Una alerta, aumenta detención de presuntos violadores

24 / Enero / 2014

Por Oscar Verdín Camacho

En la mayoría de los casos de violación de niños, el enemigo está en casa o en su entorno, muy cerca, así puede resumirse el apunte de distintos funcionarios, tanto de juzgados penales como los que dan seguimiento a investigaciones, que durante años han conocido estos delicados asuntos.

Padrastros, tíos, vecinos, amigos de la familia, aparecen involucrados en denuncias penales por violación de menores.

Otra constante: en muchos de los casos hay evidencia de descuidos en la atención del niño y una excesiva confianza por parte de los padres.

Un ejemplo: el pasado uno de enero en una colonia en Tepic, un sujeto de 43 años de edad que durante horas había ingerido bebidas alcohólicas se llevó a una niña, con el consentimiento de su mamá, a comprar más cerveza. Pasaba de las nueve de la noche. El individuo es pareja de la abuela de la niña, por lo que el asunto es conocido como el del abuelastro.

Consumada la violación en un baldío, funcionarios que dan seguimiento al asunto cuestionan cómo fue posible que la mamá y la abuela permitieron que la niña acompañara al sujeto a esas horas y en la condición de ebriedad en que se encontraba.

Por cierto, tras de que el sujeto fue detenido, justificó que no recordaba lo sucedido. Se encuentra internado en la penal de Tepic.
*
Son aisladas las denuncias de agresiones sexuales de extraños a niños; generalmente es alguien conocido, coinciden los funcionarios cuestionados.

Añaden que por insólito que parezca, se han presentado casos donde tras la detención del padrastro, en la mamá del menor se genera una incertidumbre porque el acusado suele ser el único que aporta recursos económicos en casa. Y ahora qué voy hacer si tengo cinco hijos, se recuerda la expresión de una señora.
Incluso, ha habido madres que llegan a otorgar el perdón legal y otras que en más de una ocasión fueron alertadas de acechamientos previos por parte del agresor –como observarlas en el baño o cambiándose de ropa, con frecuencia en casos de padrastros-, pero no le dieron importancia a la versión del niño o la niña.

Ahora corren igual peligro, no importa el sexo.
La recomendación que los funcionarios hacen es que se tenga un mayor cuidado con los menores y detectar si presentan repentinos cambios en su conducta, como miedo, aislamiento y tristeza, porque podrían ser avisos de que enfrenta alguna situación crítica.

Un juez que ha conocido numerosos procesos penales contra presuntos violadores, explicó que en muchos asuntos hay evidencia de que el menor ya había alertado del acechamiento del agresor.

Cuando llegan los expedientes con nosotros, casi siempre ya hay una historia larga. No fue a la primera agresión cuando son detenidos. Además, hay un sometimiento psicológico muy fuerte, un dominio sobre el menor.

Añadió que puede haber casos donde habría responsabilidad por parte de familiares que no prestaron atención al menor cuando éste les alertó el problema.

Otro funcionario explicó que en asuntos de denuncias de violación por parte de mujeres adolescentes, se han presentado casos donde el ilícito ocurrió en fiestas y tras haber ingerido bebidas alcohólicas, por lo que no están conscientes de lo que hacen y ni siquiera recuerdan qué consumieron. Otra situación es que llegan a presentar denuncias contra el novio, pero a sabiendas de que tuvieron relaciones sexuales con su voluntad, pero tratan de salvar el asunto cuando son descubiertas por sus padres.

En los últimos meses, ha sido frecuente que la Fiscalía General del Estado informe la detención de sujetos involucrados en ese ilícito. Tan sólo el miércoles se citó la captura de otro padrastro como presunto agresor sexual de una niña de siete años.