Santos Y Pecadores: Las voces anti-progresistas...

Por Abisaí Barajas

22 / Noviembre / 2013

Sobre las voces que le apuestan a que no se hará realidad el Canal Centenario, anunciado en fechas recientes por el Presidente de México Enrique Peña Nieto, habría que agregar dos cosas: 1.- que provienen de personas identificadas con el PAN y PRD, deseosas de que no progrese Nayarit, y 2.- con una mala intención para generar cierto descontento social.

Sin embargo, ni con mala publicidad, ni con malos augurios, las dirigencias del PAN y PRD, ni sus testaferros, lograrán frenar el desarrollo de Nayarit con el despegue de la actividad hidroagrícola impulsada por la construcción del Parque Agroindustrial y el Canal Centenario, millonarias obras cuyas construcciones iniciarán en 2014.

Resulta interesante que estas personas, las cuales por décadas han lucrado con la pobreza de las familias nayaritas, hoy que vislumbran ese desarrollo reaccionan como si vivieran una pesadilla. Esa reacción pudiera deberse a que estos logros no los pudieron impulsar sus partidos, y por eso les es difícil soportar que el PRI sea el gran impulsor.

Dejando de lado partidos y política, lo que a Nayarit le urgía eran soluciones para detener esa pobreza que parecía avanzar como gangrena por todo el estado. En tiempos actuales vemos un Presidente y un Gobernador preocupados y ocupados en revertir esas espantosas tasas de pobreza que durante mucho tiempo nos han mantenido en la escena internacional.

Desde 1976, como País, hemos atravesado situaciones difíciles con agudas crisis manifestadas en los niveles estructurales e institucionales, enajenando por décadas los preceptos del bienestar social y de paso, el concepto de desarrollo. Es decir, vivimos con tanta negatividad, que no alcanzamos a asimilar lo bueno que debe venir para México.

Pero para eso debemos estar preparados como mexicanos y como nayaritas. Ante los grandes retos del desarrollo, no podemos cruzar los brazos, por el contrario, debemos preparar nuestras actuales generaciones que serán las que decidan el futuro de nuestro País y estado. Sólo preparados, con educación y actitud podremos pasar ese umbral del desarrollo.

Por eso hoy vemos gobiernos emanados del PRI que procuran rescatar su carácter público y social, cercanos a la gente, para regresar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, las cuales en principio fueron concebidas tanto para generar un orden como también un desarrollo sostenido en todos sus temas y sectores.

Además, en nuestra nación alcanzamos a percibir una oposición realmente carente de argumentos y con una honda ausencia de compromiso con las clases más desprotegidas. De hecho, prevalecen los intereses personales y de grupo por encima de las necesidades más sentidas de la población o de sus militantes, según se quiera ver y entender.

Y si a eso le sumamos los divisionismos internos que caracterizan al PAN y PRD, los grandes enemigos del partido en el poder, entonces debemos comprender que esos institutos políticos están destinados al fracaso social. Por lo tanto, esos factores permitirán la consolidación del PRI como única opción electoral en al menos las dos próximas décadas.

Quizá estas percepciones debieran hacernos ver que hoy por hoy, la mejor opción para conducir los destinos de México y Nayarit, son los gobiernos emanados del PRI, quienes si bien es cierto son cuestionados, cuentan con una amplia experiencia en las formas de gobernar un país como el nuestro que, al fin, advierte condiciones diferentes.

O dicho de otro modo, y quizá de manera más filosófica: para que México sea el país que todos queremos, debemos cambiar nuestra actitud y nuestras maneras de pensar. No podemos vivir toda la vida culpando a otros de nuestras desgracias o lamentándonos de cómo nos ha ido. Es tiempo de ver las cosas con una óptica distinta y tal vez con un poco de optimismo.

La verdad resulta bochornoso mirar un sitio y luego otro, y ver lo mismo: gente quejándose de todo, o lo que es lo mismo, en contra de todo y a favor de nada, como si ya fuera una costumbre propia de los mexicanos, la cual lejos de ennoblecernos como personas, nos encamina a esa enfermedad llamada insatisfacción patológica-crónica-degenerativa y altamente contagiosa.
Si queremos que cambie México y nuestro estado, empecemos por cambiar la mentalidad de nosotros mismos, sólo así viviremos en el mundo que todos queremos vivir. Ya es viernes amigos lectores, disfrútenlo, gócenlo y vívanlo, porque días como hoy quizá no se repitan en nuestra vida. Hasta la próxima...