Líneas: Grandiosas mañanitas a nuestra Virgencita de Guadalupe

Por: José Ma. Narváez Ramírez.

13 / Diciembre / 2013

Con toda seguridad usted dedicó la madrugada del día 12 de diciembre a ver y escuchar (¿y cantar también, porqué no?) el programa de Televisa que presentó a todos y cada uno de los artistas que le brindaron sus actuaciones especiales a la Santísima Virgen de Guadalupe, Reina de México, e igualmente sintió que se le ponía la carne de gallina al oír interpretar a los famosos cantantes el ramillete de melodías en honor a la Morena del Tepeyac.

Pero le aseguro que se le grabaron muy adentro las imágenes de los millones de peregrinos que pausadamente iban arribando a la Basílica para ofrendar el más grande agradecimiento a su Patrona, y de pasada presentar sus respetos y sus personales mañanitas en una ocasión más que se le brinda un cariñoso y fervoroso homenaje.

Y ahí estaban los mexicanos acompañando su acto de fe y sus desgarrantes muestras de la misma al ir desfilando de rodillas, cargando con un hijo, para presentarlo como una estampa milagrosa de que su pedimento fue escuchado. Adultos, jóvenes y niños marchando con sus miradas al frente, limpias, llenas de luz y de esperanza reflejadas en sus rostros plenos de abnegación y de humildad.

Mientras, allá en el foro los cantantes deleitaban los divinos oídos de la festejada, que parecía abrir las manos en señal de acogimiento dando a su vez las gracias por la humana ofrenda que varios millones de fieles le tributaron al unísono de las melodías.
Y la hermosa misa que se ofició en ocasión de un cumpleaños más de esta Eterna Soberana, que un día se le apareció a Juan Diego y dejó plasmada su imagen en el bendito ayate, además de varios hechos insólitos que prueban la indiscutible veracidad de sus apariciones.

Virgencita mexicana, has que mi patria esté salva, de la corrupta ambición cantó con voz bravía la intérprete de ranchero Aída Cuevas, secundada por el tenor Fernando de la Mora en altos tonos de reclamo, en bellos arpegios de armonía tocados en acompañamiento por los mariachis y la orquesta.

Noche o madrugada de gusto y dolor, de tradición y de demostración de fe y de cariño entrañable, de flores y retablos, de pinturas hechas a mano y reproducidas en lienzos que se enmarcaron con pedazos del alma y corazón.
Recordamos a Lola Beltrán invitando a de la Mora hace 30 años. Y a doña María Victoria y a Marco Antonio Muñiz saltando del Blanquita a la Basílica pero todos con devoción, santiguándose ante el altar de la Guadalupana

ControlSeñora Control Una noche para reflexionar y pedir que la Virgen nos de fuerzas para seguir adelante en esta camino de necesidades plagado de asaltantes que a plena luz del día nos roban, nos secuestran, nos hieren, nos matan con las armas de la impunidad escondidos en el trasfondo del vicio y la prostitución Cuídanos Virgencita del Tepeyac, protégenos con tu glorioso manto ¡Bendita seas!
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