Con nostalgia recuerda El Malagana la lancha que hacia el servicio en Santiago

08 / Octubre / 2013

Por José María Castañeda

SANTIAGO.- El nombre de Raúl Lupercio Lozano, para muchos quizá pase desapercibido pero si en cambio dijéramos que es el mismo mocetón en aquellos gloriosos años cobraba la pasada en la lancha rustica que hacía el trayecto Santiago, la Presa o viceversa entonces todos los que andamos tostoneando sabremos quién es.

Entrevistado respecto a la vieja añoranza de nuestra querida lancha de los cargadores Raúl Malagana Lupercio dijo que No pus es que el vieja era de aquí de Santiago a la Presa, ese era el recorrido que dábamos nosotros nada más, era nuestro trabajo diario transportar gente estando el río crecido o estando bajito de todas formas hacíamos nosotros el trabajo de llevar a la gente de allá paca y de aquí palla, como surge la idea de transportar gente en lancha en tiempo de lluvias y en el viejo puente hecho de vigas de llano y de tablones en tiempos de secas platícame mira aquí debo de decir que en la unión de cargadores ese era su negocio, y nosotros nada más éramos trabajadores, era negocio era una sociedad cooperativa hombre de pocas palabras el Malagana, insistió en que si era negocio pero nada más para los patrones en ese tiempo los cargadores de placa, los demás éramos trabajadores nada más.

Al preguntarle al malagana cuál era su sentir al ver abandonada con la mayor parte de su madera podrida a la lancha que fuera su herramienta de trabajo por muchísimos años, si como no me da sentimiento de ver aquellas cosas que quedaron en la nada. Al decir esas palabras notamos que de sus ojos sentado afuera del almacén de Iansa, cargando y descargando bultos de fertilizantes, dos lagrimas rebeldes resbalaron por sus mejillas, las lanchas se unieron ahí y la que estaba en la alameda y ahora afuera del almacena del ayuntamiento fue la única que se rescató, porque se decía que iba a rehabilitar para ser exhibida al público como el medio de transporte para los santiaguenses y los habitantes de la Presa, sin embargo todo fue mentira y ahí se aprecia la lancha 5 de febrero, así se llamaba pudriéndose con el sol y la lluvia,

En tiempo de secas hacíamos el puente de madera por petición de la misma asociación de cargadores luego de sacar la guía forestan que nos entregaba el capitán Samuel Ledesma Romero, debo de decir que cuando crecía mucho el río tumbaba el puente de vigas de llano y de tablones y nos íbamos río abajo en las lanchas a rescatar algo de madera y vigas ya que muchas desaparecían debido a que la madera era muy apreciada por quien deseaba construir una casita, o simplemente para reforzar sus cercos, Nosotros a la hora de construir el puente de vigas, enterrábamos las vigas a puro pulmón tendíamos un hilo de punta a punta, luego poníamos tacones y esa era nuestro nivel para poder armar el puente siempre un metro arriba del nivel del agua esa era nuestra labor desgraciadamente la modernidad vino a terminar una era de trabajo donde como siempre sucede los pobres nos quedamos más pobres y bueno pues ahí ganaron los que tenían que ganar, los operadores de aquellas viejas lanchas, mira antes de darte los nombres de quienes trabajábamos armando el puente éramos Tomas Calderón José, un muchacho que se llamaba Luis, Miguel Curiel, unjo que le decían el Pacacho, mi hermano Felipe QEPD yo mismo, varias personas éramos las que trabajábamos en esos puentes que hacíamos año con año, los operadores de las lanchas eran Toño, mi hermano Felipe, era Vicente, era el Guaqui, era José, y Yo, dijo finalmente Raúl Malagana Lupercio;