EL ITACATE: El Hombre que se Creía Dios

No tendrás otros dioses delante de mi.
(<<Yo Soy Yo>>)

02 / Octubre / 2013

El hombre que se cree perfecto, dice que Dios así lo dispuso, desde el comienzo de su oración y, a pesar de la caída de Adán y Eva, él no lleva el pecado en su ser, porque ya Cristo-Jesús lo elevó a la suma perfección, O sea, se cree un dios en la tierra, a pesar de que tenga necesidad mundana de excretar, por donde ya se sabe, sus inmundicias.

Pero, según el diccionario, ¿qué debemos entender por perfecto?
Lo que tiene todas las cualidades requeridas. Lo bien terminado. Lo exacto. Lo que no ocupa que se le agregue nada, pues todo lo posee en sí, positivamente hablando.

El ser humano muere, ergo, no es perfecto, perfecto, sólo lo eterno, sólo Dios.
Mateo V, 48: Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Col. I, 28: ,,, para que presentemos a todo hombre perfecto en Cristo Jesús,

¿Sabe el que se cree perfecto que el cristianismo con lleva una <<sabiduría oculta>>, que hubo un misterio oculto desde los siglos y edades, y, acaso lo conoce? (V. 16). ¿Manifiesta en su quehacer cotidiano a Cristo? ¿Camina por la existencia sin fregar, de alguna u otra forma, a sus semejantes, e incluso a sus familiares? ¿Predica con el ejemplo? ¿o se disfraza de un <<ángel de luz>>?... ¿mira con pena y lástima a todos aquellos que no piensan como él, y que se considera un <<elegido de dios>>? La soberbia y el orgullo no pertenecen a lo que se llama <<Reino de Dios>>.

por sus frutos los conoceréis, dijo el Maestro. A estos individuos, mortales humanos, la vanita vanitatum -diría Salomón-, los ciega, y un ciego no puede recorrer el camino, o sendero, del saber trascendental sin caer. Son los que terminan dando vueltas sin fin en su propio laberinto, en sus alucinantes meandros mentales, sin ningún <<hilo de Ariadna>> que los guíe. Su bestia continúa viva en medio de ese Dédalo, y la gente prudente y humilde vé, día tras día, cómo se convierten en piedra ante la vieja Gorgona. No supieron convertir su escudo en espejo, ni usar la espada de la verdadera fé. Sembrarán lo que cosecharon, frutos huecos que se pudren al instante. No saben lo que hacen

Sigue dominando el hombre viejo; no han recibido el bautismo de fuego, sino sólo el del agua. No han bebido del vino ni comido el pan del espíritu sagrado, sino sólo miran a Cristo como un reflejo; no han palpado las llagas del resucitado. Pero aún así tienen oportunidad de seguir buscando –con la seguridad de contemplarlo y poseerlo en verdad y vida- ese <<tesoro en vasos de barro>>. Todo está en su bordón de peregrino lleve la insignia de la humanidad y la buena fé, que mucho les hace falta.
FINIS TERRAE: ¿Quiénes dicen los hombres que soy yo? (Evangelios).