Líneas: Entre artistas y remedos te veas

Por: José Ma. Narváez Ramírez.

13 / Noviembre / 2013

Hace días (serán agruras, dijera mi amigo y paisano Nacho Flores) que llegó la noticia de que la Alondra de Huentitán mandó llamar a su rancho al encantador de perros, César Millán, oriundo de Sinaloa y que tiene un programa en la TV de los EUA, para que le diera una revisada a sus canes de alta catego con que cuenta el popular artista y cantante vernáculo, aprovechando un viaje de negocios para el que fue contratado el domador y para que le saliera mas barata la consulta.

Sucedió –a mí no me crea, nomás me platicó un sobrino que por ahí andaba en Huentitán de metiche- que uno de los perros de Don Vicente corría para tercera o le hacía agua la canoa –como a muchos que usted conoce y que andan en la misma órbita- y que lo más extraño es que era de raza bulldog, de esos que presumen sus dueños de muy machos, peleoneros y que son de piquete corto...

Cuando el amigo examinó al cara de perro chata y arrugada pero con cuerpo de boxeador, primero le echó una ojeada al sexo del animal para no equivocarse, luego le vió el colmillo derecho para checárselo bien porque dicen que los canes animal-sexuales (ya que no son homos, es que esos son los humanos descendientes de la clase sodomense, esa que viene directamente de Sodoma, esquina con Bucareli, en el DF); con ayuda de dos caballerangos del divo del mariachi le ayudaron a levantarlo sobre sus patas traseras pero ahí empezó a gimotear y luego a ladrar como perro enojado. Preguntó como se llamaba y le contestaron que Juango, enseguida le ofreció un jugoso bistec de res y el can le hizo un fuchi despectivo y lo rechazó. César se quedó buen rato observándolo y por fin al cabo de una hora le dijo a Don Vicente: Lo siento Señor Fernández, su perro es joto y no puedo regresarlo al mundo de los canes machos, así es que tendrá que resignarse a no tener descendencia de esta clase.

-No mi estimado encantador, si lo que quiero que le examine es el colmillo izquierdo porque tiene días que no come el desventurado y nadie lo ha podido curar... del otro padecimiento que usted dice ya estoy enterado y me da mucho gusto... Así déjemelo pero trate de componerle la dentadura...

-Por ahí hubiéramos empezado, Señor, en tres patadas le quitaremos ese mal... aunque me gustaría tratarlo de lo otro porque es un ejemplar muy bien desarrollado y tendría excelentes herederos.

-De ninguna manera, amigo César, bastante lana le pagué a un médico sueco que mandé traer para que le cambiara el sexo a mi querido Juango, para que usted me lo quiera volver a la cochina vida de perros comunes y corrientes... Usted párchele el colmillo y dígame cuánto le debo y en cuántos días estará listo mi bulldog porque por ahí le tengo un ejemplar muy bien plantado...

-OK, Don Chente, hoy mismo le arreglo su colmillo a Juango y se lo dejo listo para unos tres días más.

-Gracias mi cuate encantador, más le valió que yo llegara a tiempo porque si le cambiaba sus preferencias actuales a mi perro, de seguritito ya lo estuvieran enterrando aquí por un lado, porque yo personalmente me habría encargado de pegarle un tiro con mi 45...

-No se preocupe Don Chente, aquí le voy a dejar unas pastillitas regaladas para que se les de a Juango una vez a la semana y le de batería a todos los perros que le tenga asignados.

-Pues por ahí déjeme unas cuantas a mí para estar preparado para cualquier emergencia...

Y Control... Señores... Control... Dicen que César Millán regresó sano y salvo a Los Ángeles y cuentan los dos caballerangos de Don Vicente que más tardó en aliviarse Juango que en hacerle caso al colmillo, pidiendo a ladrido abierto su pastilla milagrosa... Qué cosas... Por ahí dicen que va a mandar traer a Millán un conocido ranchero nayarita porque le salieron varios caballos finos haciéndoles fuchi a dos que tres potrancas en edad de merecer... ¿Será?

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