EL IV PODER: El PRI afina su artillería, ante una tímida alianza en gestación

Por: Juan Fregoso

23 / Agosto / 2013

Cada vez estoy más convencido que en política no hay divorcios reales entre los actores políticos. La base del poder es la simulación, el engaño, la astucia y la sumisión más degradante de los hombres que ostentan el poder político, y todo esto tiene como razón de ser mantenerse dentro del presupuesto, porque vivir fuera de éste, como dijo un viejo político, es vivir en el error.

Así, en las pasadas elecciones vimos como el empresario, Héctor Sierra Martínez, apoyó abiertamente al candidato a presidente municipal por el PAN, Rubén Arteaga Ortiz. Sierra Martínez desde siempre ha extendido su mano, para él no importan los colores, simplemente brinda su apoyo a quienes ve con mayores posibilidades de ganar una elección y por lo regular—por no decir ninguna—pocas veces se ha equivocado, porque aquellos que han contendido bajo su égida han resultado vencedores.

Pero como nada se dá a cambio de nada, don Héctor Sierra cobra en especie su respaldo, como posiciones políticas, protección a sus almacenes de combustibles con el fin de que el gobernante en turno no le moleste en este asunto, además de proveer de gasolina a los Ayuntamientos; como buen empresario sabe hacer negocios y la política no podía ser la excepción para un hombre como él.

En la grilla Sierra se desliza como pez en el agua, es sagaz y eso hay que reconocerlo, sabe estar en el lugar y el momento adecuado para sacar partido, sabe leer las circunstancias, se diría que se las huele, de ahí que sea un factor determinante para influir en la política municipal, tanto que algunos le llaman hacedor de presidentes y de alguna manera tienen razón.

Recientemente, para ser exactos, el pasado 20 de agosto—con motivo del deceso de Francisco Javier Fong Choy—, se le vio en amena charla con algunos posibles candidatos a la presidencia, entre ellos, Malaquías Aguiar Flores, un comerciante con fuerte presencia en el municipio, y al cual, según se ha comentado, que cada vez que hay elecciones se le ha propuesto la candidatura presidencial, sin embargo, el próspero empresario se ha rehusado a ello, aunque en esta ocasión, todo para indicar que podría aventarse al ruedo, ya que se le ha visto muy cercano a quienes mueven el pandero político.

En esa tertulia, también se encontraba el ex presidente Enrique Jiménez López, el cual estaba supuestamente divorciado políticamente del grupo-Sierra, y que incluso, en el presente trienio fue relegado vergonzosamente de toda actividad política, a tal grado que lo llevó a decir que no volvería a participar en política, luego de ser el principal operador político del ingeniero Rubén Arteaga, cuando éste participó bajo el color azul por la alcaldía acaponetense. Posteriormente, se supo que traicionó al ex priista y en el último minuto, Héctor Sierra hizo lo mismo, en tanto que Raúl Escobedo, todavía dirigente del PAN, le dio el tiro de gracia, a cambio de una regiduría para su hijo del mismo nombre.

Así pues, los grupos o corrientes del PRI empiezan a organizarse con miras a las elecciones de 2014. Es evidente, pues, que el PRI no está dispuesto a delegar el poder como en el 2008, año en que por cierto, don Héctor Sierra jugó un papel predominante que llevó al poder al PRD, aun cuando este instituto político no tenía ninguna presencia en el espectro municipal, pero Sierra Martínez—se dice—inyectó sumas millonarias para lograr su objetivo, el cual consiguió merced al divisionismo que reinaba al interior del tricolor.

Y en este año las condiciones entre los priístas tiene mucho parecido con el escenario de 2008, cuando menos, en estos momentos de escribir esta columna. El PRI en este 2013 parece no tener una dirigencia fuerte, capaz de llevar a buen puerto los próximos comicios, ya que, doña Carolina Pérez, quien lleva la batuta del tricolor, con todo y su buena fe, parece faltarle carisma, liderazgo para unificar al partido.
Carisma y liderazgo, son dos elementos que debe tener todo buen dirigente político, si no se tienen, los militantes caen en la confusión, se dividen, y en muchos casos terminan desertando de las filas de su partido y, como consecuencia, vienen las derrotas político electorales. En fin, las elecciones prácticamente están en puerta, como la conformación de una alianza PAN-PRD, que pugnará por hacerse del poder, aunque a decir verdad, por el momento no se ve ninguna figura o posible candidato que pueda dar la batalla a un PRI renovado y fortalecido a nivel nacional.


Así pues, a pesar de las desavenencias que se perciben en el ámbito local, es casi seguro que el PRI, en última instancia, se reunificará, es decir, cerrará filas porque no está dispuesto a volver a perder la presidencia municipal, ni ningún otro cargo de representación popular, por eso ha comenzado a afinar su artillería, la prueba más contundente de esto, sin duda, fue ese encuentro casual, entre el poderoso magnate Héctor Sierra Martínez y Enrique Jiménez, dos bujías que impulsarán fuerte por colocar al candidato que ellos consideren que ganará el proceso electoral de 2014.