Algunos regentean giros negros, otros son prestamistas y otros hacen precampaña política

07 / Agosto / 2013

Por: Juan Fregoso

Acaponeta, Nayarit.-Aun cuando la ley es clara en lo que concierne a las obligaciones que deben cumplir los regidores, algunos de es tos funcionarios hacen caso omiso a lo que ordena la ley de la materia, la cual, a decir verdad, se queda corta en lo que respecta al trabajo que deben desempeñar dichos concejales.

Los regidores que conforman el cabildo de Acaponeta, muy pocas veces se les ve en la presidencia municipal para atender las quejas de los ciudadanos, vaya, ni siquiera los días de quincenas porque se les paga con tarjeta, así que ni se molestan por ir a cobrar porque se les deposita bondadosamente su sueldo.

A las reuniones de cabildo llegan casi a fuerza, seguramente porque esta es una de sus obligaciones más ineludibles. Algunos llegan hasta con media de hora de retraso por lo que no se enteran cabalmente de los asuntos que se ventilan, y sin embargo, aprueban todo aquello que ha sido discutido antes de su arribo a la sala de cabildo.

En este sentido, sería saludable que a esos regidores se les impusiera alguna sanción para que cumplan debidamente con sus responsabilidades. Pero como no existe, suponemos, ningún reglamentó sobre este particular, les da lo mismo llegar después de la hora previamente fijada y de la cual tienen conocimiento porque se les envía anticipadamente una invitación.

Por otra parte, los regidores fueron electos para representar una determinada demarcación territorial, de ahí que están obligados a visitar a la gente que teóricamente representan para escuchar las demandas de los ciudadanos y ayudarles en la gestión de sus problemas, ya que cuando fueron candidatos hicieron una serie de promesas que no han podido o no han querido cumplir, quizá porque les resulta tedioso escuchar las quejas de la gente que votó por ellos.
Para ilustrar un poco este tema basta señalar el ejido de la Guásima. Esta comunidad tiene tres regidores pero el poblado no presenta ninguna mejora en el aspecto urbano, ni en ningún otro, lo que significa que sus regidores se han desatendido por completo de esta localidad. Es más, ciertos ediles en lugar de consagrarse a solventar los problemas o carencias de sus circunscripciones han optado mejor por emprender negocios, especialemente giros negros, mientras que otros se vienen dedicando a explotar otro tipo de giros comerciales, desde este punto de vista da la impresión que no son representantes del pueblo, sino prósperos empresarios al amparo del poder.

Hay otros que en vez de atender sus funciones andan en abierta campaña política, más de alguno sueña con ser presidente municipal, como es el caso de Joel Quiñonez, quien se ha distinguido por abusar de la gente humilde, como fue el caso de la señora Baudelia Celedonio, a quien despojó de sus terrenos allá en la colonia Lázaro Cárdenas, según comentó la propia afectada; además este señor de la noche a la mañana se convirtió en agiotista, cobrando intereses leoninos que lesionan la economía de sus clientes.

Pero existen otros ilustres regidores que cuentan los días para destaparse como candidatos a diputados, cuando no tienen los méritos para ello, puesto que si no han podido con el paquete que implica una regiduría, menos podrán realizar un eficiente trabajo como legisladores, pero aun así ya se les puso ocupar una butaca en la Cámara de Diputados.

Por si fuera poco, que se sepa ningún regidor ha rendido cuentas al pueblo de sus actividades públicas, de sus logros, de sus avances en su trabajo. Y seguramente no lo han hecho—ni lo harán—porque nada tienen que informar, salvo las irregularidades en que han incurrido, pero esto, evidentemente no les conviene hacer público.
Para ser más precisos no les conviene decir que en lugar de trabajar a favor de sus demarcaciones, se han dedicado a explotar las regidurías en su beneficio personal, ya sea haciendo negocios, ya sea promoviéndose políticamente. Sólo unos cuantos escapan a esta vergonzosa situación, porque la mayoría, el que no es prestamista, es regenteador de burdeles, empresarios, mientras que otros dedican todo su tiempo a hacer precampaña con miras a las elecciones que se avecinan. Por lo tanto, se puede decir, que son todo, menos regidores en el sentido estricto de la palabra. ¡Pobre Acaponeta!