Con visión ciudadana: Valiosa seguridad que vivimos

Enrique Vázquez Coronel

20 / Enero / 2014

Observar los últimos acontecimientos referentes a la triste situación que atraviesa el hermano estado de Michoacán desde la comodidad y seguridad de nuestro sofá, debiera hacernos recordar y valorar el gran logro de la administración de Roberto Sandoval y del personaje clave en esta titánica victoria el Lic. Edgar Veytia, Fiscal General del Estado de Nayarit. Si hacemos memoria a lo vivido hace apenas unos pocos años, veremos que la situación fácilmente pudo haberse desbordado y llegar a los escalofriantes extremos que vive hoy Michoacán, lo vemos ajeno, distante imposible incluso pero la realidad es que no dimensionamos correctamente la gravedad de la situación pues el hecho es que bien pudiéramos estar ahí, bien pudimos ser nosotros los que tuviéramos que seguir soportando el yugo del crimen organizado y atravesáramos una consecuente inestabilidad a causa de la inseguridad, lo que no haría sino sumir al estado en un círculo vicioso, donde la delincuencia se convierte en madre de muchos otros factores negativos.

En efecto, por principio de cuentas las inversiones extranjeras, el turismo, la economía interna entre otras variables, estarían por los suelos, los estados golpeados por el crimen organizado sufren por todos los frentes, por un lado los criminales exigiendo derecho de piso no permiten que los negocios operen de manera normal y prosperen y por otro lado la inseguridad es un claro inhibidor de la actividad económica, nuestro estado cuando atravesó los momentos de marcada inseguridad vio como la confianza de los consumidores desapareció, los pocos capitales que se movían al interior del estado escaparon en su mayoría a otros estados de la república e incluso al extranjero, quien no pudo darse el lujo de dejar todo atrás y dejar el estado, tuvo que abandonar la actividad económica pues el riesgo de un secuestro, de un asalto, del cobro de piso eran tan latentes, tan probables que en ocasiones no valía la pena el riesgo.
Admirable entonces que desde que llegara la administración de Roberto Sandoval y que el Fiscal General entonces subprocurador y tomaran las riendas de los cuerpos policiales y de la seguridad del estado hayan logrado abatir los efectos negativos y la presencia del crimen organizado en la entidad, sin duda el modelo de Policía Nayarit implementado ha sido un acierto, la certificación policial es la única manera de asegurar que los encargados de nuestra seguridad estén a la altura del riesgo, los gobiernos estatales que enfocaron toda su energía en terminar la tarea, hoy están cosechando el fruto de la seguridad.

El fiscal sin duda fue y continua siendo la figura clave si del tema de la seguridad se trata, la visión y valentía que aporta hicieron la diferencia, era pues indispensable un liderazgo fuerte que pudiera hacer frente al monumental reto que se tenía enfrente e incluso hoy una vez ganada la batalla principal, pero no la guerra, continua trabajando arduamente sin días libres, pauta o tregua a los criminales, pues una vez asentada la violencia galopante, hoy los esfuerzos del Fiscal se enfocan en impulsar las acciones que sean necesarias para poder implementar el nuevo sistema de justicia penal, con una estrecha coordinación con el Consejo de Coordinación para la Implementación del Sistema de Justicia Penal, la tarea es prácticamente un día de campo para el fiscal si la comparamos con lo realizado en primera instancia al conquistar las calles.

No en vano en fechas pasadas, los cónsules y asistentes a la Reunión Anual del Foro Parlamentario Asia Pacífico, invitaron al Fiscal, Edgar Veytia a compartir la reunión y elogiaron el excelente trabajo realizado en los últimos años, siendo incluso el único mando de seguridad invitado al evento por el senado, al igual que lo hicieron los legisladores, veamos la situación de nuestros hermanos michoacanos y valoremos el regalo que nos hicieren el fiscal y el gobernador de la gente, pues definitivamente, caminar tranquilo por la calle y dormir con tanta seguridad, no tiene precio.