industria eléctrica en México.

Deteniéndonos un poco para observar este rincón de Nayarit, que estando ahí tan cerca, a menos de 20 kms. de la ciudad de Tepic, no nos percatamos cabalmente de su existencia. Viajando hacia el noroeste por la autopista Tepic-crucero de San Blas, aproximadamente en el kilometro 17.5, encontramos la desviación de menos de un kilometro, hacia el poblado de Jumatán. Por su singularidad geográfica, única en el Estado, creemos que podría ser ubicada en un futuro, por las autoridades competentes, en coordinación con la CFE, para la planeación en materia de factibilidad turística. Si lo que aquí se escribe sirve para llamar de atención a este respecto, habrá cumplido su cometido.

Es preciso hacer un pequeño repaso histórico. En el Estado de Nayarit, de la misma manera como sucede a nivel nacional, la Industria Eléctrica surge asociada con la industria textil y azucarera. En 1906, la llamada Casa de Aguirre, crea la Compañía Eléctrica de Tepic al poner en operación la Planta Hidroeléctrica de Tepic, mejor conocida como El Punto; instalación necesaria para mover su maquinaria en la Fábrica de Hilados y Tejidos de Bellavista y Jauja, hasta avanzada la década de los treintas del siglo XX. Era La Casa de Aguirre, beneficiaria y continuadora de los negocios iniciados en la época del auge del Puerto de San Blas en el siglo XIX, por la Barrón Forbes Co., la Compañía Castaños y otras, todas de capital europeo, Era propietaria también de los ingenios azucareros de La Escondida y Puga, así como de plantíos de tabaco, minas, etc., esta Casa monopolizaba gran parte de la economía nayarita, de 1900 a 1933, se decía que era la dueña de Nayarit.

En el ámbito nacional, hasta las primeras cuatro décadas del siglo XX, la industria eléctrica estaba dominada totalmente por empresas de capital extranjero, que en un principio fueron creadas para el abastecimiento de sus propias factorías textiles, azucareras y mineras; introduciéndose pronto en la venta de la energía, como un negocio aparte, para el servicio domestico y para otros particulares. Lo que movía a estos industriales era obviamente el lucro, instalando sus generadoras cerca de las concentraciones demográficas ya establecidas; el desarrollo regional e industrial del país en el largo plazo, no era problema suyo. En la aplicación de tarifas no existía ningún reglamento y las exenciones de impuestos eran excesivas.

Para finales del Porfiriato, las compañías extranjeras controlaban indefinidamente, las concesiones más redituables para la generación hidroeléctrica, utilizando las principales corrientes de aguas. Pronto estas empresas entraron en conflicto con los Estados de la República y municipios involucrados; estos reclamaban el derecho de control de sus corrientes hidrológicas, según la constitución de 1857.

Ya en el período posrevolucionario, lo estratégico de la energía eléctrica en el desarrollo industrial en general y la creciente demanda, imponía implementar políticas tendientes a que el Estado tuviera participación, que buscara crear un Sector Eléctrico Nacional. Con este objetivo se adquiere, por compra, la Hidroeléctrica de Chapala en 1925; se revisa la aplicación de tarifas y concesiones otorgadas en 1929 y se crea en 1937, la CFE durante el Gobierno Cardenista, para que se encargara de controlar las adquisiciones hechas y administrar las inversiones federales en este sector.

Es con el Cardenismo cuando la Industria Eléctrica Nacional cobra su real importancia. Aprovechando la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial, Cárdenas intenta poner a México en marcha, hacía la industrialización, en vista de que las principales potencias del mundo ocupaban la mayor parte de sus esfuerzos en la confrontación bélica. Junto con la creación de la CFE, como punta de lanza, se intenta mejorar y crear la infraestructura necesaria (carreteras, vías de ferrocarril, teléfono, telégrafo, etc.), se da gran importancia a la construcción de presas para el riego y para la generación hidroeléctrica.