Suspenden clases en Acaponeta por la ola de zancudos y por temor al dengue

*La negligencia tanto del alcalde gallo Arellano y de las autoridades del sector salud ponen en riesgo la salud de los acaponetenses

30 / Septiembre / 2013

Por. Juan Fregoso

Acaponeta, Nayarit.-Tal parece que las autoridades sanitarias no son capaces de controlar el problema del dengue, al grado de que el centro de salud no se da abasto para atender a una gran cantidad de personas con síntomas de esta enfermedad provocada por el bicho que la provoca.

Recientemente, un verdadero enjambre de zancudos ha invadido la ciudad, amenazando la vida de la gente ante la apatía de la Coordinación de Salud que ha demostrado su ineptitud para hacer frente a este problema que se ha tornado más severo en los últimos días.

La negligencia de las autoridades especialmente sanitarias es evidente, debido a que no ha implementado las medidas preventivas necesarias, ya que las nebulizaciones han sido escasas y sólo se ha realizado en algunas partes de la población. Muchas colonias de la periferia no han sido nebulizadas, como tampoco algunas localidades rurales, las brigadas no han llegado a esos lugares considerados más vulnerables por las precarias condiciones en que viven las personas, lo que las coloca en una situación de alto riesgo, de hecho, la mayoría de los afectados por dengue provienen justamente de estos asentamientos.

El problema es sumamente grave como así lo revela el hecho de que este viernes 27 fueron suspendidas las clases en varias escuelas, incluida la preparatoria, a consecuencia de la ola de zancudos que ha venido arrasando a la población. Este día los alumnos se quedaron sin recibir clases para permitir la nebulización de las aulas, inclusive, el propio centro de salud fue nebulizado por la gran cantidad de insectos que se alojaron en el sanatorio que se encuentra repleto de pacientes haciendo fila en espera de ser atendidos.

Con todo, las autoridades sanitarias no han puesto la atención debida y el problema lejos de disminuir se ha ido propagando a lo largo y ancho de la geografía del municipio de Acaponeta. Algunas personas responsabilizan a la señora, Socorro Villa y al Odontólogo Renato Gallardo, administradora y coordinador de salud, respectivamente, pues argumentan que dichos funcionarios no tienen la capacidad para instrumentar una política de prevención adecuada para controlar el flagelo del dengue.

Pero también responsabilizan a los Servicios de Salud del Estado, que encabeza el ingeniero Óscar Villaseñor. Los tres funcionarios en mención no reúnen el perfil para desempeñar el cargo que tienen, pues al frente de estas instituciones deberían estar médicos generales con pleno conocimiento de lo que significa el cuidado de la salud, para adoptar las medidas idóneas en este tipo de casos.

Por ello, ante la incapacidad de dichos funcionarios el problema se agudiza día tras día. El número de personas infectadas por el mosquito Aedes Aegypti va en aumento, ante la impotencia de los médicos y químicos que no se dan abasto para atender a tanta gente enferma, generalmente del dengue clásico, pero con la sintomatología del hemorrágico que disminuye el número de plaquetas en el torrente sanguíneo y que pone en riesgo la vida del ser humano.

Ante este panorama se requiere que todas las autoridades implementen un programa preventivo verdaderamente eficaz que controle cuando menos la proliferación del mosco transmisor del dengue, pues por lo que se ve no es suficiente con mantener limpios los patios, como se recomendó en un principio, ni las pocas nebulizaciones que se han llevado a cabo, urge adoptar otro tipo de medidas más eficaces para abatir este fenómeno que ya se convirtió en una pandemia, pero que las autoridades han intentado minimizar, ocultando incluso, las cifras reales de esta enfermedad, sobre todo de los casos de dengue hemorrágico, el cual extraoficialmente ya cobró la vida de un infantes, según trascendió en el municipio de Huajicori, pero esto no ha sido reconocido por las autoridades de salud, quizá para no alarmar a la población, aunque ésta ya vive en un estado de psicosis.