LA VERDADERA HISTORIA DEL ‘CALLEJON DEL DIABLO’

17 / Octubre / 2013

Por Jolumeca

Ixtlán del Río, Nayarit.- Hace algunos años existía a corta distancia de lo que hoy es el centro de la ciudad, una estrecha callejuela conocida con el nombre de ‘Callejón del Diablo’, la citada vía consistía en un pasadizo sombrío bordeado de árboles frondosos y atravesaban un paraje solitario en el que, a modo de vivienda se descubría una casucha paupérrima habitada por un tísico.

Ya sea por el enfermo, por el nombre del callejón, o quizás por lo feo, el hecho es que poca gente se aventura de día por esa ruta y quien la utilizaba lo hacía apresuradamente, por la noche únicamente los más temerarios se atrevían a cruzar tal callejuela totalmente alerta porque después del ocaso reinaba una profunda oscuridad, tan oscuro que parecía que era el fin del mundo.

En cierta ocasión, uno de aquellos bravos capaces de tragarse al propio diablo volvía a casa, luego de una sabrosa plática con sus compañeras de la ritual tertulia nocturna, se internó por el callejón y hallándose a mitad del camino acertó a vislumbrar una figura que se apoyaba en el tronco de una de los arboles, tuvo un pequeño sobresalto pero de inmediato se recuperó del susto.

Pensó si se trata de un forajido ‘ahorita me lo echo’ pensó apretando los puños, se dirigió resueltamente hacia el sujeto y estando a unos paso se iluminó la escena y surgió ante los ojos del macho el diablo que reía malignamente, el noctambulo sintió miedo, pero acicateado por el instinto de conservación, en lugar de desmayarse puso pies en polvorosa evitando una desgracia segura.

Y como sucede siempre que se trata de calamidades públicas, alguien ducho en cuestiones diabólicas aconsejó que para evitar que el diablo comenzara a incursionar fuera de su reducto y se abatiese sobre la comunidad, se depositaran diariamente algunas ofrendas, de preferencias joyas y monedas de oro, y así se hizo, las ofrendas desaparecían a diario siendo la realidad que era diablo ratero.