Por homicidio de Karlo Vladimir, hunden a los 3 acusados

08 / Enero / 2014

Por Oscar Verdín Camacho

El pasado 21 de diciembre, en el centro comercial Home Depot se produjo un encuentro casual que unos días más tarde resultó vital para el esclarecimiento del homicidio del joven arquitecto Karlo Vladimir González Cortés, de 25 años de edad.
Ese día, Karlo Vladimir era acompañado por Josué Esaú Castro Caldera, quien saludó a una persona con quien Karlo había quedado de verse en la citada tienda. La cara, las ojeras y el nombre –no muy común- de Josué Esaú, quedaron frescos en la memoria del testigo.

Un dato más: cuando la noche del martes 24 Karlo Vladimir fue asesinado a balazos y apuñadas en el domicilio de Josué Esaú, por calle Iturbide de la colonia Moctezuma, éste resultó herido y fue llevado al hospital San Rafael en el automóvil de la víctima, ordenando a sus cómplices Erick Alexis Ponce Reyes y Víctor Manuel Ramírez Ríos, que abandonaran el vehículo tipo Tsuru en cualquier parte.
Entonces se produjo otra coincidencia: el coche fue dejado en la colonia El Rodeo, una zona frecuentada por el testigo clave.

Así, un familiar de Karlo Vladimir que el 25 de diciembre observó estacionado el vehículo Tsuru, creía que su pariente se encontraba con el referido testigo, cuya identidad será omitida. Y fue esa persona una de las primeras donde fue buscado el muchacho por su familia, puesto que desde la noche del 24 no contestaba su celular y el día 26, ya de día, se observó sangre dentro del coche.
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Josué Esaú arribó al hospital San Rafael aproximadamente a las 7:30 de la noche. Más tarde, cuestionado por policías de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), señaló que había sido asaltado junto a su amigo Erick mientras caminaban por la colonia Morelos. Fue dado de alta el 26 de diciembre, el mismo día que familiares de Karlo Vladimir presentaron denuncia penal por su desaparición.

Fue así que una de las primeras personas entrevistadas por la policía fue el testigo ya mencionado, el que conoció a Josué Esaú en Home Depot, presentados por Karlo.
Y ahí estaba la clave. Tan pronto como el testigo mencionó que la última vez que vio a Karlo en persona, era acompañado por un tal Josué, los agentes tenían fresca la narración y el nombre de Josué Esaú del 24 de diciembre, supuestamente baleado por asaltantes. Y volvieron a interrogarlo, cayendo en contradicciones y aceptando entonces el homicidio.
Según el testigo, la noche de Navidad se encontraría con Karlo Vladimir. A eso de las seis de la tarde, Karlo le envió un mensaje anotando un ahí voy, pero no llegó jamás. Minutos después se produjo su muerte.

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La tarde del 28 de diciembre, los padres de Josué Esaú abrieron las puertas de su casa cuando policías, peritos y un agente del Ministerio Público se presentaron, seguros de que ahí estaba el cuerpo de Karlo, sepultado en el patio, junto a una alberca.
Nunca me pasó por mi cabeza que mi hijo llegara a matar a alguien, expresó el papá en una declaración ministerial.
La pareja había regresado de Guadalajara el 25 de diciembre, avisados de la situación de su hijo herido.
Salieron de Tepic el martes 24 a eso de las cuatro de la tarde. Y entonces Josué Esaú puso en marcha su plan: el arribo de Erick Alexis y Víctor Manuel y la muerte de Karlo Vladimir, por quien pediría 10 millones de pesos. Karlo, joven arquitecto, trabajaba en la construcción de un hotel en Bucerías, municipio de Bahía de Banderas.
Aquella tarde comieron pizza y vieron el programa Los Simpson. Y cuando Karlo se disponía a salir, empezó la refriega. Balazos, primero, con una arma tipo revólver que Josué pidió prestada, y luego cuchilladas.
Los tres muchachos son acusados de secuestro agravado, por la muerte de la víctima, y seguramente este miércoles les será dictado auto de formal prisión. Una joven, acusada de encubrimiento, ya fue puesta en libertad por falta de elementos en su contra.