Se alborotan calientes para el 2014, quieren seguir pegados a la ubre

04 / Noviembre / 2013

Por José Ma. Narváez Ramírez

Hace varios años, las plazuelas públicas tenían varios árboles que además de embellecerlas, proporcionaban sombra y frescura a quienes las visitábamos e íbamos a disfrutar de estas bendiciones, aunque a veces nos tocaba alguna cacarruta que los pajarillos en su diario trajinar por la existencia soltaban displicentes, sin ningún ánimo de causar el menor disgusto a los paseantes que en esos tiempos nos arrimábamos a sombrearnos un rato; hoy aquellos frondosos compañeros de bancada fueron talados aduciendo que los árboles son nada más para los rancheros, según afirmó un tal Zimancas, encargado de la ecología municipal, al andar casi con las sierras en la mano queriendo pegarle en la maceta a los arbustos que están en la avenida Juárez de Tepic.

Después, era tal el desarrollo normal de las susodichas aves, que no tardaban en invadir la arboleda formándose miles de nidos que traían consigo la natural prole de acompañamiento, haciendo poco menos que imposible convivir con estos animales, que en su gran mayoría pertenecen a la familia de los cacalotes y al atardecer se reunían para pernoctar entre los recovecos de las tupidas ramas, haciendo un ruido ensordecedor a esa hora y al amanecer, llenando al mismo tiempo de excremento bancas y suelos de las pintorescas plazas. Esto bastaba a los jardineros o encargados de la limpieza de esos lugares, para proceder, primero echando cuetes para espantar (o matar), y hacer huir a los intrusos posteriormente preferían consultar a los ecologistas para que estos dieran la estúpida orden de mejor tumbar los palos y así quedaron pelonas la mayoría de las plazas principales que tanto ayudaban a embellecer los viejos edificios que albergan al poder ejecutivo, inclusive con un también vetusto reloj que casi nunca funciona en forma normal, pero siempre luciendo en su corona casetera nuestra gloriosa Enseña Nacional.

Pero ya nos salimos del tema, decíamos arriba que se vuelve a alborotar la cacalotera porque regresan a pretender sacrificarse por su vapuleado pueblo una sarta de malandrines que cada tres o seis años retornan a alborotar la gallera para colgarse o seguirse manteniendo pegados a la ubre presupuestal aduciendo una sarta de falsas promesas –como las de los novios de rancho a las quinceañeras, para dejarlas vestidas y alborotadas si no, panzonas-. Pero ahí vienen otra vez a ensuciar la rama retachando el cuento del eterno cambio y que sacarán al campesino del abandono proverbial en que lo tienen, y una sarta de bembadas que ya deja atosigados a los ciudadanos que a pesar de todo, esperan con ansias las campañas para ver qué van a regalar ahora los calientes Ustedes ya saben que con una torta, un cachuchazo o un refresco tienen para resistir las jornadas de sol a sol que se avientan en pos del triunfo los candidatos Ahora ya se estila, con las visitas domiciliarias desvelarse o desmañanarse El asunto es hacerle al cuento

Muchos barruntábamos que ya las campañas politiqueras iban a ser cosa del pasado o que nuestra gente cansada de tanta payasada no les iba a hacer mucho caso, con tanto juego satírico de una democracia de la que todos los políticos hablan pero que nadie la conoceNi Juan Pueblo Y como caso curioso ya no es posible encontrar entre la cacalotera a pájaros pobres, sino puro rico dispuesto a morir en la raya por seguir sacando lana sin trabajar

Pero Control Señores Control Entre tanto cacalote puede haber uno que se vista de mártir –como Colosio- y le entre a defender al jodido Si no se lo escabechan Podría darse el caso
311 145-18-81.